viernes, 9 de noviembre de 2018

Lugones y Psiquis





Det är Blommor Som Har Fångat Dig – son las flores las que te atraparon
Para los que me siguen, saben que la mariposa es la Psique, ¿el alma de quien nos visita?, Lugones lo explica mejor que yo en su “Filosofícula”.
Las flores de mi madre, permiten esto, hace poco, un tuminiko (picaflor en quechua) nos produjo el mismo efecto. Viendo el tuminiko, le digo a mi madre, “¿viste alguna mariposa en estos días? Esta ciudad no tiene batracios, mariposas ni bebederos”.
Visitando hoy esta mariposa, se la señalo y me dice: “¡viste! ¡Vos que decías que hace rato no veías una!
El texto de Lugones, “Filosoficula”, explica mejor la relación de Psiquis y el alma.

“Y las flores de las tumbas? Añadió presto.
Los hombres primitivos, al verlos brotar con profusión sobre la fertilidad de los tumultos de tierra, las creyeron almas. Visitadas por las mariposas, de ahí nació la leyenda de Psiquis.
Nuestros grandes dolores y nuestros grandes placeres tienen por símbolo la flor”. (Página 78)
La última oración la había puesto en una flor de plástico, para mi psicóloga, una rosa que nunca le regalé, y se encuentra en mi habitación.
Este último texto es hermoso, no puedo dejar de citar el próximo párrafo que tiene que ver con lo anterior.

“La lámpara de Psiquis
La noche de bodas oficiales de Psiquis con el Amor, es decir, luego que Júpiter hubo perdonado la curiosidad de la exaltada doncella- al recobrar el lecho que con tanto dolor lloraron perdido, Psiquis apagó la lámpara.
- ¿cómo, amada mía, dijo Eros asombrado, apagas la luz ahora cuando para encenderla para verme habrías arriesgado la eterna separación?
- es que nada hay má0s divino, suspiró Psiquis, ni más dulce a la vez, que tus besos en la sombra.
Sonrió Eros en la obscuridad, atado ya por las cadenas de rosas de los brazos queridos, pero cuando sintió dormir a su esposa, comprendiendo que al desaparecer por ella la ansiedad por el bien amado, empezaba la inevitable desilusión, volose en silencio: esta vez para no volver. (página 41)

Este libro lo encontré en la biblioteca Chorroarín de Lugano
“In this town, where Iam from, I learn that two is so much better than one.”

Contactos de García de Onrubia con Perón





El presente trabajo tiene por objetivo señalar sus contactos directos con Perón, se encuentra al lado en la pronunciación de su discurso “la comunidad organizada”, da un discurso para despedirlo de ese congreso, que aunque no se pronuncia, se imprime, además, se muestra su epistolario de esos eventos. Quizás esta cercanía política explica su silencio posterior inmediato.

Onrubia se mantiene a la derecha de Perón cuando pronuncia su discurso conocido como “la comunidad organizada”

El Primer Congreso Nacional de Filosofía celebrado en la ciudad de Mendoza entre el 30 de marzo y el 9 de abril de 1949 fue clausurado por el General Juan Domingo Perón y su conferencia publicada luego bajo el título La comunidad organizada.
El discurso de Perón del congreso se encuentra en el Archivo General de la Nación, con el titulo
“Exposición en el acto de clausura del primer congreso nacional de filosofía. Transcripción propia del audio de la exposición. “Discurso pronunciado el 9 de abril de 1949”, su ubicación es FB 10-08-56, rollos n.o43, 44 y 45, duración 65 minutos. Este material, con muy ligeras modificaciones, conformará los parágrafos XVII a XXII del texto que se conocerá, después, como La comunidad organizada.”
En una presente edición del discurso se consigna que García de Onrubia se encuentra al lado de Perón en la pronunciación del discurso
“En el Teatro Independencia de la ciudad de Mendoza, alrededor de las 18 h. Acompañaron en el estrado al presidente de la Nación, a su derecha, su esposa, la señora María Eva Duarte de Perón; el rector de la Universidad de Cuyo y presidente del Congreso, doctor Ireneo Fernando Cruz; el vicepresidente de la República, doctor Juan Hortensio Quijano; el prosecretario del Congreso, señor Felipe García de Onrubia; y a su izquierda, el gobernador de Mendoza, teniente coronel Blas Brisoli y señora; el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, doctor Héctor Cámpora y señora; y el ministro de Educación de la Nación, doctor Oscar Ivanissevich. La exposición fue transmitida por LRA y LRA1, Radio del Estado, Buenos Aires, y la Red Argentina de Radiodifusión.”

Pronuncia la despedida de Perón del congreso

El siguiente discurso no fue pronunciado, pero fue incluido en las actas.

