viernes, 12 de enero de 2018

Mis manuscritos sobre Kant




Doct:
Creo que el grueso de autores que vds revindican, propusieron volver a Kant, eso estoy haciendo.
Todos los textos fueron tomados de la facultad  de Psicología de la uba.
Sé que no quedo bien diciendo que no puedo olvidarme de los dibujos de la introducción a la obra de Kant, libro de la famosa colección, sobretodo los dibujos cerca de su muerte.
Lo más simpático, como decía Carpio, que es un viajante sin viajar, algo realmente a imitar, con sus lecturas imaginó el mundo y el universo. Imaginaba que dado un paisaje, influiría en la complexión de algún individuo, y por lo tanto, en su psique también. Es singular que lea informes de jesuitas de América, entre ellos Ruiz de Guzman. Piensa como serían los extraterrestres, dada su complexión, darían cierto estilo de pensamiento.
También fue célibe, igual que Spinoza, aunque regalaba flores a bellas mujeres.Es sabido que reculó, como todo filósofo, excepto Sócrates, ante la autoridad de turno, se comió los mocos. Ha estado de acuerdo con la pena de muerte.
Su énfasis en lectura crítica, mucho sostienen que leyó a Duns Scoto, parece ser cierto.
En el recuerdo, lo que más simpatía me despertó, fueron sus anotaciones, que fueran compiladas post morten, que no por ella son menos valiosas.
Llegué a Kant gracias a la cita del doctor Pages Larraya sobre la “Antropología sobre el empirismo”, texto que conseguí luego, en una edición que parecía mordida por un perro, y luego por una carta traducida, donde da consejos para no enfermarse, ambas fueron propuestas como material de lectura de catedra.
En todo se encuentra una conclusión sobre la imposibilidad de una psicología empírica, algo muy alemán, esa separación entre psicología empírica y psicología racional, es un debate aun no cerrado.
Creo que copié algunos fragmentos de una traducción del argentino Correa.
En el año pasado encontré una carta suya sobre lo sobrenatural, creo que la conclusión es que no descree de algo mas allá de lo probable, pero que no se puede probar.
Por los testimonios de sus discípulos, parece que muere de alzheimer, siendo que lo último que quedó de su memoria fue su poética, recordando versos de Virgilio.
Muestro acá una foto de su mascarilla postmorten, incluida en su publicación de sus anotaciones manuscritas.

Kant, Immanuel
Como orientarse en el pensamiento.
(was heisst: sich im denken orientieren?) (1781)
Edit Leviatán. Bs as. 1982
Copiado 19 de noviembre de 2003, en la Biblioteca de la  Facultad de Psicología de Bs As

