jueves, 27 de septiembre de 2007

11.ANEXO A: NOTAS BIOGRÁFICAS

Incluimos a continuación datos biográficos de Martín Dorizhoffer y Thomas Falkner, dos autores vinculados con la orden jesuítica y de importancia para la historia del protopaís argentino. Ellos aparecen mencionados en varios trabajos de la presente publicación.


Martin Dobrizhoffer

Nació en Friedburg, Alemania, el 7 de septiembre de 1718. Luego de recibir cierta formación humanística, a los 18 años ingresó a la Compañía de Jesús en, octubre de 1736. Hizo el noviciado en Crench, Checoslovaquia y en 1739 se encontraba en Viena dedicado a los estudios de lógica y filosofía. Asimismo, dio clases de latín y griego en el colegio de Linz y de retórica en otros dos institutos similares.
En vísperas de su ordenamiento se traslada al Río de la Plata hacia 1747 ó 1748. Hacia enero de 1749 se encontraba en Buenos Aires, en el colegio de la Compañía de Jesús, sito en el actual barrio porteño de Chacarita.. Hacia febrero de ese año se encontraba en Córdoba, donde estudió teología. Viajó con Florian Baucke y, según ciertos relatos, los amigó el gran humor de ambos. Baucke diría luego que “sus agudezas eran capaces de hacer reír a cualquiera”.
Hacia 1750 hizo su segundo noviciado. Desde 1750 a 1754 recorrió con Baucke las misiones de Mocovíes. Pasó por las provincias actuales de Santiago del Estero y el Chaco. Aprendió la lengua de los indios abipones con José Sánchez Labrador y con José Brigniel, que era compatriota suyo. Cabe señalar que para Brigniel los abipones eran una “tropa escogida de energúmenos”. En la misión de San Fernando permaneció Dobizhoffer tres años, junto al misionero Klein, y allí contrajo una grave enfermedad. Por ello debe ser trasladado a la actual Misiones para recuperar sus fuerzas, durante ocho meses.
Su siguiente destino registrable duró seis años, y fue San Joaquín de Taruma, al Norte de Asunción. Hacia 1763 se fundó reducción abipona Timbó -en español San Carlos. Actualmente no existe ciudad alguna en esa región. La misión es víctima de todo tipo de saqueos y hacia 1765 Dobrizhoffer estaba ya extenuado e imposibilitado en un brazo por una flecha indígena. El misionero volvió a Europa en 1767, junto a Baucke y todos los jesuitas, en el barco La Esmeralda.
Hacia 1769 llegó a Viena, para 1770 era ayudante en una biblioteca y en 1772 predicaba. Entre 1777 y 1782 escribió Historia de Abiponibus, bajo el impulso de la reina Maria Teresa, su interlocutora, y el libro se publicó en 1784. Compuso también coplas y versos, para los que tenía habilidad.
Martín Dobrizhoffer murió el 17 de julio de 1791, a los 74 años.
De la personalidad y carácter de Dobrizhoffer podemos darnos una idea, con ciertos exámenes físicos hechos sobre él por la Compañía de Jesús. Hacia 1740 se lo describió como de complexión “sanguíneo-melancólica”. En un segundo examen fisico de 1743, fue referido como de complexión “colérica-sanguínea”. El misionero, se decía, era un hombre de altos y bajos, de grandes arranques y de grandes desánimos.
Otra idea sobre sus estados de ánimos se refleja en una carta, mandada desde la misión de San Fernando. En ella se lee que “por espacio de tres años puede aguantar este estado de cosas, pero después se me hizo intolerable. Mi mal comenzó por no poder dormir, a causa de los mosquitos. Me levantaba de noche al no poder dormir por razón de ellos y para libertarme de los mismos, me ponía a caminar de un extremo a otro del patio. Así no dormía y tampoco podía comer. Me puse tan delgado y pálido que parecía un esqueleto. Revestido de piel, se opinaba que no viviría yo uno dos o tres meses, pero el provincial me salvó la vida, enviándome a las Reducciones Guaraníticas”. En Misiones se recuperó, como se ha mencionado, después de ocho meses de convalecencia.
Por otro lado, sus estados anímicos se muestran en los tres tomos de Historia de Abiponibus. Sus altibajos eran constantes y ello ha influenciado mucho en sus opiniones. En algún lugar escribió que los abipones eran guerreros muy inteligentes, en otra parte de la obra dijo que se arrepentía mucho de haber dicho eso. Luego expresó, también, que no había conocido pueblo salvaje en donde la noción de Dios no existiese, hasta que conoció a los Abipones.


Thomas Falkner

Nació en Manchester (Inglaterra) el 6 de octubre de 1702 y murió en Winterest (Inglaterra) el 30 de enero de 1784. Fue un sacerdote jesuita, y como tal, durante más de 40 años, fue un curioso observador de las características naturales del país y tuvo relación con los grupos indígenas que habitaron la Argentina en la última mitad del siglo XVIII. Esto le valió un profundo conocimiento de sus costumbres, lenguas e historia.
Hizo sus primeros estudios en Manchester y luego viajó a Londres, donde cursó medicina la Universidad de San Andrés de Edimburgo. Allí, Falkner fue alumno de Isaac Newton y también de Ricardo Mead Poco después de graduarse, en 1729, un barco esclavista lo contrató como cirujano de a bordo y, al mismo tiempo, la Royal Society lo comisionó para estudiar las propiedades médicas de distintas especies vegetales americanas.
En 1730 arribó a Buenos Aires en un barco negrero procedente de Angola. En esta ciudad enfermó gravemente y, mientras se reponía, trabó relación con el sacerdote jesuita Sebastián de San Martín, quien lo decidió a entrar en la Compañía de Jesús en mayo de 1732. Realizó sus estudios teológicos y filosóficos en Córdoba, hasta 1740, lugar donde también ejerció la medicina e instaló una botica (farmacia), que fue la primera establecida en la ciudad mediterránea. Entre 1740 y 1744 trabajó con los indígenas de Santiago del Estero y Tucumán. Desde 1744 hasta 1752 recorrió la pampa. Junto a José Cardiel y Matías Strobel fundó las misiones de los pampas en la provincia de Buenos Aires.
Hacia 1752, en uno de esos viajes, cerca del río Carcarañá, Falkner encontró restos fósiles de un gliptodonte, que estudió y describió. Ese fue el primer hallazgo paleontológico registrado en el país. Entre 1762 y 1767, enseñó matemáticas en la Universidad de Córdoba y a él se debió, en 1764, la fundación de la cátedra respectiva en dicha casa de estudios. Fuera del ámbito universitario, tuvo una vasta actuación como médico y naturalista, sobre todo como botánico.
Asimismo, el Padre Guillermo Furlong asegura que Falkner dictó un curso de psicología escolástica. El mismo Falkner llamaba a estos cursos como de “animística”, en relación al tratado sobre psicología escrito por Aristóteles y llamado De anima.
En 1767, cuando la Corona española expulsó a los jesuitas de América, Falkner abandonó la Compañía y regresó a Inglaterra. Allí, en 1774, dio a conocer su obra Description of the Patagonia and adjointment part of Sudamerica. La obra en inglés fue reeditada en 1788, traducida al alemán en 1775 y al francés en l787. Fue traducida al castellano por Manuel Machón, en 1774; luego fue publicado por De Angelis en 1835 y reeditado en 1854. También apareció, en 1788, el volumen Acerca de los Patagones, una obra que luego sería traducida por el padre Guillermo Furlong y publicada en el país en 1956. Esta obra no pertenece a Falkner sino que fue redactada por testimonios de un tercero.
Se ha dicho que el autor dejó escritos cuatro volúmenes, de dos obras que quedaron inéditas. Las mismas serían Observaciones botánicas y de mineralogía de productos americanos y un Treatise of European distempers cured by american druggs (Tratado de enfermedades europeas curadas con drogas americanas). Hoy en día se desconoce si es que existe algún ejemplar de ambas obras.

Falkner, a diferencia de Dobrizhoffer, no fue jesuita desde el comienzo de su carrera, sino que ingresó a la orden luego de padecer una grave enfermedad.


Referencias Bibliográficas

- Dobrizhoffer, M. (1784): Historia de Abipones. Publicado por la Universidad Nacional del Nordeste. Resistencia, Chaco, 1967.
- Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana- Espasa Calpe. S.A. Madrid. 1919. Tomo 5.
- Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana. Espasa Calpe. S:A. Madrid. 1915. Tomo 18. Segunda Parte.

10. LOS AMORES DE PSIQUE Y CUPIDO. (EL ALMA COMO MARIPOSA)

Introducción

La presente comunicación tiene como propósito trabajar con una de las posibles traducciones de la palabra “psique”. En una de sus interpretaciones puede significar mariposa.
Junto a esta interpretación de la palabra, también se tomará el relato incluido en El Asno de Oro o La Metamorfosis, de Lucio Apuleyo, autor romano que recoge derivaciones míticas de Psique (1).

La psique como mariposa por Jung y Lacan

Dos importantes autores en psicología que trabajaron la conceptualización de psique como mariposa, fueron Carl Gustav Jung y Jacques Lacan. En el libro Los Complejos y el Inconciente, Jung dice que “La palabra griega Psyché significa también, como es sabido, mariposa.”(2).
Con ésta consideración de Psyche, Lacan hace otras observaciones. En su Seminario establecido número 8 nos dice que “Psique está alada con alas de mariposa. Poseo objetos alejandrinos en los que psique está representada bajo aspectos diversos y a menudo provista de alas de mariposa, que en este caso son el signo de la inmortalidad del alma. Ustedes conocen las fases de la metamorfosis que experimenta la mariposa, o sea, que primero nace en estado de oruga, de larva, luego se envuelve en esa especie de tumba, de sarcófago, cuya forma recordará a la momia, y vive ahí hasta que vuelve a la luz del día bajo una forma gloriosa. La temática de la mariposa como significativa de la inmortalidad del alma había aparecido ya en la antigüedad y no sólo en las religiones diversamente periféricas. Ha sido utilizada incluso en la religión cristiana como simbólica de la inmortalidad del alma, y todavía se usa. (3).
Ambos autores hablan de Psique como mariposa y Lacan agrega que está representada con alas de mariposa. Ambas descripciones son coincidentes con un mito antiguo, relatado por Lucio Apuleyo. En su libro El asno de oro o la metamorfosis se cuenta el mito de Psique.



Datos sobre Lucio Apuleyo

Fue escritor y matemático. Nació en Madarca, ciudad de África, en el año 120 de nuestra era. Estudió filosofía en Atenas y jurisprudencia en Roma, luego de lo cual hizo viajes en los cuales aprendió doctrinas de sectas ortodoxas de Grecia. Al volver se casó por conveniencia con una viuda llamada Emilia Pudentila.
Fue acusado de hechicero en cierto momento y escribió luego una especie de apología de la magia llamada Oratio, que aún se conserva. En Cartago profesó la retórica y escribió Florida, colección de relatos oratorios, y La metamorfosis o el asno de Oro que cultiva el género de las fábulas. El asno de oro es una sátira de las costumbres del siglo II, donde el protagonista es convertido en asno como castigo a sus vicios. No es una obra original, sino inspirada en otra de Luciano de Patras, escrita medio siglo antes. La primera edición de sus obras se hizo en Roma en 1469, en folio.

La psique como mujer y su hijo voluptuosidad o placer

La narración de Lucio Apuleyo es interesante, porque allí se lee cómo se trabaja el mito griego de Psique. Antiguamente, las representaciones de Psique tenían forma de mariposa o de una niña con alas de mariposa.
En el relato de Lucio Apuleyo, Psique, que es una mujer, es seducida por Cupido, quien la lleva a un castillo en el cual tienen amores ocultos. Venus, la madre de Cupido, está celosa porque la mortal Psique compite con su belleza. Cupido salva a su amante de la cólera de su madre Venus, y se enamora perdidamente de Psique. Cupido mantiene la relación entre ellos -con una mortal- bajo la excluyente condición de que nunca intente ella mirarle la cara. La felicidad de la pareja dura cierto tiempo. Luego Psique, aconsejada por dos hermanas mayores celosas, finalmente trata de ver la cara de su amado, pero sólo logra que éste la abandone de una manera abrupta.
Psique intenta buscarlo desesperadamente y, además, espera un hijo de él. Finalmente, luego de mucho dolor y mortificación lo encuentra para unirse de un modo definitivo con él. La madre de Cupido, Venus, ahora aprueba la relación y le otorga al hijo de ambos el don de la inmortalidad. Dicho niño lleva el nombre de Voluptas o Placer.


Algunas observaciones

En el análisis de la relación entre Psique y Cupido, se pueden encontrar datos bastante interesantes. Si relacionamos que Cupido es el dios del amor y en la mitología griega el dios del amor es Eros, la relación entre ambos concita mayor atención. Psique es mortal y se presenta como el objeto de amor de Eros, quien es inmortal. Al separarse Eros de Psique, esta queda sola y desesperada. Dicha desesperación se produce luego de ver la cara de Eros, lo cual estaba prohibido para ella y para cualquier mortal. Luego de ver la cara de verdadera de Eros, este desaparece produciéndole a Psique un grave dolor, y sólo mediante el dolor vuelve a encontrar a Eros. Finalmente, al reunirse de un modo definitivo, del embarazo nacerá la Voluptuosidad o Placer.
El dato más sorprendente del relato de Apuleyo es que, además de inspirar representaciones de Psique con alas de mariposa, la Psique es originariamente una mujer. Pero básicamente es una mujer mortal que no puede verle la cara a Eros. Luego del pasaje por el dolor -ante el abandono- nace Placer como hijo de dioses, dado que le ha sido concedida la inmortalidad a Psique, quien ha sufrido así una metamorfosis. Cabe señalar que el relato de Psique-Cupido se encuentra en una obra en la que su autor, Apuleyo, habla del castigo de un hombre por sus vicios y de su transformación, a causa de ellos, en un asno de oro.