“Discurso del prosecretario técnico del congreso, profesor Luis Felipe García de Onrubia, de la Universidad de Buenos Aires, en representación de los profesores universitarios argentinos.
Excelentísimo Señor Presidente de la Nación; Señora de Perón; Exento. Señor Vicepresidente; Señores Gobernadores; Señores Ministros de los Poderes Ejecutivo Nacional y Provincial; Señores Rectores de las Universidades Nacionales; Señores Miembros del Primer Congreso Nacional de Filosofía:
Las circunstancias hacen que sea yo quien hable en esta ocasión en nombre de los profesores universitarios argentinos y, a la vez, en nombre de quienes desde la Secretaría Técnica hemos contribuido a la organización de este Congreso. Quiero creer que es un reconocimiento del entusiasmo que he puesto en él, del desvelo que hubo que consagrar a esta empresa que ya realizada y con la convicción cierta del triunfo, parece más audaz que nunca. Quede así explicado el que sin demasiados años de edad, traiga hoy la palabra de mis colegas —muchos de ellos mis maestros de ayer. Bien mirado, este Primer Congreso Nacional de Filosofía que acaba de clausurar con su palabra el Excelentísimo Señor Presidente de la Nación, es una gran hazaña de juventud. Tal vez, el último gesto de nuestra adolescencia cultural y el primero —reposado y caviloso— de nuestra madurez.
Ha de ser evidente para todo aquel que piense con un mínimo de probidad intelectual, que el Congreso cierra un ciclo en la historia del espíritu argentino. Hay buenas razones para creer que clausura el período de la iniciación, el largo y difícil período en el que hubo que consolidar y, a veces, defender la cultura filosófica; el período inaugural de la adquisición de las técnicas, del manejo y la intimidad con las fuentes. Ese período tiene una geografía y una historia que es hidalgo no olvidar. Se ubica en el litoral y centro del país y su historia está hecha de los desvelos de los hombres que aislados luchan por lograr su propia formación filosófica y por imponer la dimensión especulativa de la cultura. Esa etapa tiene nombres nacionales venerables. Permítaseme recordar uno solo, aquí presente, el del doctor
Coriolano Alberini, quien de todo parece haber estado impedido, menos de continuar dando —hoy mismo— su lección de noble tolerancia y libertad espiritual. Es esa historia la que cerramos con el Congreso.
Historia tal vez menuda, pero historia nuestra: la de nuestra incipiente tradición filosófica, la de nuestra modesta propensión especulativa que en lo universitario se inicia hace ya cincuenta años en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Si algo significa este Congreso —¡y significa tanto para nosotros!— es por referencia a esa tradición que es su soporte histórico y permite comprenderlo y valorarlo.
Cierre y fin de una etapa, es también esta ocasión el comienzo de una nueva. El examen objetivo del trabajo de estos once días de sesiones diarias, muestra el volumen alcanzado por la reflexión filosófica  argentina. Cada trabajo argentino, cada intervención en sesiones plenarias o particulares, prueba de modo irrefutable que los desvelos de nuestros mayores no han sido vanos. Que hay un pensamiento filosófico nacional sensible a la problemática contemporánea e inquieto por ella; capaz de atisbos penetrantes, de formulaciones sutiles, de planteos inteligentes. El diálogo —forma inaugural de la filosofía— ha  podido entablarse con nuestros ilustres huéspedes extranjeros. Por eso, hoy que las preguntas fundamentales cobran el apremio y la urgencia de esta hora decisiva para la cultura de Occidente, podemos tener la certeza de que la voz argentina no ha de faltar en el coro de quienes respondan por el espíritu y por la dignidad humana.
Si hubiese que justificar una vez más al Congreso de Filosofía, bastaría esta alusión a la calidad del esfuerzo nacional para hacer de nuestra reunión filosófica no un hecho insólito, no un acontecimiento  exótico, sino una necesidad sentida y vivida. Vivida y sentida, incluso, como requisito de la convivencia nacional. No es el menor fruto del Congreso que quienes enseñamos filosofía en las seis Universidades  hayamos compartido el techo y la mesa y advirtamos con júbilo que nos encontramos más próximos los unos a los otros de lo que la refracción de la distancia permitía sospechar. Las diferencias filosóficas cuando se mantienen en el orden de la limpia intención teórica, no pueden impedir la obra común de consolidar y vigorizar el pensamiento argentino.
A los señores miembros extranjeros que nos han honrado con su presencia, que prestigiaron nuestro Congreso con sus nombres ilustres, que abandonaron tareas en universidades seculares para responder a  nuestro llamado, vaya nuestra gratitud y nuestro respeto. Sepan ellos que hemos tenido conciencia muy clara de su valer y de la fecundidad de su estada memorable entre nosotros. Fueron invitados por la  objetiva consideración de sus méritos científicos y atendiendo a la diversidad de corrientes filosóficas; habíamos tenido con ellos la intimidad del libro en el que la personalidad parece volcarse íntegra y  total, pero hoy, luego de este contacto humano, de este trato de todos los días y de todas las horas, creemos haber anudado una amistad perdurable. La distancia no podrá ya disipar estas bases efectivas de  la cooperación intelectual que facilitará la labor científica, cada día que pasa más caracterizada como labor de equipos, antes que producto de trabajadores solitarios.
Toda la labor positiva del Congreso que el tiempo me impide resumir, ha sido posible porque la iniciativa de la Universidad de Cuyo, ágilmente dirigida por su rector, el doctor I. Fernando Cruz, ha contado con el apoyo decidido y generoso del Superior Gobierno de la Nación. Bienvenida la política cultural que hace posible el contacto entre los hombres de estudio y que con evidente ganancia para el  caudal científico de los profesores universitarios, les permite, dentro de los límites del suelo patrio, asistir a un Congreso de la magnitud del que hoy se clausura. No sería justo olvidar el particular apoyo y la ejecutiva participación de S. E. el Señor Ministro de Educación que en todo momento ha allanado las dificultades con las que inevitablemente debía tropezar una empresa de estas proyecciones.
Permítaseme terminar encareciendo el aporte del Gobierno Nacional para la edición de las Actas del Congreso, que serán la expresión objetiva y palpable de su alta calidad intelectual, así como para las iniciativas concretas emanadas en forma de Ponencias. La Oficina de Información Filosófica permitirá difundir las expresiones más depuradas de la cultura nacional y el Centro de Altos Estudios Filosóficos, si posee los medios necesarios, podrá reunir material de investigación filosófica con el que hasta hoy no se cuenta entre nosotros.
Excelentísimo Señor Presidente: En vuestras manos queda la puesta en práctica de ambas iniciativas que constituirían una fecha memorable en la historia espiritual de nuestro país. Esperemos que por vuestra mediación sean posibles para mayor prestigio del nombre argentino.”