De esta especie, era al principio que profesaba el difunto Mendelssohnn, aunque, por lo que sé, solo en los últimos escritos (los Morgenstunden) (a) .pp 165-66, y la carta a sus amigos de Lessing (b), pp 33 y 67); a saber, la máxima de necesidad de orientarse en el uso especulativo de la razón (uso ala que Mendelssohn por lo demás, concedía mucho, in (34) cluso hasta la evidencia de la demostración, con respecto al conocimiento de los objetos suprasensibles ) a través de un cierto medio conductor, este medio conectar era llamado por Mendelsohn ya el sentido común (gemersinn) (en los Morgenstunden), ya la sana razón (gesun de vernunft), ya el simple entedimiento humano (schlichte menchen rirstand) (en la carta a los amigos de Lessing)
¿Qué había podido pensar que semejante declaración resultaría tan perniciosa (lo que de hecho era inevitable) no solo por la ventaja opinión de Mendelsohn se formaba acerca del poder, del uso especulativo de la razón en cuestiones teológicas; sino incluso la sana razón común, dada la ambigüedad en lo que Mendelsohn había dejado el ejercicio de este poder en contraste con la especulación, correría el riesgo de servir de principio al delirio (schwammerer) y a la completa abdicación de la razón? Y sin embargo, esto es lo que ocurre en la polémica entre Mendelsson y Jacobi, sobre todo por las conclusiones no (35) desprovistas de importancia del sagaz autor de los Resultados.
No voy a atribuir a ninguno de los dos pensadores el propósito de introducir un modo de pensar tan pernicioso, aunque considero la tentativa de Jacobi, y del autor de los Resultados, como un argumentun ad hominem, del cual, es justo servirse como de un simple arma defensiva utilizando para en desventaja los puntos débiles que ofrece el adversario. Mostraré, por otra parte, que de hecho es por la mera razón por lo que hay que orientarse, y no por un presuntamente oculto sentido de la verdad o una intuición exaltada, en la que se podrían injertar, sin consentimiento de la razón, la tradición y la revelación. (36)
En efecto, el uso propio práctico de la razón consiste en la prescripción de leyes morales. Ahora bien, todos estas leyes llevan a la idea del bien supremo posible en el mundo: la moralidad (sitt lich keit), la cual solo es posible por la libertad; por otra parte, esas leyes llevan también a lo que no solo depende de la libertad humana, sino también de la naturaleza, a saber, a la mayor felicidad, en la medida en que esta se encuentra repartida en proporción con la moralidad. Por consiguiente, la razón exige admitir semejante bien supremo dependiente, y, para la consecución del mismo, exige admitir una inteligencia suprema como bien supremo independiente; no la exige, por cierto derivar de ello la autoridad obligatorio de las leyes morales, o de las móviles (triebfeder) para respetarlos (pues esas leyes no tendrían valor moral alguno si su motivo (bewiegungsgrund) se derivara de otra cosas que la ley, misma, la cual es por si misma apodícticamente cierta); la razón lo que exige solo para dar realidad (Realitat) objetiva al concepto de bien supremo, es decir, para impedir que ese bien, junto con la moralidad entera, sea tenido por supremo ideal, si no existiera en alguna parte del objetivo cuya idea acompaña inseparablemente a la moralidad. (49)
¡Hombre de gran espíritu y de amplias disposiciones de ánimo! Honro vuestro talento y venero vuestros sentí (50) miento de humanidad. Pero ¿habéis pensado bien lo que hacéis y adonde llegara la razón de vuestros ataques? Sin duda, queréis que la libertad de pensar se mantenga intacto, pues sin ella pronto se terminaría incluso medios de gran genio. Veamos lo que ha de resultar naturalmente de esa liberta de pensar, si se expande el procedimiento que habéis iniciado.
A la libertad de pensar se opone en primer lugar, la coacción civil. Es verdad que se dice que la libertad de hablar, de escribir, puede sernos quitada por un poder superior, pero no la libertad de pensar. Pero ¿pensaríamos menos, por decirlo así, y con corrección, si no pensaríamos, por decirlo así, en comunidad con otros, que nos comunican sus pensamientos, y, a los que comunicamos los nuestros? Por consiguiente, se pude decir que el poder externo que priva a los hombres de la libertad de comunicar públicamente sus pensamientos los priva también de la libertad de pensar, y esto es el único tesoro que todavía nos queda en medio de todas los cargos civiles (60) y también lo único que pueden aportar en remedio contra todos los males inherentes a esa condición.
En segundo lugar, la libertad de pensar, es tomada en el sentido de que ella se opone a la intolerancia (gewissseszwang). Es lo que ocurre cuando en materia de religión, y sin coacción externa, hay ciudadanos que se erigen en tutores de otros, y, en vez de dar argumentos, procuran, por medio de fórmulas de su fe obligatoria, e inspirando por miedo angustioso al peligro de una investigación personal, desterrar todo examen de la Razón gracias al temprana impresión producida en el ánimo.
En tercer lugar, la libertad de pensar significa el sometimiento de la razón a ninguna otra luz sino a las que ella se da a si misma; y lo contrario de eso es la máxima, de en unos sin ley de la razón, para, de este modo, como se figura el genio, ver más lejos que bajo la limitación de las leyes). De esto resulta naturalmente que si la razón no quiere estar sometida a la ley que ella se da a sí misma, entonces, ha de obligarse bajo el yugo de los de (61) ser que le da algún otro; pues sin ley alguna nada, ni siquiera el mayor absurdo, puede mantenerse mucho tiempo. Así, la inevitable consecuencia de la ausencia explicita de la Ley en el pensamiento (de una liberación de las limitaciones puestas por la razón) es esto, que la libertad de pensar finalmente se pierde, y, porque no es culpa de la mala suerte,  sino de una verdadera petulancia, la libertad se pierde por ligereza en el sentido propio de la palabra. El curso de las cosas es aproximadamente el siguiente. Primeramente el genio se complace mucho en su audaz brío, puesto que ha rechazado el hilo con que lo guiaba antes la razón. Pronto el genio hechiza también a los demás con decisiones terminantes, y grandes expectativas, y, finalmente, parece haberse instalado en el trono que una razón despaciosa y pesada adornada  tan mal.; aunque sin abandonar el lenguaje de la misma. Nosotros, hombres comunes, llamamos delirio la máxima, desde entonces admitida, de la invalidez de una razón supreminente legisladora; pero esos favoritos (62) de la buena naturaleza lo llaman iluminación (erleuchtung) pero, sin embargo, como pronto tiene que nacer entre ellos una confusión de lenguaje, puesto que solo la razón puede disponer con validez universal,  y ahora, cada uno sigue su propia inspiración, esas inspiraciones, entonces, tienen que surgir, finalmente, de hecho aseguradas por testimonios extensos y tradiciones, que al comienzo todavía eran elegidos, pero que con el tiempo, se convierte en fuentes documentales obligatorias. En una palabra, de todo esto tiene que resultar el total sometimiento de la razón a los hechos, es decir, la superstición (Aberglaube); pues esto, por lo mismo, se deja reducir a una forma legal y, de este modo, aun estado de descanso. (63)

Kant, Immanuel
Principios metafísicos de la Ciencia de la Naturaleza.
Metaphysische anfangsgrunde der naturwissenschaft
Edit Tecnos. S.A. (1786).1991. Madrid
Copiado el 19 de noviembre del 2003, de la Biblioteca de Facultad de Psicología de Bs As