Referencias bibliográficas.

- Apuleyo, L. (1939): El asno de oro o la metamorfosis. Editorial Sopena. Buenos Aires.
- Enciclopedia Universal ilustrada Europeo Americana. Espasa Calpe S.A. Madrid. 1915, Tomo 5.
- Gregory, R. (1995): Diccionario Oxford de la Mente. Alianza Editorial. Madrid.
- Jung, C. (1994): Los Complejos y el Inconsciente. Ediciones Altaya. Madrid.
- Lacan, J.(1988) El Seminario de Jacques Lacan. Libro 8. Ediciones Paidós. Buenos Aires-Barcelona-México.
- Seyfferdt, O. (1965): Enciclopedia clásica de Mitología, Religión, Biografías, Literatura, Arte y Antiguedades. Editorial el Ateneo. Buenos Aires.
- Szekely, Bela (1922): Diccionario Enciclopédico de la Psique. Editorial Claridad. Buenos Aires.

Citas
(1) Una versión del relato recogido por Lucio Apuleyo en el libro citado, se incluye en el Anexo B de la presente publicación.
(2) Jung, C. (1994): Los Complejos y el Inconsciente. Ediciones Altaya, Madrid. Págs. 20-21.
(3) Lacan, J. (1988): “El Seminario de Jacques Lacan” .Libro 8. Ediciones Paidós. Buenos Aires-Barcelona-México. Págs. 256-257.

9. EL PROTOMEDICATO DE BUENOS AIRES

Introducción

El Protomedicato de Buenos Aires fue un capítulo esencial en la historia de la salud pública argentina. Se constituyó en el primer organizador que comprendió el ámbito de una ciudad entera, destinado al control de las epidemias. En segundo lugar, fue el encargado de dar los primeros cursos de medicina, previos a la creación de una carrera de esa disciplina. Finalmente, se contó entre las primeras instituciones médicas con intervención en la salud mental.

Protomedicatos en la historia española y latinoamericana

Se conocía al Protomedicato como el tribunal encargado de la autorización y control de licencias en medicina, cirugía y farmacia. Además tuvo otras funciones, con relación a lo anterior pero en cuestiones más puntuales. El Protomedicato de España fue el modelo para los posteriores ubicados en las ciudades de México y Lima.
El primer Protomedicato en Argentina fue el de la ciudad de Córdoba. La información sobre este protomedicato y su función no son conocidas hoy, pero existe la sospecha que sólo era una sucursal menor del de Lima, porque hasta 1778 las ciudades del territorio argentino dependían del Virreynato del Perú. En Córdoba, el Protomedicato tuvo fecha de inicio en 1640 y uno de los protomédicos fue Gaspar Cardozo Pereyra. Anteriormente había estado en esa ciudad el Protomédico Francisco Bernardo Gijón.
La independencia de las ciudades argentinas del Virreynato del Perú, impulsa la creación del Protomedicato de Buenos Aires, en 1779. En dicho año se produce toda una oleada de movimientos hacia la independencia del actual territorio argentino. Probablemente esta misma causa hizo que el tribunal hubiera desaparecido en 1824, aproximadamente, porque ya no había una dependencia de las órdenes españolas, las que había aplicado el Protomedicato de Buenos Aires.



Sobre el Protomédico Miguel Gorman

Miguel Gorman nació en 1736, en Irlanda. Se formó primeramente en las universidades francesas de Reims y París y en 1766 se trasladó a Madrid. Luego estudió en Inglaterra, donde aprendió un nuevo “método para inoculación de la vacuna”. Hacia 1775 fue designado como primer médico en una expedición a Argelia. Vino luego a Buenos Aires hacia 1777, con una expedición de Pedro Antonio de Cevallos (primer Virrey del Río de la Plata, desde 1776); pero por motivos políticos debió abandonarla. Fue obligado a quedarse entre las ciudades de Montevideo y Buenos Aires. Y al escasear los médicos en esta última, fue convencido por las autoridades para radicarse. Juan José Vértiz (Virrey del Río de la Plata entre 1778 y 1784) le dio el apoyo necesario para ser el primer Protomédico de la ciudad, medida que le causó más de un problema legal a Gorman, porque el puesto de protomédico era disputado por otros profesionales prestigiosos de la zona. La competencia acusó a Gorman de favorecedor de los ingleses, de bígamo, de una dudosa condición de cristiano y de apoderarse inadecuadamente de varios puestos rentados a la vez.

Las primeras medidas sanitarias de Buenos Aires y la lucha contra el curanderismo indígena

Por ese tiempo, se tomaban las primeras medidas sanitarias en Buenos Aires. La ciudad, al hacerse cada vez más grande y poblada, tenía graves problemas sanitarios y sufría frecuentes oleadas de pestes. El protomedicato tomó medidas para evitarlas, entre las cuales se incluía la inspección de navíos extranjeros para detectar la presencia de enfermedades traídas por viajeros. Asimismo, la repartición impuso disposiciones relativas a la higiene en el ámbito urbano.
Otro de los puntos conflictivos que debió afrontar el protomedicato, fue una de las luchas “eternas” de la medicina: el problema del curanderismo. En Buenos Aires se enfrenta contra creencias ya antiguas en la ciudad, como el empacho o mal de ojo. Gorman dice al respecto que:

“Gentes vulgares del País, opuestos a Médicos y vecinos de Boticas, entregándose con mas facilidad a aquella clase de Empíricos, que reducen su ciencia a cuatro yerbas, otros tantos emplastos aplicados a su antojo en varias partes del cuerpo, y algunas recetas mal compuestas, y peor indicadas que llaman remedios caseros con que piensan curar todas las enfermedades que se conocen, y reducen ellas a Empacho, ictericia negra, mal de frío o de calor, y otras cosas que se curan con ensalmos, y con la vista, llegando a tal extremo la ceguedad que aun cuando se sujeta a medico no ha de faltar el charlatán que apruebe o no la curación.” (1)

Además, en la ciudad, las multitudes preferían habitualmente visitar a los curanderos más que a los médicos. La entrevista con los últimos no era muy extendida en las capas más populares de la ciudad.
Por otra parte, Gorman fue uno de los pioneros en dar clases superiores de medicina en Buenos Aires, estableciendo las bases de lo que luego culminaría en la creación de la Carrera de Medicina. Aunque motivos de salud lo obligaron, a los pocos años, a abandonar la docencia, fue una figura ineludible en los comienzos de la enseñanza de esa disciplina.

Primeras pericias psiquiátricas

La firma de Gorman se encuentra en las primeras pericias psiquiátricas realizadas en la República Argentina. La que transcribimos a continuación fue efectuada a una mujer con diagnóstico de manía, a veces “furens”, a veces “demens”.

“Certificamos que a poco de haber hecho ausencia de esta ciudad, en el año 1779, don Fermín de Noir, oficial real de la Villa de Potosi, fuimos llamados juntos por doña Maria Rafaela de la Moneda, su esposa, a lo que hallamos con los pulsos tardos y pequeños, respiración algo anhelosa, el semblante alterado, quejándose de una pervigilia continua, inapetencia y eritemas, opresión en los precordios y un terror pánico errático, cuyo conjunto de síntomas fue tomando de día en día mayor incremento a pesar de los más adecuados auxilios del arte que le administraron, aunque sin efecto, a causa de no sujetarse a métodos curativos, degenerando en una melancolía confirmada, y de ésta, en manía, unas veces demens, y con más frecuencia, furens. Hechos cargos en la continua asistencia de la enferma, de los informes de los asistentes, con lo que nosotros hemos palpado y visto diariamente, que todo su delirio y perturbación eran acordarse de su marido, ya como presente, ya como ausente, ya muerto, y que lo mataban a su vista; juzgamos y asentamos unánimes, prescindiendo de las causas predisponentes, que la excitante de su enfermedad dimanó de la ausencia de su marido y sin que para su curación fuese de algún alivio su venida el año pasado de 1781, por el incremento que había tomado entonces su dolencia y en cuyo estado permanece hasta el presente. A pedido de la parte damos la presente en Buenos Aires a 15 de octubre de 1782.” (2)

En una segunda pericia encontrada, el examinado es un comerciante.