Epistolario que se muestra de García de Onrubia en relación al congreso

En las cartas se ve los gastos, y los comentarios que le hacía a los invitados. Este es un comentario de un tal Nieto. Onrubia le solicitó a Nieto algunos datos de su curriculum vitae, entre ellos la edad, Nieto respondió acucioso: “en junio de este año cumpliré 35”
(Carta a LUIS FELIPE GARCÍA DE ONRUBIA, Río de Janeiro, 6 de febrero de 1949. En realidad eran 36; había nacido en 1913. Se quitaba un año o, lo más probable, la fecha era un simple desliz de la fogosidad de su máquina de escribir.)
El Estado argentino sufragaba los viajes de ida y vuelta, los gastos de comida y alojamiento durante los once días de permanencia en Mendoza, y no sólo eso, la Universidad ofrecía a cada invitado veinticinco pesos argentinos por día para consumos personales y, “para ser más cómoda la estadía de los relatores en Argentina”, entregaría a los ponentes mil pesos adicionales.
(Cartas del Dr. Luis Felipe García de Onrubia, Secretario Técnico del Primer Congreso Nacional de Filosofía, durante los meses de enero-marzo de 1949.)

Onrubia se lo va silenciando con la revolución libertadora

Se lo va silenciando, hacia el congreso de 1955, eso se puede leer en la entrevista de Lucia Rossi con a Nuria Cortada.

“- ¿Estaban presentes Rimoldi y García de Onrubia?
- No, Rimoldi estaba como director de la carrera de Psicología de la Loyola Universty – de Chicago-, jesuita, él es muy religioso.
- ¿Estaba afuera por motivos políticos?
- Sí y no. No había un clima hospitalario hacia él –era discípulo de Houssay, él disentía y por otro lado tenía ofrecimientos interesantes afuera.
García de Onrubia está silencioso, sin ponencia aunque presente formalmente en este congreso.
(…)
- ¿Qué pasa después del 55?
- Marcos Victoria, que era neurólogo antagonista en enfoques – un retroceso, y en lo político, tenía muchas influencias – eso sí, escribía muy bien, era muy dedicado a la cultura-, reemplaza a García de Onrubia. A partir de ahí no lo vi nunca más.”

Algunas conclusiones
Sería iluso adjudicarlo solo esa corriente política, incluso así,  ¿a qué tipo de peronismo? ¿Completamente ateo? No parece. Mantiene una tradición de difundir a Merleau Ponty, que creció difundido en un transfondo peronista. Cortazar y Onrubia se fueron expulsados de Cuyo por culpa del archivillano tomista Juan Ramón Sepich, director del Colegio Nacional de Buenos Aires, que veía en el voluntarismo vitalista un triunfo de la barbarie sobre la razón. Las relaciones de Cortazar con el peronismo, si bien en su último tramo de vida apoyó en cierta forma, en sus cartas del momento escribía Peronlandia en lugar de Cuyo, y hablaba bondades de Sarmiento, cuando la doctrina peronista ya enfatizaba lo opuesto (vindicación federal a Rosas). No creo que la revolución libertadora vea con buenos ojos el apoyo de Onrubia a Perón.