Por tal razón, la ciencia de la naturaleza propiamente dicha, presupone la metafísica de la naturaleza. Ciertamente ella debe contener siempre principios que no son empíricos (precisamente por ello lleva el nombre de metafísica); sin embargo, también puede o bien no tener ninguna relación con un objeto de experiencia determinado, y, por tanto, sin preocuparse de forma determinada de la naturaleza de cualquier cosa del mundo sensible, tratar de las leyes que de una manera general hacen posiblemente el concepto de su naturaleza, tal es la parte trascendental de la metafísica de la naturaleza, o bien se ocupa de la naturaleza particular de tal o cual especie de cosas de las que les dado un concepto empírico, pero no utiliza salvo lo que contiene este concepto, ningún otro principio empírico para el conocimiento de estas cosas (por ejemplo, se toma como fundamento el concepto empírico de una materia o ser pensante, y se busca la extensión del conocimiento, de lo que es capaz la razón a priori en (7) la que concierne a estos objetos) ; así una ciencia de este género siempre debe denominarse metafísica de la naturaleza, a saber, de la naturaleza corporal o de la naturaleza pensante, sin embargo, en este caso, se trata no de una ciencia metafísica de la naturaleza general, sino, por el contrario, particular (física y  psicología), ciencia que aplica estos principios transcendentales a los de géneros de objetos de nuestros sentidos.(7)
La Psicología empírica esta todavía más alejada que la química del rango de una ciencia natural propiamente dicha, principalmente por las matemáticas no puede aplicar a los fenómenos del sentido interno, y a las leyes ya que entonces debería tomarse en cuenta la ley de la continuidad en el flujo de sus modificaciones internas;  pero esto sería una extensión del conocimiento que se comportaría de modo semejante a como lo hacen las matemáticas con respecto a la teoría en los cuerpos; aproximadamente como la teoría de las propiedades de la línea recta se relacionan con la totalidad de la geometrías. En efecto, la pura  intuición interior, donde debe construirse los fenómenos, del alma, es el tiempo, que solo tiene una dimensión. Tampoco podría nunca comparase con la química, como arte sistemático de análisis, o teoría experimental, porque lo diverso de la observación interna solo se deja separar mediante una simple división en ideas pero no puede (las partes) conservarse en estado separado, ni combinarse de nuevo a voluntad; además no es posible someter a otro sujeto pensante a experiencia convenientes a nuestros fines, ya que la observación misma altera y desfiguran en si el estado del objeto observado. Esta Psicología, pues jamás podría ser otra cosa (8) que una  teoría natural histórica del sentido interno, y, como tal, tan sistemática como sea posible, es decir, una descripción natural del alma, pero no una ciencia del alma, ni tampoco una teoría psicológica experimental; también es esto la razón por la cual hemos dado a esta obra,  ya que contiene de hecho los principios de la teoría del os cuerpos, siguiendo la costumbre el título general de Ciencia de la naturaleza, porque en sentido propio solo le conviene a ella esta denominación y no puede dar lugar, por tanto a ambigüedad alguna. (9)


Kant, Immanuel
Transición de los principios metafísicos de la ciencia natural o la física. (Opus Postumun) Editorial Nacional. Madrid.1983
Copiado el 19 de noviembre del 2003 de Biblioteca de Psicología de Bs As