El Prot.co d. d. M.G. el D. .d C. T. et lic d. d. Z: el consecuencia al Sup.or mandato del Ex.mo S. Virrey, en q.e nos mandan certifiquemos sobre la naturaleza de la enfermedad de D. Dph. Seneximo Bnor Gral. de la R.ta de Tabacos de Chile, exponiendo al mismo tpo su actual situaz decimos, q.e haviendo celebrado junta p.a el efecto, y hav.do procurado instruirnos por el mismo paciente, de q.to nos parecio preciso al mas perfecto esclarcim.to de ella hallamos un conjunto de simpthomas que forman, y caracterizan un verd.o af.to hipocondriaco la turbacion, y confusion de ideas en su imaginativa, la cargazon continua de cabeza, los bomborismos y falto, freq.tess la constipacion de Vientre, palpitaicon de corazon, el sabsalto en los tendones, los dolores espasmodicos del vientre, espaldas, Ingles y extremos pral.te del lado izquierdo, una inquietud y desassociego interior quasi continua humor perturbado, y otros varios acad. analogos a estos y hijos de unos mismos principios, no dexan duda de que esta enfermedad debe oportunam.te caracterizarse por un verd.o at.e Hipocondriaco, y tantos mas q.to sus principios asi predisponentes, como exitantes han favorecido lo bast.te a q.e este sujeto haya incurrido en el.
Los A. A. q.e han escrito de la materia varian en sus dictamenes, q.do se trata de las causas inmediatas de esta enfermedad. Sydenham decia consistir en Ataxia o confusion de los espiritus animales: El erudito Higmor asegura, que provienen. de desarreglo en las funcion. digestivas. Mandeville las atribuie a una chilificacion mal elaborada. Boherhave al humor atrabiliario fixo en el Pancreas, Vaso, Esthomago y partes adjacentes. M.r Pommé al espasmo, eretismo y crispatura del sistema nervioso. El D.or Cheine, Hoofman, Willis y otros son de otro sentir; esta disonancia que prueba lo enredado de esta causa, nos obliga a q.e contrayendonos al caso pres.te rastreemos p.a el maior acierto en el Progn.o y Curacion, los particular. principios que puedan haver dado origen a esta enferm.d produciendo en su seguida los sinthomas, que aparecen, y asi en priemr lug.r Sentamos, q.e su temperam.to es de los propicios; es de la clase de los biliosos, de una fibra fina, sensible, e irritable, reacciones prontas, de una imaginacion viva, a los que se agrega, que sus primeros padecim.tos fueron exitados por dos concausas muy poderosas q.e unidas a las predisponentes, a su particular constitucion no pudieron dexar de causar esos efectos. La 1.a su mutacion de temperam.to de Chile a Lima el año de 81 que fue donde dio principio la gama de su dilatada enfermedad: lo cálido, y perturbando sus secrecio. empezaron a desarreglar las funciones de la car.d natural induciendo cierta debilidad, y atonia en sus solidos, de modo q.e sin molestarle demasiado en sus principios, lo entretenia displaciente, y desempeñaba con alguna tibieza, las precisas y urgentes tareas, a q.e estaba dedicado trabajando dia y noche, asi material, como formalm.te asuntos serios, y de gravedad, y es la 2.A de las concuausas que dixe, y que por si sola era mui suficiente p.a semej.a desarreglos, porque alternandose mas, y mas las funcion. de su machina, fueron las digestio. degenerando de dia en dia, y adquiriendo sus Jugos una dualidad vapida accido acre, lo inquinaron sus humores, siendo causa, de privada su sangre de aquella precisa reparacion a las continuas perdidas que sufre, por la falta de buenos Jugos, q.e deben suplirla, se fuesen insensiblemen.te produciendo extasis, obstrucciones y encharques en las gland, pralmente del mesenterio y en todo el bajo vientre, maior acrimonia, en sus humores por efecto de hall.o en ellos, maior irritabilidad en sus fibras, y en una palabra el conjunto de acid. que experimenta, y hemos exp.to que son los que caracterizan la enfermedad, y los q.e produce inmediatam.te esta particular degeneracion R.
A este estado de debilidad, de pesadas digestiones, y simpthom, propias a esta Qualidad de Jugos, y falta de accion en los solid.s en q.e se hallaba este sujeto, se siguio el acceso de una fiebre intermit.e endemica en aquel Pais, cuios efectos y su imperfecta termina.n seg.n nos relaciona aumentaron mas y mas estos accid.s por la disipas.on de su parte mas balsamica, por el aum.to en la acrimonia, maior debilidad S.a Han.do seguido el paciente en este estado por mucho tpo, Suiq.e se huviese atendido a entablar una curacion formal y methodica, sufrio un nuevo ataque de fiebre aguda, q.e lo postro demasiado, y despues de repetidas sangrias, y , muchos diluentes, y refrigerant. de que Vso por espacio de dos o tres meses, se aumentaron de nuevo sus vaparososo accid.s de modo, que atendiendo a su concertada relacion, y a los varios incid.tes y alteraciones, que ha sufrido en tantos años, ya de los efectos consig.tes nata de su enfermedad, ya de la aplicacion de cierta clase de rem.pos de q.e ha vsado, sin llenarse aquella justa, y debida indicacion, que se presenta, nos persuade sin duda, a que su cituacion ha sido muy deplorable y a que destruido en sumo grado el bal.so de sus liq.os abolido el justo equilibrio de sus fuerzas centrales , y perdida la elasticidad organica en todas sus visceras ha estado mui cerca de acabar sus dias.
En (la actualidad) (el dia) y en su viaje a (esta capital) (ella) donde hace poco mas de un mes que reside, ha disminuido bast. la fuerza de sus simpthomas, y experimenta treguas en la viveza de sus accid. permitiendole alimentarse con alg. a facilidad mas en las digestiones, con menos agudeza en sus dolores espasmodicos menos turbulencia e inquietud en sus potencias, y en el sueño (todo lo) que le ha facilitado alguna nutricion, de modo q.e confiesa haver muchos años que no logra esta felixcidad, y q.e puede mirarse como efecto, ya de la agitacion, y sacudim.to del viage, ya de la mutacion de temperam.tos y ya ultm.te del methodo sencillo con q.e se ha tratado desde su llegada aqui.
No podemos omitir que desp de una seguida de padecim.tos en la q.e no han ocurrido otros accid.s que (son) los expuestos, (sin embargo), de q.e la relacion del paciente hace manifiesto ciertos principios leves muy anteriores a estos accid (y que remontam.te pueden influir en la rebeldia de esta enfermedad, complaciendola con un fermento celtico), no se hubiese entablado curacion alguna formal h.ta despues de muchos años, (el de 89) y esta dirijida no a atacar directam.te el afto Hipocondraico, que es la enferm.d esencial, sino este particular vicio, que supone ser el origen, y forma principal de la enfermedad, quando en semejantes complicaciones, dicta su authoridad, y la experiencia, se atienda primero a corregir lo hipocondriaco por los remedios apropiados, porque de lo contrario las resultas seran fatales: asi se ha experimentado y los efectos manifestaron con perjuicio conocido del paciente esta verdad: cocim.tos de leños, baños thermales fuertes, mercurio hta 40 dragmas, y todo esto, hallandose el interesado en la fuerza de su maior abatim.to resecacion, y graduacion de simpthomas puram.te vaporososo contribuio sin duda a resecar mas sus solidos, disipando lo poco humedo, y balsamico de sus liq.os q.e havia quedado desp.s de 7 u 8 años de padecer, y puesto en los ultimos grados de abatim.tp, y debilidad, mas desenfrenada la acrimonia de sus liquidos sin movim.to ni vigor aun p.a levantarse de la cama, se abandonó a todo remedio de esta clase, y ceñido a una cierta analectica, a la respiracion de los aires de campo y al Vso de alg.os baños, q.e humedecieron y dulcificaron algun tanto sus liq.os ancioso ultim,te por buscar algun lenitivo a esta desagradable serie de tormentos, solicito buscar otro clima y se dirigio a esta Capital.
Es neces.o confesar, que esa enfermedad siendo por su naturaleza rebelde, y de curac.n dificil, en lo que convienen todos los Practicos, y la experiencia tiene acreditado, se hace mucho mas por su antiguedad, por el abandono, y falta de methodo, que se ha tenido en su tratam.to p. lejos de haverse solicitado su curacion por los re.os indicados, los unicos q.e nos instruye la relacion puestos en practica han sido mas propios p.a aumentarla q.e para destruirla, y finalmente por la complicacion Lipholitica, de q.e hai sospecha: pero sin embargo no podemos colocarla en la clase de las absolutam.te incurables ni inaccesibles a los recursos de la Medecina; mayor m.te quando su edad juvenil favorece, con el methodo sensillo medico de q.e hta aqui ha vsado adelanta, y los aires de este suelo, sin embargo de lo crudo de la estacion, dan muestras de adaptarle, contribuiendo todo a los alivios respectivos, q.e antes hemos dicho se nota.
En cuia virtud y acaso p.a el logro, q.do no de un perfecto, y total reparo, a lo menos de un alivio ventajoso, y capaz de proporcionarlo apto el desempeño de su ministerio, miramos precisa la continua.on de un methodo propio a disminuir, o mudar su particular predispocis.on, corregir al mismo tpo. las causas ocasionales, cuios efectos en los predisp. todos obran produciendo inmediatame.te la caterva de Simpthomas de que hemos hablado; para lo q.e un rejimen apropiado ante todas cosas, los ligeros esthomacales, los humectantes, los baños más frios que calientes, los laxantes, el Marte, la Quina, los opiados, la separacion de toda tarea y trabajo mental, la moder.on en las pasiones de los aires Rurales de este Temperam.to q.e experimenta Vtiles y el mercurio, q.e acaso podra tb.n tener lugar con ciertas limitaciones, son los recursos que puestos en practica, seg.un exijan las particulares cirscunstancias, faciliten, tal vez a este individuo los alivios, a que tan justam.te aspira: Y q.do desp. de un largo, y prolijo tratam.to con estos auxilios se vean frustrados los fines que se pretenden, queda el recurso de aconsejarle pase a los Reinos de España, en donde ya los aires nativos, y a los baños martiales podran (tal vez) coronar el triunfo desterrando del todo Hidra tan rebelde (ser q.to pueden certificar).

B.s Ay.s y Julio (...) (3)

Con estas pericias, podría decirse que se encuentra una muestra acabada de las nociones psiquiátricas en uso y las indicaciones terapéuticas derivadas de ellas.

Ocaso del Protomedicato de Buenos Aires

Gorman abandonó la gestión del Protomedicato hacia principios del siglo XIX. No obstante seguía realizando aportes y en 1806, aproximadamente, escribió Instrucciones para inoculación de la vacuna. Hacia 1810, la medicina comenzó a tener injerencia en las instituciones militares y el Protomedicato fue cediendo su importancia al Instituto Médico Militar. Finalmente, en 1824 fue disuelto por decreto de Bernardino Rivadavia (primer Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata). Gorman ya había muerto en enero de 1819.

Conclusiones

La historia del Protomedicato de Buenos Aires es importante, porque implicó todo un cambio en relación a la temática de la salud en la Ciudad de Buenos Aires. Esta institución constituyó, además, el intermedio para la formación de los primeros médicos en Argentina y la posterior creación de la Carrera de Medicina. Fue el eslabón, en Buenos Aires, entre las concepciones antiguas de la locura y los autores portadores de una renovación teórica que desembocaron, en Francia, en la figura de Pinel.
Por otro lado, las pericias que ha dejado escritas Gorman son muy precisas, instructivas y por ello valiosas, a fin de situar cómo eran las formas de diagnóstico, las descripciones de cuadros nosológicos y la aplicación de curas empíricas para mejorar las condiciones del enfermo en cuestión. Es interesante ver, por ejemplo, que una de las recomendaciones para la cura de una tendencia hipocondríaca, era el traslado a una zona alejada. Puede relacionarse esta especie de remedio con nociones del empirismo inglés, de donde provendría la idea de alejar al paciente de todo tipo de impresiones que lo confronten, comprometiendo su salud.
También es relevante constatar, en las pericias de Gorman, que todavía se utiliza la teoría de los humores, relacionando a la salud con una tendencia al equilibrio de los mismos. Junto a la mención de tales humores, aparecen nombrados los vapores y ambas nociones conviven extrañamente. La historia argentina muestra la desaparición de ambos conceptos en las elaboraciones psiquiátricas. En la tesis de Diego Alcorta no se encuentran, en absoluto, mencionados los humores y vapores; téngase en cuenta que la tesis de Alcorta y las pericias de Gorman sólo están separadas por 40 años. Sin embargo, cabe señalar, ambos trabajos coinciden en la consideración del trastorno gastrointestinal como síntoma prodrómico de la manía.

Referencias bibliográficas

- Beltrán, J. (1937): Historia del Protomedicato de Buenos Aires. El Ateneo, Buenos Aires.
- Beltran, J. (1937): Organización del Protomedicato y orígenes de la lucha contra el curanderismo en Buenos Aires. En revista La Semana Médica. Año XLIV, n° 4. 28 de enero.
- Guerrino, A. (1982): La Psiquiatría Argentina. Editorial Cuatro, Buenos Aires.
- Furlong, G. (1969): Historia Social y Cultural del Rio de la Plata (1536-1810). Tipográfica Editora Argentina (TEA), Buenos Aires.
- Hipócrates (1990): Tratados Hipocráticos I. Editorial Gredos. Madrid.
- Molina, R. ( ): Primeros médicos de la ciudad de la Santísima Trinidad.
- Pichón Riviere, E. (1980): La Psiquiatría, una nueva problemática. Del Psicoanálisis a la Psicología Social. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires.

Citas
(1) Beltrán, J. (1937): Organización del Protomedicato y orígenes de la lucha contra el curanderismo en Buenos Aires. En revista La Semana Médica. Año XLIV, n° 4, 28 de enero. Página 248.
(2) Guerrino, A. (1982): La Psiquiatría Argentina. Editorial Cuatro. Buenos Aires. Páginas 23 y 25.
(3) Beltrán, J. (1937): Historia del Protomedicato de Buenos Aires. El Ateneo. Buenos Aires. Páginas 255-261.

8. LA ORDEN BETHLEMITA

Introducción

Uno de los principales problemas en relación a esta orden religiosa, es que no se pueden encontrar muchas fuentes y registros sobre ella; los que están disponibles no aportan demasiada información. El segundo inconveniente es que quienes han realizado un trabajo histórico, sobre esta orden, llegan a informaciones contradictorias entre sí.
En primer lugar, se puede sugerir lo que el padre Guillermo Furlong dice alrededor de la historización de esta orden:

“Institución hospitalaria e institución de origen americano y de proyecciones ampliamente americanas, fue la de los religiosos bethlemitas. La historia, a lo menos la rioplatense, no ha hecho justicia a esta fundación, ni ha puesto de relieve sus nobilísimos fines, ni ha justipreciado sus relevantes servicios. Ellos fueron magníficos en casi todas las ciudades de América, desde México y Puebla de los Ángeles hasta Buenos Aires y Córdoba, y si la labor de servicio realizada por los bethlemitas fue, en algunas circunstancias, pobre y errada, no puede negarse que las intenciones fueran siempre óptimas y las realizaciones fueron por regla general buenas y hasta excelentes.” (1)


Órdenes religiosas antecedentes a la Orden Bethlemita

La orden religiosa de los Hermanos de San Juan de Dios, fue una de las primeras en atender a los enfermos en los hospitales públicos iniciales de América Latina, entre finales del siglo XVI y todo el siglo XVII. Incluso administraron el primer hospital de la Ciudad de Buenos Aires (Hospital de San Martín de Tours) y también dejaron su huella en la de San Juan.
Esta administración de instituciones asistenciales por órdenes religiosas tuvo un momento culminante y un declive, en el cual los hospitales fueron decayendo en lenta ruina. La labor establecida por la orden citada habría servido como modelo a la Bethlemita, posterior a la orden de San Juan de Dios. Acerca de esta última no existe mucha información disponible.

La base de la orden bethlemítica: el padre Pedro de San José de Bethancourt.

Uno de los primeros datos contradictorios que aparecen, se refieren a la biografía del Padre Pedro de San José de Bethancourt, el iniciador de la orden Bethlemita. Una de las fuentes, el padre Guillermo Furlong, intenta darle un origen noble. Dice que es descendiente del virrey de Canarias, Juan de Berthancourt, que luego se trasladó a Guatemala en 1651 e ingresó a la Orden Jesuita, donde incorporó cierta formación humanística. Luego, alejándose de los jesuitas, atendió personalmente una casa modesta que funcionaba como hospital y, con un grupo inicial de seguidores, formó las bases de la Orden Bethlemita.
Otra referencia, la de Carlos Alberto Mayo, atribuye un origen humilde al religioso Bethancourt. Su padre Amador Gonzáles de la Rosa habría poseído, según una versión, una “hacendura de ovejas” en las Canarias, que acabó perdiendo en un litigio. El rol asignado en la economía familiar habría sido el de pastor. “(...) Muy pronto, la hagiografia piadosamente urdida por franciscanos y bethlemitas acabaría por velar la marginalidad social de Pedro, en un secular esfuerzo por lograr su canonización. Un aspirante a la beatificación en el siglo XVII hispanoamericano, en una sociedad imbuida de valores tradicionales, no podía tener una cuna plebeya; era necesario crearle un linaje que estuviera a la altura de la santidad.” (2). Mayo señala que Pedro de Bethancourt emigró a Guatemala, eligió luego la carrera sacerdotal –para la cual no se demostró bueno en el estudio-, insistiendo más tarde en la Orden Franciscana. Paralelamente se ocupaba de la enseñanza particular y el auxilio sanitario a pobres y humildes, en un lugar que habría comprado él mismo.
La decisión de Pedro de Bethancourt -fundar el Hospicio de Belén para convalecientes- no sólo se habría propuesto llenar un vacío sino también, al parecer, evitar prudentemente toda competencia con la orden de San Juan de Dios. “Establecido en 1655, el Hospital de Bethlen funcionaba en una rústica choza, los convalecientes eran traídos por el propio fundador en sus hombros y allí, en medio de una modesta enfermería, eran atendidos solícitamente por el mismo Pedro, que no vacilaba en limpiar con su lengua las heridas infectadas.” (3). La organización de Pedro de Bethancourt era desautorizada por la orden franciscana y, aparentemente bajo los consejos de un jesuita y de un obispo, aquel decidió romper definitivamente con su pasado franciscano.
Hasta aquí las discrepancias de las dos fuentes: el Padre Furlong y Carlos Mayo. Sin embargo, tienen en común el afirmar que el padre Bethancourt tenía en su pasado cierta formación en una orden religiosa.
Luego, ambos autores coinciden en señalar que la oficialización de la orden del padre Betancourt fue lograda por uno de sus sucesores. El seguidor en cuestión se llamó Pedro Fray Rodrigo de la Cruz. Se sabe de su vida que fue corregidor y gobernador de Costa Rica, de origen noble y que, poco a poco, el padre lo convirtió en miembro de la organización del hospital. Gracias a la tenacidad de Rodrigo de la Cruz, se logró la aprobación de la orden por el Papa Inocencio IX, en 1687.
Con dicho aval, los bethlemitas legitimaron también su particular forma de vestir: un hábito de color pardo, al que agregaban un cinturón de cuero y un medallón colgado en el cuello, que representaba el nacimiento de Jesús en el corral de Belén. Cabe apuntar que la raíz de su nombre, “Bethlen”, es una de las tantas formas idiomáticas de escribir Belén.