Los ojos del basilisco (de los príncipes), cuya mirada no puede soportar el ciudadano. (663) (basilisken)
La palabra intuition (intuitus) se refiere al ver al concepto (conceptus), a la compresión, al entrar en contacto. Menos determinaciones subjetivas de la facultad cognoscitiva. (548)
La doctrina de la felicidad es el principio de la gimnastica (negativa justiene et abstine) y el bienestar (salus): mens sana in corpore sano; sin embargo es la moral el sustento previo de esto. (316)
Persona significa también máscara. Exipitur persona manet res (tun demun veras voces eliciuntur et eripitue persona manet res)
(nota del editor) Lucrecio. De rerum natura, III, 57-8, nam verae voces tum denun pectore ab ino / elu iuntur et eripur persona manet res (pues entonces por fin al hondo del pecho / son profundas voces verdaderas / la máscara se quita y queda el hombre) Kant cita de memoria, como de costumbre, alterando los versos. Unas interesantes apreciaciones, sobre el mismo papel de la persona, como máscara, se encuentra en Anthrop, $14; VII, 151-153) (601)
RELIGION ES ESCRUPULOSIDAD MORAL (gewisenhaftagweit) (mini hoc religioni): santidad de los primeros y veracidad, en que lo que el hombre tiene que reconocer (como) en sí mismo. Reconócete (gelche) a tí mismo. Tener, tal cosa no exige en el concepto de Dios ni menos aún el postulado: “hay un Dios”.668
Sabiduría como sujeto que ensaña al hombre (maestro): filosofía. (688)
El sexo femenino está continuamente rivalizando con exigencia de unas (mujeres) con otras, pretendiendo sacarse mutuamente ventaja y malmetiendo con gusto a los hombres unos contra otros. (693)
Si solo hay fuerza vital en la naturaleza de los seres orgánicos sobre la tierra (entendida) como madre. (179)
(nota del editor): ya en el $80 de la tercer Crítica había hablado Kant del “seno materno” (mutterhoous) de la Tierra”(V159) calificación que encontramos aplicada también al éter: “madre nutricia”(Gebahumutter) de todos los cuerpos (ref) 44, XIV.295) tanto en D.P como en la Crítica del juicio, deja escapar Kant de cuanto en cuanto consideraciones innegablemente empapadas de espíritu místico). (179)
Según este principio, cabe establecer  el carácter orgánico de la materia desde el reino vegetal al reino animal (con lo cual comienza ya los deseos de las instancias corpóreas como verdaderas fuerzas vitales), así como su organización en cuanto sistema en orden a las necesidades de las diferentes especies, cada uno de las cuales está en función de la otra (el ganso para el zorro, el ciervo par el lobo) según la diversidad de sus razas e incluso de diversas formas originarias ahora desaparecidas (entre las cuales no debieran haber estado los hombres; dado que las revoluciones telúricas en el seno de la tierra y en las montañas de este modo surgidas no presenta –según Camper-  hasta de ellos); y así hasta que incluso nuestra tierra, matriz de todas las cosas, alcance su fin como cuerpo orgánico nacido del caos en el mecanismo de la naturaleza. Para señalar el inicio o la terminación de esto es algo que rebasa enteramente los límites de la razón humana.(216).
El tema de Dios es el comienzo de todo aquello que se oponga al derecho, pues esta infracción opuesta a la razón ética: práctica. (596)
En todo problema parece estar, aún, en si esta idea producto de nuestra propia razón (ins rationis), no quedándonos otras cosas sino la relación moral con este objeto meramente problemático, que deja subsistir solo la fórmula de conocimiento de todos los deberes humanos como (tanquam) mandatos divinos cuando el imperativo categórico del deber hace sonar en férrea voz por entre todas las seducciones y cantos de sirena de los estímulos de los sentidos o también entre las intimidaciones que amenazan a estos.
Hay dos modos en que los hombres postulan la existencia de Dios. Ellos dicen a veces; hay un Juez divino vengador pues la maldad y el crimen exigen la destrucción de esta horrible raza. Otras veces piensa la razón en el mérito de que el hombre es capaz: el de poder ponerse a sí mismo en una clase superior, el saber de los seres autoreguladores (mediante la ético-práctica), capaces de elevarse sobre todos los seres limitados a los sentidos, junto con una vocación (Beruff) a ello. En cuanto tal no es (Dios) una cosa simplemente hipotética, sino una determinación a entrar en una clase de seres que son autores de su propia condición, es decir, que están obligados) y, sin embargo, se dan obligaciones a si mismos. (606).
El concepto de Dios es la idea de un ser moral que como tal, juzga y manda, universalmente. No es esto una cosa hipotética, sino la misma razón, pura práctica, en la personalidad, junto con las fuerzas motrices en vista de los seres del universo y sus fuerzas. (607)
(hasta 609)


viernes, 5 de enero de 2018

Mis manuscritos sobre Spinosa


Doct:
Supongo que su lado mas personal, se encuentra en sus cartas.
El autor tiene esperanza en racionalismo, algo que aun hoy no se cumplió.
Su obra recae mucho en temores de los árabes del Andaluz, que mucho racionalismo mata religión.
Su obra abunda en marranismos, como podría serlo de un judío que escribe extrañamente en latín, jaja.
Un día me propuse, con un compañero de cátedra dar esta versión, que les presento a vds, Casalla que me escuchó atentamente, casi me tira querosén encima para luego prenderme fuego.
Enfatizo cierto franciscanismo en este autor, aunque, ¡que diablos!, como diría otro franciscano, los autores franciscanos en que se basa no fueron escomulgados

Todos mis manuscritos son de abril de 2003.
En su mayoría de la los copie de la Bib Nacional, uno de Lugano 1 y 2, uno de libro prestado de compañero de secundaria.
En un primer escrito, copiado raramente en bib de Lugano 1 y 2, muy joven parece, y suena prácticamente estoico, en contraposición a lo que le seguirá.
Rescato cierto franciscanismo: en su ética, suena a franciscano Duns Scoto, por lo de la primer causa y de la voluntad ilimitada, y su  famoso panteísmo, suena a lo de creado y creador de Duns Scoto.
Otro franciscanismo, suena como Roger Bacon, en su lectura crítica sobre autores de Biblia, de la leyenda atribuida a Moisés como escritor del Pentateuco, él pone en duda eso, ya que Moisés habla de sí mismo en tercera persona.
Intento ver lo bello en una obra que abunda lo horrible, es bello sus conclusiones sobre el cuerpo de los profetas, que según su complexión corporal, de eso dependía sus visiones proféticas, eso es bello.
En su tratado político, hay pruebas de su apología violenta, incluso en sus escritos oficiales, sobre los impostores religiosos, mentirosos, que son los falsos profetas, que incluso pueden hacer milagros, suena muy violento.
Más violento aun, son sus cartas, más personales, donde se molesta en aclarar que él no es ateo.
No incluyo en estas anotaciones sobre un tratado anónimo que se le atribuye, sobre los tres impostores.
No sé cómo lo ha leído el argentino Korn, en momentos que no había internet, vi una publicación pirata en francés del siglo XIX.  El mismo Borges niega que el tratado de los tres impostores haya existido en la época pre-racionalista.

Spinosa
Tratado de la Reforma del Entendimiento.
Edito Bajel. Bs as. (1662). 1944
Copiado el 6 de abril de 2003, de Biblioteca Chorroarín de Lugano 1 y 2

Pues lo que con mayor frecuencia  se presenta en la vida y lo que  los hombres, según puede inferirse de sus acciones, consideran como el bien supremo, se reduce a estas tres cosas: riquezas, honores y deseo sexual.
De tal modo distraen al espíritu, estas tres solicitaciones, que no puedo pensar en ningún otro bien. Así en los que atiene al deseo sexual, queda tan suspenso de él, como si descansar, en un bien verdadero, lo que le impide en absoluto pensar en otras cosas. Pero a este goce sucede una profunda tristeza, que si bien no pasa en suspenso al espíritu, por lo menos lo perturba y embota (…) además, los honores y las riquezas me provocan arrepentimientos como el goce sexual, por el contario, cuanto más posee más de ellos, mas aumenta nuestra alegría, y, por consiguiente, nos sentimos impulsados a acrecentarlos más y más; y si por acaso se  frustran nuestras esperanzas, sentimos una tristeza. (20)
Pues muchísimos ejemplos de gentes que a causa de sus riquezas, han sufrido una persecución que llegó hasta la muerte; y también de gente que, por adquirir bienes, se expusieron a tantos peligros, que acabaron por pagar su estupidez con la vida. Y no son  menos numerosos, los ejemplos de los que sufrieron cruelmente por obtener o conservar honores. Innumerables, en fin, son los ejemplos de aquellos que han acelerado su propia muerte por excesos sexuales (21)
Por momentos, el espíritu se entregaba a estas meditaciones, me di cuenta de que rechazaba aquellos deseos y reflexiones seriamente sobre meros modo de vida. Este fin para mí si sirve para consuelo, pues comprendí que aquellos males no eran de naturaleza irremediable. Y si bien, estos intervalos fueron al principio raros y de muy breve duración, a medida que fui conociendo cada vez más el verdadero bien, se hicieron más frecuentes y duraderos; sobretodo cuando comprendí que la adquisición de dinero, el goce sexual, y la gloria son perjudiciales, mientras se los busca, por si mismos, pero no cuanto se los busca como medios para otros fines. (22)

Ética
(1677). 1975. Edic Aguilar. Bs as

Entiéndase por Dios un ser absolutamente infinito, es decir, una sustancia constituida por una infinidad de atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia intima e infinita.(28)
La existencia de Dios y su esencia son una sola y misma cosa. (55)
Digo  conceptos con preferencia o percepción, porque  la palabra percepción parece indicar que el Alma en pasiva con relación a su objeto, mientras  que concepto parece expresar una acción del Alma. (86)
El pensamiento es un atributo de Dios, o dicho de otro modo, Dios es cosa pensante. (87)
El Alma humana es una parte del entendimiento infinito de Dios. (106)
El objeto de la idea que constituye el alma humana, en el cuerpo, es decir, cierto modo de la extensión existente en acto, y no es otra cosa. (101)
El alma humana no conoce el cuerpo humano, y no sabe que existe más que por las ideas de las afecciones de que es afectado el cuerpo. (117)
La voluntad y el entendimiento son una sola y misma cosa (148)
Ante todas las afecciones que se relacionen con el alma en cuanto es activo, no hay ninguna que no tenga su origen en el gozo y en el deseo. (229)
El deseo es la esencia misma del hombre en cuanto es concebida como determinada a hacer (231) alguna cosa por una afección cualquiera dada en ello (232)
La alegría no puede tener exceso, sino que es siempre humana; por el contrario, la melancolía es siempre mala. (304)
La conmiseración es en sí mala e inútil en un hombre que sirve bajo el gobierno de la razón (…)
La humildad no es una virtud, es decir, no tiene su origen en la razón. (…)
El Arrepentimiento no es una virtud, es decir, no tiene su origen en la razón; el que se arrepiente de lo que ha hecho, es dos veces miserable o impotente. (315-6)
La muchedumbre es terrible cuando carece de terror; no debe, pues, extrañarnos que los profetas, atendiendo a la utilidad común, no a la de algunos, hayan recomendado tanto la Humildad, el Arrepentimiento, y el respeto. Efectivamente, los que están sujetos a esas afecciones pueden ser conducidos con mucha más facilidad, que los otros a vivir, bajo el gobierno de la razón; es decir, de ser libres, y a gozar de la vida de los bienaventurados.(316)
Los estoicos creyeron que las afecciones dependen absolutamente de nuestra voluntad, y que podemos mandar sobre ellas absolutamente. (355)
La beatitud no es el premio de la virtud, sino la virtud misma y esa satisfacción no se obtiene por la reducción de los apetitos sensuales, sino que, por el contario, ella es la que hace posible la reducción de los apetititos sensuales. (397)


Tratado Teológico Político. (1670). 1946. Edit Lautaro. Bs as
Copiado de Bib Nac de Bs As