Extensión hospitalaria de la Orden Bethlemita en Latinoamérica

A partir de la aprobación papal, la orden fue creciendo en número de integrantes y de hospitales alrededor de Latinoamérica. Luego de establecerse en toda Guatemala fueron solicitados, por su excelente modo de administrar hospitales, en la ciudad de Lima, capital del Virreynato del Perú. Asimismo, fueron llamados más tarde a Buenos Aires en 1726, a causa de dos pestes que se sucedieron en una sola década. Arribaron de Lima en 1748, a más de veinte años de haberse solicitado su presencia. En 1762 ya se encontraban en la ciudad de Córdoba y en 1763 en Mendoza. Luego se extenderían, finalmente, a Montevideo.

Forma de administración y estatutos bethlemitas

Los reglamentos de la Orden Bethlemita, pueden darnos una idea de la forma en que desarrollaban sus tareas y sus modos de organización. El pasado de las órdenes religiosas les era claro a los Bethlemitas, hasta en sus propias reglamentaciones.

“Fue elevada a religión, solamen(te) se lo concedió según, y en la forma que se había hecho con la Hospitalidad de S(n) Juan de Dios, y está prevenido en la Ley Quinta.” (4).

La ayuda hospitalaria incluía a aquellos que no fueran a pedir ayuda a la institución. Esto puede leerse en lo siguiente

“Hospitalidad en todo género de enfermedades aunque fueran contagiosas y con la obligación de llevar los Religiosos en sus hombros a los enfermos a los Hospitales, y servirlos, y asistirlos en su curación, aunque fueren infieles.” (5)

Los hospitales bethlemitas fueron unos de los primeros que abordaron la locura, y llama particularmente la atención el siguiente párrafo de sus estatutos.

“3. Por que la soledad ordinariamen(te) y por mas acompañada con delirio causa grande melancolía, y aun desesperanz(s) Ordenamos y mandamos (...) para que de entre los dias de la semana en la reclusión a la hora y dia que el Prelado le señalase, y por el tiempo de una hora a aconsejar y consolar al que estuviere recluzo: a quien se dedicara con todo esmero llevando prevenidos exemplos, y amonestaciones Santas no le es permitido hallí a conversaciones ossiosas o pláticas impertinentes, ni menos declarar al recluzo lo que de el (...) Se Dispone, antes si en eso le biene afligido, le daría Esperanzas de que los prelados husarían de misericordia con él.
4. El que cuidase de la Carcel, procure con amor y Caridad atender a los que allí hubieren socorriéndoles en lo necesario, no disminuyendo la racion, ni aumentándoles la penitencia, mas de aquello que en las Actas previenen. Y si lo contrario hubieze sea castiugado con lo mismo a que hizo padecer a su Hermano. Pongase algunos libros en que divierta el tiempo, para que de ella saque algun fructo que le aproveche, cuidese tener limpia la oficina de la penitenciaria, sacando los vasos todos los dias a sus horas, havise al Prelado si se sintiere que el preso este enfermo para que se le acuda a él remedio.
5. Tenga entendido, y este siempre en el conocimiento de que no ai presso que no desee, verse libre, y que en tanto que esta allí, no piensa en otra cosa, por todos los medios posibles, y que aun muchas veses intenta los imposibles; si el recluso pidiese que le llamen a el Prelado no deje de avisarle luego, quien (aunque no llame) de ve (...) algunas vezes, para ver si executa lo que ordena; Y si acasso el que cuidare dispensasse, o no a explicarse a el reo las Penitencias y mortificaciones que justamente estan impuestas por sentencia del Prelado, o de nuestras actas, sera castigado con la pena de Culpa grave, por faltar a la justicia distributiva que pide el horden Secular , de la correccion y castigo de las Culpas. Ysi allaze que el o otro qualquiera de los nuestros, ayudasen o facilitasen la fuga del religioso presso, averiguado de suerte que sea convenido en Juizio, el co operante, o haia indicios graves, contra el que lo hicieze, sera castigado con la misma pena que merecia el reo, que hizo la fuga, o con otros a arbitrio del General, y sus Difinidores, según la sirscunstancias. ”(6)

En contradicción con las anteriores resoluciones caritativas, la distancia de siglos hace grosera la siguiente descripción de la aceptación a un novicio.

“Dijo que a la madre la conoce desde niño, su nombre es Maria y natural de Villa del Lujan, y conoció a los Padres (...) abuelos del pretendiente, que vista y trato como que eran sus besinos, que lo tiene p(r) hijo legitimo a los tales y que como tal lo crían y confian y que los tiene por gente limpia libres de toda sangre como mulatos, negros e Indios, ni ha oido desir cosa encontrario.” (7)

El mismo criterio anterior puede aplicarse al siguiente párrafo.

“Se ha constituido con el afin principal de que los miserables indios (que por su inútil genio, y aplicación viven en perpetua pobreza, y sin algun abrigo o reparo) tengan el de la hospitalidad de que tanto necesitan en sus enfermedades.”(8)

El “factor indígena” también puede leerse a continuación:

“Se previene q(e) en todas las villas, y lugares de la America se funden Hospitales, así p(a) los españoles q(e) desvalidos en tierra extraña no tienen casa propia, ni recurso en sus enfermedades, como p(a) los miserables Indios, cuya curación, conservación, y cuidado, es el primer gravamen de mi R(l) conciencia, aun mas q(e) la construcción de los templos materiales.” (9)

Descripciones de hospitales bethlemíticos

El hospital de San Martín de Tours, el más antiguo de Buenos Aires, empezó a ser administrado por los Bethlemitas desde 1748, fecha en la que se instalaron en la ciudad. Una de las primeras medidas fue el cambio de nombre del establecimiento, por el de Hospital-Convento de Santa Catalina de Buenos Aires. Sobre las descripciones de su estado tenemos lo siguiente:

“Este año, hacido tan abundante de enfermos que ni aun en las tarimas cavían. Poniéndolos lo mejor que se les podia en el suelo de la unica sala que hay en los colchones y demas (...) pues no solo concurren de los enfermos de esta ciudad sino que tambien vienen muchos de los que hay en (...) provincias a buscar su refugio en dicho hospicio, y no por eso dejan de admitirlos pues el que entra diciendo que esta enfermo sea q(n) se fuere la procuración acoje para dar el alivio.” (10)

La relación tiene por fecha el mes de noviembre de 1779. La falta de camas y el uso del suelo también se encuentran en:

“(...) les ponen para su alivio sobre telas y cueros en el suelo lo que manifiesta la mucha necesidad que tiene ese Hospital de atención de enfermerias con todo lo demas que es conciso deste ministerio y aun la capilla o Iglesia adonde se celebra el santo sacrificio de la misa es tan antigua y atribuida a su primera fundación que sino se renueva en vreve tiempo parece que amenasa venirse del cielo.”(11)

Y en relación a la descripción sobre el tipo de alimentos administrados en el Hospital de Santa Catalina:

“La sopa es agua sin substancia de carne, las camas están sin aseo, el farmacéutico falta con frecuencia, el capellán es negligente, las salas sin luz, puesto que las velas se apagan a las 10, no hay vacinillas para los enfermos, etc. El hecho es que los religiosos bethlemitas descuidaban sin justificativo alguno válido, sus deberes como directores y como enfermeros.” (l2)

Contra todas las nocivas noticias acerca de los bethlemitas se puede citar -en defensa de los hermanos religiosos- el testimonio de un cirujano de renombre, José Capdevila, refiriéndose a un anónimo hermano bethlemita del hospital, en 1779:

“No le han limitado las facultades en recetas, quanto habia conveniente tanto en lo que mira ala medicina como a los alimentos (...) de enfermedades incurables, contagiosas.” (13)

En relación a los conocimientos médicos y medidas de un hermano Bethlemita, escribía Capdevila:

“Que puso el cumplimiento perfecto de tanta caridad, buscando las conveniencias, y preocupaciones para que no se contagien de aquellas enfermedades sospechosas de thísicas.” (14)

Información sobre los encargados del hospital bethlemítico

Sobre los encargados del hospital se puede decir que, en los comienzos, los bethlemitas eran en su inmensa mayoría de origen español. Del grupo inicial, la mayoría eran españoles dedicados al comercio, a la milicia y había también expertos en cirugía, medicina y farmacia.
Luego se fue agregando la población criolla en la orden, acrecentada después de la Revolución de Mayo. La falta de solicitantes hacia el final de la orden en Buenos Aires, en 1824, hizo que se admitiera a un analfabeto para desarrollar, lógicamente, tareas menores.
Los primeros bethlemitas que arribaron de Lima fueron Agustín de Santa Cruz, Gregorio de Bethlem, Ascencio de la Concepción, Baltasar del Rosario y Fray Agustín de San José, que fue el Prelado.

El primer Hospital para incurables, locos y contagiosos en Buenos Aires

El hacinamiento de enfermos en el hospital de Santa Catalina, requería de que se tomara alguna medida al respecto:

“(...) Parece demasiado la estrechez de la casa hospitalaria que hoy tienen los reverendos Padres para los muchos enfermos que concurren y concurriran asi de la ciudad y campiña como de la tropa navios, presidiarios, que siendo varias las enfermedades, y no habiendo otro Hospital se necesita distincion de salas Ya para los contagiosos como los moribundos, los de mal galico y los presos que siendo mas por causa de fuga con grillos se necesita custodia, y pueden causar (...) a los demas enfermos. De todo lo cual deducen la necesidad de la nueva ovra.” (15)

Una de las primeras medidas fue el de concederles a los bethlemitas otra sede. Se les asignó un terreno que había pertenecido a los jesuitas, hasta su expulsión de 1767. Instalaron su hospital en el solar sito en la intersección de las calles Humberto Primo y Balcarce y fue llamado Hospital de la Residencia. Los bethlemitas se mudaron allí hacia l806. En este establecimiento eran atendidos los enfermos admitidos en el hospital de Santa Catalina, derivados al tercer día de internación.
Otro terreno asignado a los bethlemitas, en los mismos años, fue el que se llamó posteriormente las Lomas de la Convalescencia. Este lugar había sido también de los jesuitas y allí funcionó el Hospital para incurables, locos y contagiosos. Llamativamente, el asentamiento de esta institución para locos -entre otros destinatarios- coincide con el de los futuros “neuropsiquiátricos” Braulio Moyano y José T. Borda.
Al parecer, los hospitales bethlemitas tenían la organización siguiente: se iban derivando los pacientes de hospital en hospital según las enfermedades. En el primero se asistían las urgencias, en el segundo las enfermedades con internación temporal y en el tercero, el de locos e incurables, las enfermedades más susceptibles de prolongación en el tiempo. Quienes padecían las enfermedades más graves se encontraban, de este modo, en una disposición espacial de lejanía en la ciudad, al modo de las cuarentenas.
Se conoce un volumen de la orden bethlemita, que se encuentra en la Sala de Tesoro de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, y se titula Libro de gastos general para el hospital de locos, incurables y contagiosos", con fecha de 1809. Lamentablemente, la información que contiene este registro es sólo sobre gastos generales, de comida y refacciones de este pequeño instituto. No hay ningún nombre sobre alguna persona detenida como loco o denominación de ese estilo.
En el Hospital de Belén, segundo instituto fundado por los bethlemitas, sí se ubica algún indicio que pueda indicar la presencia de la locura, entre los pacientes atendidos.

“JUNIO DE 1818
En 9 entregaron de casas del estado a cuenta
por los originados por el dementado Caymon
en el primer tercio del año $ 75”

Este tipo de información se encuentra en el Libro de Procuración que da principio en el 1 de enero de 1817, escrito con últimas anotaciones en julio de 1822. Mes a mes figura el gasto causado por el “dementado Caymon”, sobre el que debe enfatizarse su pago por el estado.
En este Libro de Procuración, también se encuentra otro dato de interés:

“JUNIO DE 1822

En 30 por 31 dias (...) de un criado loco de
Dr Franco Herrero en el año 1814 $ 23,2”

Para darnos una idea de cómo era la vida de los locos en estos hospitales, reproducimos un poco extensamente una descripción del hospital bethlemítico de Montevideo.

“Hasta el año 26 ingresaron ocho dementes, cinco hombres y tres mujeres, entre malos e inofensivos. Los furiosos estaban en 3 o 4 calabozos construidos expresamente en el segundo patio, y los mansos sueltos, ocupados en el servicio de limpieza. Entre estos últimos figuraban el conocido Perico siete y el gordote Nicolás, pobrecillos, con quienes tenían que hacer los muchachos cuando salían a la calle. Perico y Nicolás eran los destinados a palanquera, los mata-tigres, a la muralla, y allá iban cruzando el hueco con él, a la costa del Fuerte de San José a descargarlos, comiendo un pedazo de pan, pidiendo un cigarro y tirando algún manotón a los diablillos que los toreaban.
Pobres locos mansos, ¡y que estomago! En un par por tres, al menor descuido de los enfermeros, se comían los cataplasmas.
Sucedió una vez, que habiéndose hecho la autopsia de un cadáver, se dispuso utilizarlo para formar un esqueleto humano. Y allá fue por partes a un cadáver para cocerse y extraer limpios los huesos. Y quien dice a ustedes, que en un descuido en la cocina, se apodera uno de los locos de una pierna a medio cocer, sacándola del caldero, y se mete en un rincón a comerla. Vaya un bocado exquisito. Cosa de loco. Bien puede uno imaginarse lo que sucedería cuando lo descubrieron con la presa del cocido horripilante, y la felpa que le propinaron los guardianes, por aquello de “el loco por la pena es cuerdo”. Cuando los facultativos Gutiérrez y Vizcarra lo supieron, dicen que se hacían cruces. ¡Quien había de pensarlo!
Pasamos a los del encierro. Con esos no había que jugar. Estaban libres de masticarse las cataplasmas y las piernas humanas del caldero, pero las pobrecitas y pobrecitos enjaulados, excitaban la compasión bajo otro aspecto. Recordamos a tres infelices mujeres de las alienadas, encerradas en su celda, sin mas aire ni luz que la que podía darles la rejilla de la puerta donde a veces aparecían, y sin mas lecho que algunas jergas o restos de colchón donde se sentaban a comer el triste zoquete, teniendo por compañeros a los ratones. Hubo una que los había domesticado, compartiendo con ellos el alimento.”(16)

También en relación a la locura, y más que nada citando fuentes originales de los mismos bethlemitas, en los datos siguientes se pueden comprobar los conocimientos que manejaban algunos de los hermanos de la orden, para este caso en la ciudad de Córdoba, en el hospital San Roque.

“ENERO DE 1762

Item a una niña virtuosa y pobre que vivía en la casa
del alcalde Moyano, en varios colirios para unas llagas
de la garganta y otros gargarismos. $ 15

Item a una señora tía del doctor Urtubez, le curé una
pasión histérica que estaba muy deplorada, duró su
curación muchos días, y los medicamentos importaron. $ 22,6


FEBRERO DE 1762

Item en la casa del señor cura rector Gegena, a una
pobre libre, hidrópica, la estuve curando y se gastó $ 10,6

Item a un a pobre señora junto al noviciado, de
varios síntomas así histéricos, como llagas, la curé
y se gastaron $ 16,3

Item a otra señora junto a la compañía de un dolor
pleurítico, complicado, sanó y se gastó en medicamentos $ 21,6” (17)


El hermano bethlemita que redactó este informe de gastos, debe haber sido uno de los más formados en medicina, cirugía y farmacia. Cabe resaltar la enfermedad llamada “pasión histérica” y los “síntomas histéricos”, términos de uso no muy frecuente en aquellos años.



Conclusiones

Es interesante remarcar que la obra de los hermanos bethlemitas estuvo signada por ciertas características económicas, de la ciudad en cuestión, y que, si bien hay testimonios precisos acerca de la ineficiencia en la atención del hospital, la creación de nuevas sedes fue la medida más común para solucionar todo tipo de inconvenientes.
En segundo lugar, el hecho de que hayan manejado cierto tipo de lenguaje -que les permitía hablar, por ejemplo, de pasión histérica- implicaría una disposición y preparación para atender todo tipo de enfermedades. La creación de tres hospitales, donde el de más peligrosidad para la población estaba lo más lejos posible de la ciudad (Lomas de la Convalecencia, en Buenos Aires), indicaría la existencia de cierta organización, en la cual no era dejado todo al libre azar. Esta misma situación se repitió en la ciudad de Córdoba, donde atendían primeramente en el Hospital de San Roque, y luego tuvieron otro establecimiento para convalecientes. En cuanto a la adquisición de terrenos, entre otros aspectos, destaquemos que la orden bethlemítica habría sido beneficiada con la expulsión de la orden jesuita, de la cual heredaron ciertos bienes, con los cuales instalaron nuevos hospitales. Cabe mencionar que el hospital de la ciudad de Lima, también tenía una organización que lo dividía en partes. en el siglo XVII, siendo en su momento una de las ciudades mas prósperas de la época y una de las más organizadas. La estructrura característica de tres hospitales, sucede en el preciso momento en que Buenos Aires intenta independizarse de una de sus ciudades madre, en este caso Lima.
Por otra parte, en las críticas se enfatiza la falta de apoyo económico sufrida por los establecimientos y las dificultades para equipar adecuadamente las instalaciones, pero puede decirse que, con poco presupuesto, los hermanos bethlemitas lograron una tarea encomiable.
Por último, si bien la orden dejó de funcionar en los hospitales de Buenos Aires hacia 1824, su modo de administración hospitalaria sigue presente, en tanto los principales asilos para alienados del país funcionan hoy en el solar del Hospital de locos e incurables.

Referencias bibliográficas

- Archivo General de la Nación. IX. 33-1-15.
- Archivo General de la Nación. IX. 7-2-4.
- Cueto, O.; Comadrán Ruiz, J.; Ceverino de Rodríguez, V.; Romano, A.; Marigliano, C. (1991): La Ciudad de Mendoza, su historia a través de cinto temas. Fundación Banco de Boston. Buenos Aires.
- Espasa Universal Ilustrada Europeo Americana (1991). Tomo 8. Espasa Calpe S.A. Madrid.
- Furlong, G. (1969): Historia Social y Cultural del Río de la Plata (1536-1810). Tipográfica Editora Argentina (TEA). Buenos Aires.
- Guerrino, A. (1982): La Psiquiatría Argentina. Editorial Cuatro. Buenos Aires.
- Hipócrates. (1990): Tratados Hipocráticos I. Editorial Gredos. Madrid.
- Libro de gastos general para el hospital de locos, incurables y contagiosos. (1809): Sala de Tesoro de la Biblioteca Nacional. Buenos Aires.
- Libro de Curaciones de Pobres y gastos de Botica en ellos (1762). Convento de San Roque, Córdoba.
- Libro de Procuración que da principio en el 1 de enero de 1817. (1822): Archivo General de la Nación. Buenos Aires.
- Maroni, J. (1971): El Alto de San Pedro. Parroquias de la Concepción y de San Telmo. Cuadernos de Buenos Aires. N° XXXIX. Buenos Aires
- Mayo, C. (1991): Los Betlemitas en Buenos Aires: Convento, Economía y Sociedad (1748-1822). Publicaciones de la Excma Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla.
- Pages Larraya, F. (1995): Barroco Africano. En Seminario de Antropología Psiquiátrica. Buenos Aires.

Citas
(1) Furlong, G. (1969): Historia Social y Cultural del Río de la Plata (1536-1810). Tipográfica Editora Argentina (TEA), Buenos Aires. Tomo II. Pág. 200.
(2) Mayo, C. (1991): Los Betlemitas en Buenos Aires: Convento, Economía y Sociedad.(1748-1822). Publicaciones de la Excma Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla. Pág. 28.
(3) Mayo, C.; Op cit. Pág. 29.
(4) Archivo General de la Nación (AGN). IX. 33-1-15. Pág. 6ª.
(5) AGN. IX. 33-1-15. Pág. 2.
(6) AGN. IX. 7-2-4
(7) AGN. IX. 7-2-4
(8) AGN. IX. 33-1-15. Pág. 5
(9) AGN. IX. 33-1-15. Pág. 6
(10) AGN. IX. 33-1-15. Pág. 34.
(11) AGN. IX. 33-1-15. Pág. 35b.
(12) Furlong, G. Op cit. Pág. 194.
(13) AGN. IX. 33-1-15. Pág. 30.
(14) AGN. IX. 33-1-15. Pág. 39.
(15) AGN. IX. 33-1-15. Págs. 42-43.
(16) Pages Larraya, F. (1995): Barroco Africano. En Seminario de Antropología Psiquiátrica. Buenos Aires. Pág. 69-70.
(17) Furlong, G.; Op cit., Pág. 203.

7. LA IMPORTANCIA DE LA RELACIÓN DEL HOMBRE CON LOS ANIMALES, EJEMPLIFICADA A TRAVÉS DE NOMBRES Y APELLIDOS

Introducción
El presente trabajo tiene el propósito de hablar de la importante relación entre el hombre y los animales, tomando como ejemplo los nombres y apellidos, para ello se efectuará un cierto recorrido histórico.
Dicho vínculo se trabajará a partir de siete temáticas organizadoras. En las mismas se mostrará que muchos nombres y apellidos -de los más antiguos, puede decirse- provienen de los vocablos utilizados para referirse a animales o hierbas, lo que sucede en casi todos los idiomas. Particularmente, se tratará la relación entre el hombre y los animales respecto de la historia argentina, en sus características específicas.

1. Enfermedades

Las primeras connotaciones de los nombres usados para las enfermedades, referirían a algunos seres vivos perjudiciales como las alimañas, plagas o parásitos. Es así que la palabra “peste” puede tener esa misma connotación. Por otra parte, antiguamente las enfermedades estaban íntimamente relacionadas con el peligro de muerte.
Desde la medicina clásica, Hipócrates decía que las afecciones con síntomas que implicaran la creencia en la transformación en animal eran diagnosticadas, por los charlatanes y embusteros, como males de dioses. Tomando a las elaboraciones filosóficas, leemos que lo animal y lo vegetal son parte del alma. De hecho, según Aristóteles el alma tiene tres partes: vegetativa, sensitiva e intelectiva. La primera es común a todos los seres vivos, la segunda corresponde a los animales y la tercera es propia del hombre. También dirá Aristóteles que el útero femenino “corre”, si está enfermo, de un lugar a otro como un animal. Lacan trabaja a Aristóteles en este sentido y dice: “Aristóteles da ya de la histérica una teoría basada en el hecho de que el útero era un animalito que vivía en el interior del cuerpo de la mujer, y que cuando no se le daba de comer se revolvía con impúdica fuerza. Está claro que tomo este ejemplo porque no quiero tomar otro mucho más evidente, el órgano sexual masculino, que no necesita de teórico alguno para llamar la atención con sus resurgimientos.” (1). Más cerca en el tiempo y con relación a la locura, Emmanuel Kant afirma que la hipocondría es una enfermedad de “grillos en la cabeza”.
En territorio argentino, las prácticas de curanderismo del Tucumán del siglo XVIII giran en torno al sapo, la araña y los reptiles pequeños. Paralelamente, las representaciones de la muerte o de los dioses aluden a ciertos animales depredadores (el tigre) o “mansos” (el avestruz criollo o suri). Los curanderos argentinos históricos, tan combatidos desde distintos discursos oficiales, generalmente sacaban una araña o reptil de la zona enferma, con los cuales estos animales estaban en una equivalencia de enfermedad-animal. El curandero sacaba o arrancaba una araña de la zona enferma; al sacar este insecto se curaba el dolor o la enfermedad.
En las leyendas populares de origen cristiano, lo siniestro ocurre en animales domésticos, por ejemplo en la historia del “familiar”, perro guardían tucumano diabólico, y en la del gato negro común atinente a la personificación del diablo.

2. Religiones

Los primeros dioses, según podemos llegar a afirmar, fueron plantas y animales de gran tamaño o de alguna cualidad envidiable: elefantes, búhos, tigres o serpientes. La imagen de Dios convertido en animal, puede verse incluso en la tradición judeo-cristiana. Jorge Luis Borges afirma que en el Génesis del Antiguo Testamento, Dios es identificado con un elefante (Behemoth en hebreo). El autor escribe que “Behemoth es palabra hebrea, que es como decir bestia y al juicio común de todos sus doctores significa el elephante, llamado así por su desaforada grandeza, que siendo un animal vale por muchos” (2). Jesucristo ha sido ampliamente identificado con el cordero sacrificial.

3. Bestiarios

Según Fernando Pages Larraya, en el siglo II se inició, en Alejandría, la tradición de bestiarios con autores anónimos. En estos libros se simbolizaba a través de animales la relación entre el bien y el mal, incógnitas espirituales con alegorías extrañas y herméticas. Fueron autores de bestiarios Felipe de Thaum, en el siglo XII, Pedro de Picardía y Guillermo de Normandía, en el siglo XIII.
Refiriéndose al bestiario anglosajón, Borges señala que “se han conservado sólo dos capítulos. Y estos capítulos son curiosos porque se refieren a la pantera y a la ballena. Y la pantera es, asombrosamente, un símbolo de Cristo.” (3)

4. Locura

Quizás una de las formas más antiguas de la locura fue su modo licantrópico, la transformación del hombre en animal. Podría haber sido despertada por la enorme admiración que siente el hombre hacia algunos de ellos. Desde los tratados médicos más antiguos hasta el tratado de psiquiatría de Henry Ey, el hombre se ha “transformado” en ave, oso, cerdo, lobo, tigre, perro y gato, incluso hasta de modo colectivo. En elaboraciones “psiquiátricas” anteriores, la licantropía aparece generalmente más ligada a la melancolía, aunque no deja de aparecer durante la manía.
En las formas tribales, es muy común ver cómo los hombres se visten como animales y esto se encuentra también en pinturas rupestres. Es quizás la licantropía una de las prácticas más antiguas y uno de los modos de veneración al animal.
En Argentina, la licantropía histórica está en relación a prácticas shamánicas, vinculadas a los tigres o los suris (avestruces criollos). Aparece ya desde el siglo III después de Cristo, en el límite entre las provincias de La Rioja y Catamarca. La marca del tigre marcó el pasado argentino. Esto quedó excelentemente ejemplificado en el “Facundo” de Domingo Faustino Sarmiento, al identificarse allí al tigre de los llanos con la barbarie. Las mujeres brujas en Tucumán se apellidaban “Vira”, tal como el nombre de una planta. La locura en guaraní se llama “curupí”, al igual que una planta con propiedades astringentes usadas en un ritual, por el cual se conoce a cierto grupo antropológico como partícipe de la “Cultura del Paricá”.