Así, pues, dado que los profetas percibieron por la imaginación las revelaciones divinas, resulta  aquí que su facultad perceptiva se extendía mucho más alto de los límites de su entendimiento, porque (56) mayor número de ideas puede formarse con palabras o imágenes que dan principios sobre que reposa todo conocimiento natural. (57)
Esto se halla en perfecto armonía con la experiencia y la razón.  Los hombres de gran imaginación son los menos adecuados para las funciones del entendimiento puro; y recíprocamente, los que gozan de brillante inteligencia tienen en poder imaginaciones templadas, más dueños de sí mismos, y cuidan de sujetarlo para que no se mezcle en las operaciones intelectuales. (59)
Voy a demostrar que las profecías han variado no solamente según la imaginación de cada profeta y el temperamento especial de su cuerpo, sino también según sus particularidades opiniones que cada uno profesaba. (60)
Otro tanto pasaba a cada profeta con la revelación que variaba según la disposición de su temperamento, su imaginación y sus opiniones. Si por temperamento el profeta era de alegre humor, no le revelaba más que victorias, paz, y todo lo que conduce al hombre a la alegría, pues los temperamentos de esta clase no suelen imaginar más cosas de esta índole. Si el profeta era triste, predecías guerras, suplicios, y todo género de desgracias, y de este modo, según que el profeta fuera de carácter dulce, irascible, severo, compasivo, etc; así era más a propósito para tal o cual clase de revelación. También las disposiciones de la imaginación eran en los profetas causas de variedad. Si en imaginación era brillante, comunicaba con Dios en estado elevado. Si confusa, lo hacía en confusas palabras; y así, finalmente según las diferentes imágenes que se le aparecieron. Cuando era hombre de campo hablaba de bueyes y vacas; si  de guerra, de generales y ejército, si cortesano, de tronos y cosas por el estilo. (62)
Si, pues, alguno lee las escrituras y cree así estas menciones sin atender a la doctrina que de ellas se desprende, ni aplicase a mejorarla, es exactamente como si leyera el Corán a los poemas dramáticos, o al menos esas historias que todo el mundo lee con distracción, mientras que por el contario, el que desconoce la Escritura Sagrada, pero, tiene en espíritu lleno de saludables creencias, y se rige por la razón, ese es verdaderamente feliz, y el espíritu de Cristo está en él. (144)
En cuanto a los milagros, además que los falsos profetas también los hicieron, hemos ya demostrado que no basta para hacer contar la divinidad de la Escritura. (134)
Esta perfectamente comprobado que los antiguos  hebreos escribían sin puntos (esto…) (…)

Spinoza, Baruch
Tratado teológico – Político. (Tractatus Theologico- Politicus)
(1670) 1994. Ediciones Altaya. Barcelona
Anotación de 1 de abril del 2003