5. Sueños

Es interesante relacionar a los animales con ciertos tipos de sueños angustiantes. Lacan dice en el Seminario 4 lo siguiente: “El caballo es un tema más bien rico en la mitología, las leyendas, los cuentos de hadas, es lo más constante, incluso lo más opaco de la temática onírica. La pesadilla se llama nightmare, o sea caballo de la noche. Todo el libro del señor Jones se centra en esto. No nos muestra que no es por casualidad que el caballo de noche es tan solo la aparición angustiante de la bruja nocturna, que el caballo, mare, sustituye a la bruja” (4).
Borges tiene una idea parecida referida al caballo de la noche. Nos dice: “Creo que según los etimólogos ingleses “nightmare” no significa originalmente “yegua de la noche”, creo que “nightmare” puede ser o fábula de la noche, ya que la pesadilla es una ficción de las horas de la noche, o sino demonio de la noche, y en alemán la palabra “Alp” corresponde a un modo antiguo de decir elfo, es decir, todo esto equivaldría a la idea del demonio, del súcubo, y en griego la palabra es muy hermosa también: “efialtes”, que es el demonio que causa la pesadilla. Se entiende que ese demonio se acuesta, oprime el vientre de quien está durmiendo y le da la pesadilla. De modo que tendríamos una idea parecida: “nightmare”, “Alp”y “efialtes” también, la idea de un demonio.” (5)

6. Apellidos

El historiador Enrique Gandia, hablando sobre apellidos antiguos nos dice: “Por lo general, en Australia, Nueva Zelandia, Guinea, Africa Meridional, China y en todos los pueblos de la civilización retardada, a los recién nacidos suele darse nombres de plantas, de animales o de objetos que llamen la atención de los padres o que recuerden cualquier circunstancia”. (6)
Generalmente, los nombres de animales y hierbas son los más antiguos apellidos que surgieron. Luego, en la modernidad propiamente dicha, empezaron a aparecer los apellidos relacionado con oficios. Como ejemplos de estos últimos puede citarse a Smith, “herrero” en inglés, y Kauffman, “comerciante” en alemán. Finalmente, los apellidos indígenas más importantes refieren al tigre, al suri y al búho, grandes animales admirados por tribus indígenas argentinas.

7. Nombres

Claude Levi-Strauss sostiene que cada miembro de una familia tenía un nombre personal, que era una parte que conformaba el nombre entero de la misma. En El pensamiento salvaje, Levi-Strauss nos dice: “los nombres individuales correspondían a miembros o a partes del animal. Ya sea que la denominación colectiva proceda de una idea del animal concebida en el más alto nivel de la generalidad, y que las denominaciones individuales correspondan a una de sus predicaciones en el tiempo o en el espacio; perro-que-ladra, bisonte-encolerizado, ya sea, por último, a una combinación de los dos procedimientos: ojos-resplandecientes-del-oso. En la relación así enunciada, el animal puede ser sujeto o predicado; el-pez-mueve-la cola, la marea-arrastra-a-los-cangrejos, etc. Cualquiera que sea el procedimiento utilizado (y lo más frecuente es encontrarlos yuxtapuestos) el nombre propio evoca un aspecto parcial del ser individual, absolutamente y a título particular, en esas sociedades en las que el individuo recibe un nuevo nombre en cada momento importante de su vida.” (7)
El nombre personal de cada individuo, según George James Frazer, era ocultado a extranjeros en el caso de los patagónicos araucanos. “Los araucanos difícilmente dan su nombre a una persona extraña, pues temen que de hacerlo adquiera poder sobrenatural sobre ellos. En cierta ocasión, un forastero que ignoraba estas supersticiones le pidió su nombre a un araucano y éste le respondió: “Yo no tengo ninguno.” (8) Esto pueda, quizás, parecerse al fragmento del antiguo testamento en que Moisés le pregunta el nombre a Dios y él contesta: “Yo soy el que soy”. Según Martín Buber, esto fue interpretado como que Dios podría pensar que si yo le digo a un hombre mi verdadero nombre, estoy en su poder, porque si uno sabe el nombre de alguien lo domina.
Los Abipones del Chaco Argentino, ya extintos hoy en día, se negaban –según nos cuenta el misionero Martín Dobrizhoffer- a decir su nombre y no lo hacían de ninguna manera si este correspondía a un muerto. Lo mismo ocurría con los indios Guaycurú.
Sigmund Freud, en Tótem y Tabú, analiza el hecho singular de que los Abipones tuvieron que cambiar tres veces el nombre del tigre (o jaguar criollo) para no pronunciar el nombre de un muerto. El muerto tenía el mismo nombre que el tigre.
Los nombres singulares y personales de indígenas quizá puedan dividirse, para varios idiomas, según el género al que pertenezcan. En Araucano, pueden ser nombres de hombre los siguientes: Mauienau (Diez guanacos), Nahuel tripai (Salió el tigre), Polu vilú (Culebra colorada), Autumilla (Sol de oro). Como ejemplos de nombres femeninos, podemos citar: Calvuñancú (Flor de oro) y Lelvun rayum (Prado de flores). En guaraní, son nombres masculinos: Yaguaracú (La calentura del tigre), Yaguacupé (Espinazo de tigre), Tutuaní (Diente de armadillo). En el caso de mujeres, los nombres pueden ser: Tesapona (Ojos bellos), Saantí (La de los ojos blancos), Cuñantí (La mujer blanca).
Algo similar ocurre con los géneros en idioma español. En relación a las mujeres, los nombres pueden ser: Liliana (Pura como flor de lirio, de origen latino), Susana (Hermosa como lirio, Bella como azucena), Sofía (Sabiduría, de origen griego), Débora (Laboriosa como abeja, de origen hebreo). Estos nombres de mujer refieren a las flores o la sabiduría. En el caso masculino señalemos a: Alejandro (Protector o defensor del hombre, en griego), Jerónimo (Nombre sagrado, con raíz griega), Raimundo (Protector y consejero), Juan (Posee la gracia divina), Gabriel (El que hace la fuerza y poder de Dios, de proveniencia hebrea).
En todos los nombres en español que han aparecido, se puede decir que los de mujeres están en relación a la flor o a la sabiduría, y los del hombre a la protección y a la luz divina.


Conclusiones

Mediante esta serie de siete puntos, se intentó dar lugar a la importancia que tienen los animales y plantas en el origen de nombres y apellidos. Puede decirse que desde los más antiguos tiempos, los animales y plantas fueron verdaderamente admirados e imitados en todo sentido, y hoy en día continúa la admiración. Podríamos ejemplificarlo de la siguiente manera: nuestros autos y aviones reemplazan la fuerza animal (recuérdese de la medida de los “caballos de fuerza”), nuestra ropa sintética sustituye las antiguas pieles de animales (incluso esta práctica sigue dando hoy en día status, como ocurría en milenios anteriores).
Ahora, en relación a los siete puntos anteriores podemos concluir, en primer lugar, que las enfermedades fueron identificadas, en los tiempos más antiguos, aludiendo a alimañas y plagas. Por otra parte, los primeros dioses tenían la imponencia y fuerza de los animales más grandes, y constituyeron un elemento a imitar; del mismo modo, los primeros bestiarios servían de ejemplo moralizante para la educación e instrucción. Esta admiración hacia los animales habría coadyuvado a que los primeros melancólicos o maníacos se transformaran, en su formaciones delirantes, a su imagen y semejanza.
Por otra parte, los primeros apellidos habrían portado determinadas características de plantas y animales. A su vez, los primeros nombres eran una parte de un gran animal o planta admirada; las flores fueron mujeres y lo guerrero y la fuerza protectora de los animales fueron trasladados a los hombres. Por último, fueron una primera parte del alma, de la psique, que quizá ha sido olvidada, relegada y dominada por la intelección de Aristóteles.

Referencias bibliográficas

- Arias, M. y Hadis, M. (2000): Borges Profesor. Curso de literatura inglesa en la universidad de Buenos Aires. Editorial Emecé. Buenos Aires.
- Aristóteles (2001): Acerca del alma. Editorial Gredos. Madrid.
- Borges, J. (2000): Textos recobrados. Emecé. Buenos Aires.
- Dobrizhoffer, M. (1784): Historia de Abipones. Tomos I y II. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Nordeste. Resistencia, Chaco, 1967.
- Frazer, J. (1890): La Rama Dorada. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1974.
- Freud, S. (1996): Obras completas de Sigmund Freud. Biblioteca Nueva. Madrid.
- Gandia, E. (1930): Del Origen de los nombres y apellidos, o de la ciencia genealógica. Editorial La Facultad. Buenos Aires.
- Hipócrates (1998): Tratados Hipocraticos I. Editorial Gredos. Madrid.
- Levi-Strauss, C. (1964): El Pensamiento Salvaje. Fondo de Cultura Económica. México.
- Pagés Larraya, F. (1991): Delirium. Documentos para la etnohistoria de crímenes y tormentos de naturales en el Tucumán Colonial. En Seminario de Investigación sobre Antropología Psiquiátrica. Año 2, Nro. 7. Buenos Aires.
- Pagés Larraya, F. (1969): El juego de los animales. Ediciones Prusa. Buenos Aires.

Citas
(1) Lacan, J. (1990): El seminario de Jacques Lacan. Libro 2. El Yo en la teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica (1954-1955). Texto establecido por Jacques Miller. Editorial Paidós. Buenos Aires-México-Barcelona. Pág. 337.
(2) Borges, J. (2000): Textos recobrados. Editorial Emecé. Buenos Aires. Pág. 291.
(3) Arias, M. y Hadis, M. (2000): Borges Profesor. Curso de literatura inglesa en la universidad de Buenos Aires. Editorial Emecé. Pág. 107.
(4) Lacan, J. (2000): El seminario de Jacques Lacan. Libro 4. La relación de objeto (1956-1957). Texto establecido por Jacques Miller. Editorial Paidós. Buenos Aires-México-Barcelona. Pág. 306.
(5) Escuela Freudiana de Buenos Aires (1986): Borges en la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Editorial Agalma. Buenos Aires. Pág. 20.
(6) Gandia, E. (1930): Del Origen de los nombres y apellidos, o de la ciencia genealógica. Editorial La Facultad. Buenos Aires. Pág. 18.
(7) Levi-Strauss, C. (1964): El Pensamiento Salvaje. Fondo de Cultura Económica. México. Pág. 254
(8) Frazer, G. (1890): La Rama Dorada. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1974. Pág. 292.

6. CONSIDERACIONES SOBRE LA LICANTROPÍA EN NARRATIVAS INDÍGENAS ARGENTINAS ACTUALES

Introducción

El presente trabajo está basado en algunas consideraciones extraídas de las lecturas de narraciones orales indígenas, en la República Argentina. Sobre una recurrencia en esos relatos, la transformación de personas en animales –licantropía o metamorfosis-, se intenta establecer una relación entre las narrativas indígenas y ciertas conceptualizaciones de la Psiquiatría y la Psicología.
La licantropía, desde el idioma griego, tiene su raíz en la palabra lykántropos, en la cual lykos significa “lobo” y anthropos “hombre”. En este caso, la palabra connota la presencia de un ser con cualidades mezcladas de animales y hombres. Por otra parte, cabe señalar que “licantropía” tiene como término de significado próximo a “metamorfosis”, e incluso que se han usado ambas palabras indistintamente.

La licantropía o metamorfosis desde ciertas narrativas indígenas actuales

En primer lugar, los relatos citados a continuación tienen en común la transformación del ser humano en animal. En segundo lugar, estas narraciones intentarían una interpretación sobre los motivos de ciertos comportamientos animales, quizás también el de explicar el origen de una clase determinada de ellos. Finalmente, en tercer lugar, la transformación del ser humano en animal está quizás relacionada a una burla o evitación de reglas grupales, e incluye en todos los casos citados, un castigo.
Se tomarán cuatro narrativas orales indígenas argentinas, en relación a la licantropía.

a) Transformación de una mujer en el ave cauquén:

Este relato procede de una tradición oral Alacalufe, población que habita en la Tierra del Fuego. El texto ha sido obtenido de un trabajo de Fernando Pagés Larraya, titulado Textos de tradición oral Alacalufe. Esta tradición oral trata el caso de una mujer que, con la desaprobación de su familia, toma como pareja a un lobo.

“Un lobo se puso a vivir con una mujer. El lobo era verdadero lobo, la mujer era persona. Ella lo llevó a su casa. Lo presentó a sus padres y hermanos. A ellos no les gustó pues le causaba miedo, pero ella no les hizo caso e insistió en que se quedara. Un día salió la mujer a mariscar y dejó a su esposo al cuidado de su madre. Aprovechando que ella no estaba, el hermano le dijo al padre que podían matarlo, ya que era feo y hediondo. Acordaron hacerlo antes de que ella regresara y así lo hicieron, luego lo descuartizaron.
La hija, que se había quedado preocupada, regresó y descubrió manchas de sangre, dándose cuenta de lo que habían hecho con su esposo. Quedó sola y finalmente se convirtió en cauquén. (1)”

La transformación en animal de una mujer, en este caso el ave cauquén, se produce luego de la muerte de su esposo, una relación desaprobada por su familia.

b) Transformación de un niño en el pájaro carpintero:

Este relato se toma de una tradición oral Ona, población situada en zonas de Tierra del Fuego, en la región más austral de la República Argentina.
En este texto se habla de una mujer que posee cualidades superiores a lo común, las que luego se descubren como aparentes y resultado de las pertenecientes a su hijo. El mismo tiene la propiedad de convertirse en hombre y posee un pene de dimensiones extraordinarias. Además, el niño prodigio mantiene a menudo relaciones sexuales con su madre. Cuando el padre del niño descubre esta relación, castiga al hijo cortándole el pene. Posteriormente al castigo, el niño se transforma en pájaro.

“Había una vez una mujer que todos los días se dirigía al bosque en busca de alimento, llevando en la espalda, dentro de una bolsa de cuero, a su pequeño hijo. Siempre regresaba cargada de abundantes hongos y frutos, y nadie se explicaba como una mujer con un bebé podía ser -sin lugar a dudas- la mejor recolectora.
En realidad, sucedía que el niño tenía la facultad de convertirse en hombre cuando su madre lo sacaba de la bolsa, de modo que podía trepar a los árboles más altos y elegir los mejores hongos, que iba lanzando a la mujer desde las alturas.
Una vez que ella, como siempre, se agachó a recoger del suelo uno de los frutos, el hijo, que la miraba trepado a la copa de un quindó, sintió surgir en él un deseo irreprimible por su madre. Entonces le gritó que guardara el fruto entre sus piernas, lo cual logró despertar la voluptuosidad de la mujer, hasta el punto de que olvidó que se trataba de su propio hijo y se dejó poseer sobre el suelo del musgo. Después, el hombre se introdujo de nuevo en la bolsa donde volvió a ser un bebé.
El tiempo iba pasando mientras continuaban las expediciones al bosque, donde madre e hijo se convertían en amantes y del cual ella volvía cargada de frutos.
Las otras mujeres del clan estaban intrigadas. Cuando le preguntaban a la joven madre por su exitoso método de recolección, ella decía que había aprendido a distinguir los árboles más prolíficos y que se trepaba a ellos en vez de contentarse con lo que estaba a su alcance. Pero sus compañeras desconfiaron de que una mujer cargada con un bebé pudiera hacer lo que contaba, y un día la siguieron secretamente hasta el bosque. Allí vieron con asombro cómo el bebé salía de la bolsa transformado en hombre y yacía con su madre. Espantados volvieron al campamento a contarle al padre del niño la escena que habían presenciado. El hombre no quiso creer lo que escuchaba, pero sospechó de su mujer al advertir que ante él nunca sacaba el bebé del morral. De modo que al día siguiente la acompañó hasta la espesura y le preguntó con dureza porqué no dejaba al niño en la choza como lo hacían las demás mujeres, a lo que ella respondió que su hijo era muy pequeño todavía. Entonces el padre rasgó el cuero de la bolsa de un solo cuchillazo y el niño cayó al suelo. El hombre vio, asombradísimo, el enorme miembro viril de su hijo y, horrorizado, volvió a alzar su cuchillo y se lo cortó.
Dicen que la criatura, al quedar sola en el suelo, tomó con los dientes el miembro amputado, que enseguida se transformó en un pico poderoso del que salía una lengua intensamente roja. Así, poco a poco el niño se convirtió en pájaro carpintero, esa ave que permanece mucho tiempo aferrada a los árboles, martillando los troncos en busca de alimento.” (2)

La transformación en animal se produce luego de haber sido descubierto el secreto de la mujer. Su hijo, después de transformarse muchas veces en hombre, luego del castigo se muda en pájaro carpintero de manera definitiva, y es condenado a habitar las copas de los árboles.

c) Transformación de dos personas en el oso hormiguero y la chuña:

El tercer ejemplo es tomado de una tradición oral Iojwaha o Chorote. A diferencia de los anteriores este relato es tomado de la zona norte del país, específicamente la región del Chaco Salteño. La narración incluye a dos hermanos de distinto sexo, que se quedan a vivir solos en un lugar de donde todos han huido a causa de un incendio.

“En aquel tiempo de los antiguos, por el lado del norte había empezado un incendio que, pese al viento que tenía la misma dirección, vino avanzando despacio hacia el sur, permitiendo escapar a la gente que vino pechando y pechando hacia estos lugares.
Cuando llegaron a este río, el Pilcomayo, todos lo cruzaron para continuar rumbo al sur, menos un joven que se quedó sólo con su hermana donde están esas barrancas altas, sobre la orilla de enfrente.
Tres días más tarde, ese muchacho empezó a mantener relaciones sexuales con su propia hermana como si fuera la esposa.
Cuando ese gran fuego estaba por alcanzarlos, él cavó un pozo en el medio del monte y, al llegar a unos tres metros de profundidad, fue a la orilla a juntar barro para llevarlo adentro.
Entonces, se metió con la hermana en el hoyo, lo tapó bien por encima y siguieron yaciendo juntos tranquilamente.
Cuando los alcanzó el incendio, él se dio cuenta porque el humo entraba al pozo a través de las raíces de los árboles. Entonces cubrió inmediatamente, con barro, los agujeros por donde venía el humo. Al rato llegó otra ola de fuego y, antes de que el pozo se llenara de humo, volvió a sellar los agujeros.
Se quedaron ahí adentro durante unos cinco o seis días. A cabo de los cuales, el joven agarró una varilla y la empujó hacia arriba para ver si podía salir. Cuando sintió que no quemaba, se dio cuenta que el incendio había pasado y recién entonces se decidió a salir.
Al salir, como el humo no le permitía ver nada, se echó con la frente bien apoyada sobre el suelo. Pasado un rato miró hacia el monte percatándose, sorprendido, que no había quedado ni un sólo árbol. ¡Todo era puro campo pelado! Mientras miraba en distintas direcciones e intentaba incorporarse, notó que ya no tenía cuerpo de hombre y, al rato, disparó sobre el campo convertido en hónikiu, la chuña.
Desde el pozo su esposa, que era la hermana, lo oyó cantar como esa ave y entonces también ella salió. Y mientras miraba el campo quemado, se cambió en soóla, el oso hormiguero.
Y así siguieron en adelante: el hombre como chuña y la mujer como oso hormiguero, cada uno por su lado y separados para siempre.” (3)

La transformación en animal se concreta luego de haber mantenido relaciones sexuales, en contra de las reglas de su grupo. Ello acontece inmediatamente antes de que el fuego los alcanzara y durante el incendio, cuando todos los miembros de la comunidad habían huido, dejándolos solos. No mueren quemados, pero terminan transformándose en animales.

d) Transformación de dos hermanos en tigres (jaguares o pumas):

El ejemplo a considerar es de una tradición oral Ishir o Chamacoco. Esta población vive cerca del Chaco Paraguayo, al norte de la República Argentina. En esta ocasión se habla de las vicisitudes que pasa toda una familia. Un hijo queda paralizado al contemplar el sexo desnudo de su madre, la que para curarlo accede a tener intercambio sexual con él. El padre intenta luego matar a su hijo y al hermano. Finalmente, los hermanos se convierten en tigres.

“Cuando cayó ese aguacero, su madre cubrió con una estera al joven que parecía dormir boca arriba. Mientras la tiraba, se abrió el taparrabos y el hijo pudo verle el sexo, vérselo muy bien.
Desde es momento el joven no quiso comer más. Pasaban los días y no comía nada; le traían miel, palmitos y nada, no quería nada. Lloraba tirado en su cama, recordaba el sexo de su madre y no podía pensar en otra cosa. Al fin le dijo a la mujer que quería comer harina de algarrobo, de la que ella guardaba en el monte, y su padre salió para traerla. Cuando quedaron solos, preguntó a su hijo porqué se negaba a comer.
- ¿Mi hijo, por qué no quiere comer? ¿Qué necesita que está siempre llorando? ¡Dígame que necesita, que yo se lo voy a dar!
- Mamá. Yo he visto su sexo y desde entonces me quiero acostar con usted.
- ¡Y bueno, acuéstese nomás para que quede tranquilo! ¡Está bien!
Y así el hijo tuvo sexo con su madre. Después de ello comió todo lo que había. Cuando llegó el padre, ella dijo que el joven ya estaba bien, que había ido de balde a buscar esa harina de algarrobo. Ahí el padre calculó, adivinó, supo que lo que pasaba no era por la comida. Adivinó que ese joven ya había tenido sexo con su mamá.
“Mi hijo ya consiguió lo que necesitaba. Por eso no llora más y está con gozo”, pensaba el hombre.
Pasó bastante tiempo de eso. Una vez el padre dijo de ir a buscar pescado, y llevó con él a su hijo menor y el mayor quedó ahí. Cuando encontraron donde había anguilas, el padre le dio un ajlebuk, un palo-cavador, al chico y le dijo que cavara para sacar una anguila que había abajo. Cuando el pozo llegaba hasta su cintura, él mandó que volviera y que buscara a su hermano mayor, para que continuara cavando más abajo. En la toldería, su madre le encomendó que no dejara que su hermano trabajara demasiado; recién había salido del Tobísh, el lugar donde se iniciaban los jóvenes, y no debía ensuciarse. Cuando de nuevo encontraron a su papá, le dijo al mayor:
-Aquí hay una anguila que no puedo sacar, no consigo agarrarla por las agallas. ¡Entrá un poco a probar vos!
Entró el joven pero no había anguila ahí, era un pozo vacío nomás. Pero cuando entró, el hombre lo agarró por las piernas y lo dio vuelta en el pozo, con la cabeza hacia abajo, y en seguida lo tapó. Al menor le había dicho que se fuera, pero él vio bien lo que había pasado. Entonces su padre también lo dejó allí y se fue; dejó a sus dos hijos ahí, al muerto y al menor.
El hijo menor no quiso abandonar a su hermano. Lloró junto a él hasta que amaneció, y al día siguiente ya no le quedaba voz para seguir llorando.
Ya los tuyuyú, las cigüeñas, querían bajar ahí para comer pescado y no podían porque había un niño estorbando. Después bajó la cigüeña y le preguntó que hacía. El chico quiso contestarle, pero estaba sofocado por el llanto y su garganta estaba cerrada. Sólo pudo hacerle una seña de que ahí habían hecho un pozo y habían matado al otro. No lo pudo entender el tuyuyú. Entonces mandó venir a todas las garzas, a todas las aves de lo alto para que vieran qué era lo que necesitaba ése. Todas las aves llegaron, pero tampoco pudieron entender lo que ese muchacho estaba diciendo con sus señas.
- ¡Llamen a Kaáze, el caraú! –dijo un ave. Y cuando llego Kaáze siguió hablando: -¡Aquí hay un chico que no nos puede decir qué le pasa! ¡A ver si usted lo puede curar!
Entonces Kaáze trajo un caracol de agua grande, de esos redondos con tapa abajo; sacó lo de adentro y se lo hizo tragar al niño. Lo tragó, pero tampoco pudo hablar. Volvió a darle más carne del caracol, y entonces ahí ya pudo hablar bien.
- Mi hermano está aquí abajo. Mi padre lo mató y lo puso aquí enterrado.
Las aves dijeron que enseguida lo iban a salvar y empezaron a sacar el barro con sus pies. El muerto ya estaba hinchado, podrido, pero ellos empezaron a curarle, a procurar darle algún poder para vivir. Todas las aves procuraron salvarlo y lo lograron. Al fin pudo sentarse y hablar con su hermano.
- ¿Por qué estamos aquí?
- Papá te mató, te trajo acá y te mató. Pero mediante estos tuyuyú y estas garzas te curaste de nuevo.
Así supo él todo lo que había pasado. Enseguida todos los tuyuyú les hablaron a los dos jóvenes.
- ¿Ustedes no querrían esta forma de pájaro para convertirse –los tuyuyú querían que se cambiaran en aves- así podrían volar también?
- No, no queremos –contestó el mayor-. Porque si ustedes nos forman como animales, los otros nos matarían y comerían nuestra carne.
- Pero, también hay elepiót, jaguares por ahí. ¡Y esos no se comen!
- Eso sí, esos no se comen. Y si nos convertimos como esos, podríamos ir más tranquilos entonces.
Ahí las aves del cielo les dieron su poder. Los soplaron, y los dos hermanos salieron como dos elepiót.” (4)

La transformación en animal se produce luego de la muerte. También se incluye que uno de los transformados en tigre ha tenido una enfermedad y que se curó teniendo una relación sexual con su madre.
En los cuatro relatos existe una recurrencia: los protagonistas cometen una falta y a continuación se convierten en animales. Esto es: se produce una licantropía o metamorfosis.