Del capítulo precedente, como ya hemos indicado, que los profetas no estaban dotados de una mente más perfecta, sino de una potencia imaginativa más rigurosa. Los escritores, en unos relatos, dan abundantes pruebas de ello. Salomón, por ejemplo, sugirió claramente a los demás por su Sabiduría, pero no por el don profético. Igualmente aquellos prudentísimos varones, Hemán, Dorda y Caliola no fueron profetas; en cambio, hombres incultos y sin formación, algunos e incluso mujercillas, como Agar, la esclava de Abraham, poseyeron el don profético. Lo cual está, además, de acuerdo con la experiencia y con la razón, ya que quienes más descuellan por su  imaginación, tienen menos aptitudes para el conocimiento puramente intelectual; y por el contrario, quienes destacan por su inteligencia y la cultivan al máximo, tiene el poder de imaginar más moderado y más controlado, como si la sujetaran con su freno para que no se confundan con el entendimiento.
Por consiguiente, quienes se empeñan en descubrir en los libros proféticos la sabiduría y el conocimiento de las cosas naturales y sapientiales, se equivocan totalmente de camino. (95-56)
Mostrare que las profecías han variado, no solo según la imaginación y el temperamento corporal de cada profeta, sino también según las opiniones de que habían estado imbuidos, y que, por tanto, la profecía misma hizo más datos a los profetas, como enseguida explicaré con más detalle. Pero antes hay que tratar la certeza de los profetas; porque, aparte de pertenecer al tema de este capitulo, nos ayudará un poco a demostrar lo que nos proponemos. (96)
En relación al temperamento, la revelación variaba el modo siguiente. Si el profeta era alegre, se le revela las victorias, la paz y cuantas cosas despiertan alegría en los hombres;  y en cambio, si era triste, se le revelaban guerras, suplicios y todos los males, y así, según que el profeta fuera compasible, afable, colérico, severo, etc, era más o menos apto para unas y otras revelaciones. Las variaciones respecto a la imaginación consisten en que, si el profeta era elegante, también percibía la mente de Dios en estilo elegante, y si  era confuso, percibía confusamente, y esto es aplicable a todas las revelaciones que se le presentaba a través de imágenes: es decir, que si el profeta era campesino, se le representaba bueyes y vacas, etc, si era militar, jefes y ejércitos: y, en fin, si era cortesano, se le representaba el solio regio y cosas similares. Las profecías variaban, finalmente, según las diversas opiniones de los profetas. Por eso a los magos (ver Mateo, a) que daban crédito a los juegos de la Astrología, se les reveló el nacimiento de Cristo por la imaginación de una estrella surgida en Oriente, a los augures de Nabucodonosor se les reveló en las entrañas de las víctimas (ver Ezequiel 21,26) la destrucción de Jerusalem, que el mismo rey conoció por los oráculos y por la dirección de las saetas que el barajó al día; y a los profetas que creían que los hombres actúan por libre elección y por su propio poder, se les revelo Dios como indiferente, y como si descendiera las acciones humanas futuras. (100)
 Se nos dice , por otra parte (Éxodo, 37, 18), que Moisés pidió a Dios que le permitiera verle, pero, como Moisés, no había formado ( como yo he dicho) en su cerebro ninguna imagen de Dios, y Dios tan solo se revela a los profetas ( como también he probado) según la disposición de sus imaginaciones, Dios no se le apareció bajo ninguna imagen, y esto sucedió, repito, porque repugnaba a la imaginación de Moisés; puesto que otros profetas, por ejemplo, Isaías, Ezequiel, Daniel, etc, testificaban haber visto a Dios. Pero eso, contesta Dios a Moisés; no podrías ver mi rostro; y porque además Moisés creía que Dios era visible, es decir, que ello no implicaba contradicción alguna por parte de la naturaleza divina, ya que, de lo contario, no hubiera pedido tal cosas. Y, por lo mismo, añadió Dios, porque nadie verá y vivirá dando así una razón acorde con la opinión de Moisés. (109)
(…) es sin vocales sin vocales ni acentos (de suerte que los intérpretes posteriores agregan al texto, según como interpretan, de donde se sigue que solo pueden verse en este sus opiniones particulares. (147)
Muchos han creído que el autor (del Pentateuco) fue Moisés. (160)
El autor de los libros del Pentateuco, además de hablar siempre de Moisés en tercera persona (163)
En conclusión: todos los libros de que necesariamente hemos hablado (hasta el de Samuel) son apócrifos, y los acontecimientos narrados en ellos están como referidos a una época muy remota. Si ahora se considera la persecución el objeto de todos estos libros, se reconocerá un gran trabajo que son las obras de un solo historiador, que se propuso escribir las antigüedades judías, desde los tiempos más remotos, hasta la primera devastación de Jerusalem. (168)
Podemos preguntarnos si los apóstoles escribieron sus cartas a títulos de profetas, en virtud de su revelación, y en mandato, expreso como Moisés, Jeremías y los demás, o a títulos de doctores, y simples particulares (…)
Ahora bien, si fijamos la atención en el estado de las cartas, hallaremos que está muy lejos de ser el de las profecías. (205)
Por eso, ningún apóstol es más filosofo que Pablo, destinado particularmente a predicar a los gentiles; pero los demás, que predicaron a los hebreos, es decir, al pueblo enemigo de los filósofos, se acomodaron también a  su espíritu, en este punto, y enseñaron la religión descartada de toda especulación filosófica. Nuestro siglo sería por cierto muy dichoso si estuviese también libre de toda superstición. (212)
Lo primero que se desprende clarísimamente de Éxodo 6;3, donde Dios dice a Moisés, refiriéndose a la Gracia singular, que le fue concedida: me reveló a Abraham, Isaac, y Jacob, como Dios Sadei, pero bajo mi nombre Jehova, no fue conocido por ellos. Para que se  entienda mejor, hay que advertir que el Sadai  significa en hebreo Dios ya basta, porque da a cada uno lo que es suficiente. Y, aunque muchas veces Sadai se toma por Dios, sin más, no cabe dudas que se debe sobre entender siempre El, Dios,  hay que señalar, además, que aparté de Jehova, no se halla en la escritura ningún nombre que indique la esencia absoluta de Dios, sin relación a las cosas creadas, y por eso los hebreos defienden que solo esto es el nombre propio de Dios. (302)
Por eso, en el Génesis se dice que Dios era predicado por los patriarcas con el nombre de Jehova, no porque ellos lo conocieran bajo ese nombre, sino porque este nombre era el más venerado entre los judíos. Esto, digo, es la verdadera explicación, puesto que en nuestro texto de Éxodo, se dice expresamente que los patriarcas no conocieron a Dios bajo ese nombre; y porque, además, en Éxodo, 3,13, Moisés desea saber el nombre de Dios; si este ya fuera conocido antes, lo hubiera conocido él, al menos. Hay que concluir, pues, como queríamos que los fieles patriarcas ignoraron este nombre de Dios, y que el conocimiento de Dios es un Dios suyo y no era mandato. (304)
Por eso, dos reyes que habían usurpado antiguamente el poder, procuraron, a fin de garantizar su seguridad, hacer creer que descienden de dioses inmortales. Pues pensaban que si los súbditos y todos los demás no los miraban como iguales, sino que creían que eran dioses, aceptaron gustosos ser gobernados por ellos, y si les sometían más dificultad. Y así, Augusto convenció a los romanos, de que descendían de Eneas, al que se creía hijo de Venus, y se colocaba entre los dioses; quiso que los flamines y los sacerdotes le rindieran culto, dedicándole templos, y haciendo efigies, como a los dioses (Tácito, Anales, libro I) Alejandro quiso ser validado como hijo de Júpiter, y no parece que lo hiciera por soberbia, sino por  pendenciero, como lo indica su respuesta a las invectivas de Hermolao. (355)