La psiquiatría y su descripción de la licantropía

Desde los orígenes de la medicina, la licantropía era tomada como un diagnóstico elaborado por charlatanes y magos. En el siglo V antes de Cristo, Hipócrates nos dice en Sobre la enfermedad sagrada lo siguiente: “(…) los hombres que carecen de un medio de vida se las ingenian y se inventan muchos y varios trucos en cualquier asunto y, en esta enfermedad, achacándole la culpa a un dios en cada manifestación de la dolencia. Porque no inculpan a uno solo, sino a varios. Con que si uno imita a una cabra, o si ruge y sufre convulsiones por el lado derecho, dicen que la responsable es la madre de los dioses. Si grita de modo más fuerte y más agudo, lo asimilan a un caballo y afirman que el responsable es Poseidón. Si se le escapa algún excremento, lo que sucede muchas veces a los que están dominados por la enfermedad, se le aplica el sobrenombre de la diosa Enodia; pero si es más repetido y menudo, como los pájaros, el de Apolo Nomio. Si echa espuma por la boca y da coces, Ares tiene la culpa. Los que tienen terrores nocturnos, espantos y delirios, y dan saltos de la cama y se escapan fuera de sus casas, dicen que sufren ataques de Hécate y asaltos de los héroes. Recurren a justificaciones y a conjuros, y realizan una acción muy impía y sacrílega a mi parecer.” (5). Hipócrates critica que las enfermedades sean asimiladas a animales y relacionadas inmediatamente con ciertos dioses.
Sorano, médico romano del siglo I de nuestra era, nos habla de pacientes que sufren de manía (“locura” en griego): “Los ataques son continuos, o bien separados por intervalos durante los cuales los pacientes ignoran completamente la agitación por la que han pasado y a veces conservan un vago conocimiento de lo que ha ocurrido; el paciente puede imaginar que ha tomado otra forma que la suya; uno se cree a sí mismo un gorrión, un gallo o un vaso de barro; otro, un buen orador o actor, sosteniendo gravemente una caña e imaginando que lleva el cetro del mundo; otros gritan como niños y piden que se les lleve en brazos o se creen a sí mismos un grano de mostaza y tiemblan continuamente por temor a ser comidos por una gallina; algunos hasta se niegan a orinar por temor a provocar un nuevo diluvio” (6). En este punto, Sorano asocia la licantropía con la manía (locura griega).
Areteo de Capadocia, entre los siglos I y II de nuestra era, nos dice refiriéndose a la melancolía grave: “Si la enfermedad se vuelve más imperiosa, entonces el enfermo odia, evita los lugares concurridos por los hombres, se entrega a varias lamentaciones, se queja de la vida y desea morir. En muchos casos esto da lugar a la insensibilidad y a la insensatez. Se despreocupan de todo o se olvidan de ellos mismos y viven la vida de animales inferiores” (7). En este caso, se asocia el modo de vida de los melancólicos con formas de vida propias de animales.
Y en el siglo II después de Cristo, Galeno afirma: “Los melancólicos están siempre invadidos por temores, pero las imágenes fantásticas no se presentan a ellos siempre de la misma manera. Así, uno de ellos se imaginaba estar hecho de conchillas y, en consecuencia, evitaba a todos los caminantes por miedo a ser aplastado. Otro, viendo que los gallos batían sus alas antes de cantar, imitaba la voz de estos animales y golpeaba sus flancos con los brazos. Otro sospechaba que Atlas, fatigado del peso del mundo que soporta, podría desprenderse de su pesado fardo y de esta manera aplastarse, al mismo tiempo que podría hacer perecer a todos. Miles de ideas semejantes atraviesan su espíritu.” (8) En este cuadro, Galeno asocia nuevamente la locura (en este caso la de forma melancólica) con la transformación en un gallo.
Ya en el momento de la Modernidad, Francois de Boisser de Sauvages de la Croix (1706-1777) describe dos cuadros clínicos que relacionan la locura y la licantropía. Uno es la melancolía “hippanthropica” y el otro la melancolía “zooantrópica”. La descripción del segundo es la siguiente: “todas las niñas de un convento estaban atacadas de una singular melancolía en ciertos días y en ciertas horas determinadas; durante el acceso, las jóvenes se creían gatas y formaban un concierto miálico” (9). Es de importancia remarcar que este cuadro licantrópico es diferenciado en sus formas en la misma modernidad, por lo cual vemos que ha tenido continuidad en el tiempo.
Griesinger, en 1845, en su libro Patología y Terapéutica de las enfermedades mentales, nos describe el siguiente cuadro clínico: “Una joven melancólica a la cual he observado, vio una cabeza de cerdo que salía de un espejo y se acercaba hacia ella: a partir de ese momento ella creyó durante mucho tiempo que se había convertido en un cerdo.” (10). En este caso, la licantropía se produce por la visión de un animal y la sucesiva creencia en la transformación en el mismo. Nuevamente, la licantropía se relaciona con la locura de forma melancólica.
Por último, acercándonos a la actualidad en psiquiatría, tomaremos a Henry Ey. En su Tratado de Psiquiatría, la transformación en otro ser nos estaría hablando de fenómenos en el terreno de las psicosis. Los observables antes señalados en relación a la licantropía, se encuentran dentro de los cuadros de psicosis confusionales, de psicosis delirantes (en sus forma aguda y crónica) y, por último, de psicosis esquizofrénicas. Ey escribe, al referirse al cuadro clínico de psicosis confusional, lo siguiente: “Es también frecuente que las escenas oníricas sean terroríficas y estén constituidas por experiencias alucinatorias visuales, en las que suceden espantosas peripecias, en que aparecen caras sangrantes de monstruos, bestias feroces o repugnantes (zoopsias), llamas, etc.” (11) En relación a las psicosis esquizofrénicas, la licantropía estaría incluida entre las vivencias de despersonalización. Dice el psiquiatra que “muy a menudo la extrañeza más o menos insólita o terrorífica se vive en la esfera del cuerpo o del pensamiento, y los enfermos se lamentan de ser transformados, metamorfoseados. En efecto, el síndrome de despersonalización es particularmente frecuente e importante en la evolución de estas psicosis. El proceso esquizofrénico marca con su sello especial este nivel del delirio (ya que la despersonalización se encuentra también fuera de la esquizofrenia, por ejemplo en la histeria, en ciertas intoxicaciones, en ciertas psicosis agudas, etc). Le confiere un acento fantástico o barroco, expresándose a través de un lenguaje a menudo ambiguo, abstracto, extraño y contradictorio: “mi alma es una hoja” (12). La licantropía en el tratado de Henry Ey quizás esté representada en el Síndrome de Despersonalización. Esta clasificación se sigue usando hoy en día.
Puede pensarse, entonces, que para los desarrollos psiquiátricos la licantropía estaría íntimamente ligada a la locura, en sus diferentes formas



La psicología y la licantropía

En el terreno de estudios de psicología, podríamos tomar los aportes del psicoanálisis en relación a ciertos aspectos de la licantropía, si bien este concepto no ha sido trabajado puntualmente.
En Tótem y tabú, podemos decir que Sigmund Freud relaciona el animal tótem con un sustituto de la figura paterna. También algo a considerar, en la relación del psicoanálisis con la licantropía, es que en los historiales de Freud aparecen animales ocupando lugares centrales en el entramado de las neurosis. De esta manera, en el historial clínico titulado Análisis de una fobia de un niño de cinco años, aparece toda una problemática del síntoma en torno a la fobia, recaída sobre el animal caballo. Con el mismo criterio, en otros análisis estudiados en extenso por el maestro de Viena –ejemplos: El hombre de los Lobos y El hombre de las ratas- desde los mismos títulos se indica una relación entre las neurosis y los animales mencionados.
En el terreno etimológico de la palabra “psicología”, esta se desdoblaría en dos vertientes. Se puede decir que tiene su raíz griega en la palabra “psyché”, que significa “alma”, y “logos”, traducida como “tratado o cuerpo teórico”. En el libro Los Complejos y el Inconciente, Carl Gustav Jung escribe: “La palabra griega Psyché significa también, como es sabido, mariposa.” (13). La confusión del alma con un insecto está presente en la misma etimología de la palabra psyché y, más precisamente, se confunde el alma con un insecto de gran predisposición a la metamorfosis.
Con esta consideración de psyché, Jaques Lacan dice en su Seminario 8 que “Psique está alada con alas de mariposa. Poseo objetos alejandrinos en los que psique está representada bajo aspectos diversos y a menudo provista de alas de mariposa, que en este caso son el signo de la inmortalidad del alma. Ustedes conocen las fases de la metamorfosis que experimenta la mariposa, o sea, que primero nace en estado de oruga, de larva, luego se envuelve en esa especie de tumba, de sarcófago, cuya forma recordará a la momia, y vive ahí hasta que vuelve a la luz del día bajo una forma gloriosa. La temática de la mariposa como significativa de la inmortalidad del alma había aparecido ya en la antigüedad y no sólo en las religiones diversamente periféricas. Ha sido utilizada incluso en la religión cristiana como simbólica de la inmortalidad del alma, y todavía se usa.” (14). Lo dicho por Lacan sigue en la misma línea de Jung.
Es importante destacar que en los casos clínicos psicoanalíticos, si bien sólo tienen un siglo de existencia, aún existe intacta la aparición de animales vinculada a la neurosis.
Por último, en referencia al psicoanálisis, es importante señalar que las metamorfosis anteriormente citadas, están en íntima relación con la prohibición de ciertas relaciones sexuales por las leyes del incesto, correspondientes a distintas culturas.

Conclusiones

En el desarrollo anterior se intenta establecer una posible conexión entre estilos narrativos indígenas, contemporáneos argentinos, y ciertas conceptualizaciones psiquiátricas y Psicológicas.
El hecho de que en las narraciones indígenas aparezca un cambio abrupto en la trama y emerja un elemento injustificado, como lo es la transformación de hombres en animales, puede ser tomado como un modo o estilo de terminar una narración oral. La intención de este trabajo, al establecer una conexión con la psiquiatría y la psicología, es la de marcar que, en los relatos indígenas argentinos, en ese lugar adonde aparece la transformación en animal dicha metamorfosis puede interpretarse -o tal vez traducirse- como la instalación de un cuadro depresivo o excitador, pero que tiene de cualquier forma elementos nocivos y perjudiciales. Para seguir estableciendo relaciones, podría interpretarse este rasgo de la narración indígena argentina con conceptualizaciones del psiquiatra Karl Jaspers: allí donde se produce la licantropía en una narrativa, es el lugar en donde Jaspers situaría la necesidad de ejercer cierta explicación. En este lugar es donde se produce un quiebre, algo que no puede ser comprendido y necesita ser explicado.
Para concluir, y a modo de síntesis, se puede decir que donde, desde un pensamiento occidental, se esperaría la aparición de sensaciones de angustia y desesperación -y quizás la muerte-, surge la licantropía. Por ello, podría establecerse que en los relatos el lector debe interpretar la licantropía como una forma de aparición de la angustia y, quizás más precisamente, de la muerte.

Referencias bibliográficas

- Cantini, A. (1988): Leyendas de la Tierra del Fuego. Editorial Planeta. 1998.
- Chase-Sardi, M., Siffredi, A., Cordeu, E. (1992) El gateo de los nuestros: Narrativa Erótica indígena del Gran Chaco. Ediciones del Sol. Buenos Aires.
- Ey, H., Bernard, P., Brissett, Ch. (1980): Tratado de Psiquiatría. Masón Editores. Barcelona.
- Freud, S. (1996): Obras Completas. Tomo I, II y III. Biblioteca Nueva.
- Griesinger, W.(1997): Patología y Terapéutica de las enfermedades mentales. Segunda parte. Editorial Polemos. Buenos Aires.
- Hipócrates (1990): Tratados Hipocráticos I. Editorial Gredos. Madrid.
- Jung, C. (1994): Los Complejos y el Inconsciente. Ediciones Altaya. Madrid.
- Lacan, J. (1988):El Seminario de Jacques Lacan. Libro 8. Ediciones Paidós. Buenos Aires-Barcelona-México.
- Pagés Larraya, F. (1985): Textos de la tradición oral Alacalufe. Mitológicas. Revista del Centro Argentino de Etnología Americano (CAEA), N° 1, Buenos Aires.
- Pichón Riviere, E. (1980): La Psiquiatría , una nueva problemática. Del Psicoanálisis a la Psicología Social. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires.

Citas

(1) Pagés Larraya, F. (1985): Textos de la tradición oral Alacalufe. Mitológicas, en Revista del Centro Argentino de Etnología Americano (CAEA), N° 1, Buenos Aires.1985. Pág. 40.
(2) Cantini, A. (1998): Leyendas de la Tierra del Fuego. Editorial Planeta. Págs. 162-163.
(3) Chase-Sardi, M., Siffredi, A. Cordeu, E. 1992) El gateo de los nuestros: Narrativa Erótica indígena del Gran Chaco”. Ediciones del Sol. Buenos Aires. Págs. 131-132.
(4) Chase-Sardi, M., Siffredi, A. Cordeu, E.: Op. Cit., Págs. 229-235.
(5) Hipócrates. (1990): Tratados Hipocráticos I. Editorial Gredos. Madrid. Págs. 403-404
(6) Pichón Riviere, E..(1980): La Psiquiatría , una nueva problemática. Del Psicoanálisis a la Psicología Social. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires. Págs. 180-181.
(7) Pichón Riviere, E., Op. Cit. Pág. 179.
(8) Pichón Riviere, E. Op. Cit. Pág. 182.
(9) Pichón Riviere, E. Op. Cit. Pág. 186.
(10) Griesinger, W. (1997): Patología y Terapéutica de las enfermedades mentales. Editorial Polemos. Buenos Aires. Segunda Parte. Págs. 83-84.
(11) Ey, H., Bernard, P., Brissett, Ch. (1980) Tratado de Psiquiatría. Masón Editores. Barcelona. Pág. 280.
(12) Ey, H., Bernand, P, Brissett, Ch.: Op. Cit. Pág. 514.
(13) Jung, C. (1994): Los Complejos y el Inconsciente. Ediciones Altaya, Madrid. Págs. 20-21.
(14) Lacan, J. (1988): El Seminario de Jacques Lacan, Libro 8. Ediciones Paidós. Buenos Aires-Barcelona-México. Págs. 256-257.