Spinoza, Baruch
Epistolario.1988. Mila y Ammia (Edit)
Copiado de la Bib Nacional de Bs As

Me pregunta usted, en segundo lugar, que errores observo en la filosofía de Descartes y de Bacon. Aunque no es mi costumbre señalar los errores de los otros, también quiero complacerlo en esto. El primero y máximo consiste en que se descarriaron del desconocimiento de la causa primera, y del origen de todas las cosas. El segundo, en que no conocieron jamás la verdadera causa del error.(17)
Comenzaré, pues, hablando brevemente de Dios, a quien defino como un ser que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales es infinito o sumamente perfecto en su género. Aquí es de notar que, entiendo por atributos todo aquello que se concibe por sí o en sí, de modo que en su concepto no implique el concepto de otra cosa. (47)
Parea  responder a lo primero digo que la Escritura, porque se adaptó y sirve sobretodo a la plebe, habla continuamente al modo humano, pues la plebe es incapaz de comprender las cosas excelsas. (69)
Pero en cuanto a mí se refiere, dado que confieso llanamente y sin ambages que no entiendo la Sagrada Escritura a pesar de que le he dedicado algunos años. (84)
Como veo, sin embargo, que usted no ha comprendido bien todavía el pensamiento de Descartes, le ruego que considere otros dos puntos en primer lugar, ni yo ni Descartes hemos dicho jamás que perteneciere a nuestra naturaleza imprimir nuestra voluntad dentro de los límites del entendimiento, sino solo que Dios nos fue dado en entendimiento limitado y una voluntad ilimitada, de modo que ignoramos para que fin nos ha creado. Además, que esa voluntad ilimitada o perfecta no solo nos vuelve más perfectos, sino que además, como lo diré a continuación, no es muy necesaria. (87)
Todavía no he oído que ninguno cartesiano haya explicado los fenómenos de los más recientes cometas por medio de las hipótesis de Descartes, y dudo que precedan a explicarlos correctamente por medio de ellas. (108)
Compongo ahora un tratado sobre mi interpretación de la escritura. Me mueve esto: 1º los prejuicios de los teólogos: pues sé que impiden sobremanera que los hombres presten dedicar su espíritu a la filosofía por consiguiente, me ocupo activamente de descubrirlos y de extirparles de los montes de los más inteligentes; 2º la opinión, que el vulgo tiene de mí, que no cesan de acusarme de ateísmo. También estoy obligado de rebatirla en todo lo posible. 3º la liberta de filosofar y de decir lo que pensamos, quiero defenderlo en toda forma, porque aquí esta suprimida de todos los modos por la excesiva autoridad y petulancia de los predicadores. (108)
Sería demasiado largo examinar todo aquello con lo cual muestra que no se han formado un juicio sobre mí con ánimo absolutamente sereno. Por lo cual, paso a su conclusión, donde dice que no me queda ningún argumento, con el que pueda demostrar que Mahoma no fue un verdadero profeta. (…) trata, por otra parte, de demostrar esto de mis opiniones; aunque sin embargo, de las mismas se sigua claramente que aquel fue un impostor, puesto que suprimí intensamente esa libertad que la religión universal, revelado por medio de la ley  natural y de la profética concede, y que yo he demostrado que debe ser absolutamente concedida. Y aunque esto no fuese así, pregunto, ¿acaso tengo la obligación de demostrar, que algún profeta ha sido falso? Lo contario, los profetas, ciertamente, tienen que demostrar que son verdaderos profetas. (…)
Pero en cuanto atañe a los mismos turcos y a los demás gentiles, si adoraron a Dios mediante el cultivo de la justicia y la caridad hacia el prójimo, creo que también tendrían el espíritu mismo de Cristo y serían salvados cualquiera sea la opinión que le sigan, por ignorancia, sobre Mahoma y los oráculos. (146)
Antes de terminar, le diré una sola cosa: a saber, que el deseo que tienen la mayor parte de los hombres de mirar los cosas no son como en realidad son, sino como las desean, se colige más fácilmente de los relatos de fantasmas y espíritus que de otros. (159)
Por lo demás, para contestarles a su objeción, digo que aunque cada cosa está expresada de infinitos modos, por infinitas ideas con las cuales se expresa no pueden constituir una sola y  misma idea de una cosa particular, sino infinita, pues cada una de estas ideas infinitas no tienen conexión alguna con las otras, como he explicado en el mismo escolio de la proposición 7 de la parte II de la Ética, y como resultado de proposición 10 de la parte I. si usted presta un poco de atención a esto, vera que no queda ninguna dificultad, etc.  (187)
Entre religión y la superstición reconozco como diferencia principal, que ésta tiene por fundamento la ignorancia, aquella, por el contario, la sabiduría. (204)