miércoles, 18 de noviembre de 2020

Humanario, de Pages Larraya y Cortazar




Se ha trabajado conexión y nexo entre Onrubia y Cortazar, ahora se pasará a un nexo entre Pages Larraya y Cortazar.

Humanario es un libro con textos de Pages Larraya y Cortazar, ilustrado con las fotografías de Facio y D’Amico, con fotos del Borda y el Moyano. En este libro, se trata de la unión de dos autores, Pages Larraya y Cortazar, con dos textos que se contraponen. Se llama Humanario, en contraposición a Bestiario de Cortazar, no se busca animalizar lo humano, sino más bien lo contrario.

Se cita textos de ambos, fragmentos que se pudieron encontrar. Se incluyen fragmentos de entrevistas a las fotógrafas, donde explican cómo surgió esta obra.

Hay muchos ensayos de semiólogos, de Europa y EE.UU, donde ven y concluyen que los dos textos y las treinta fotos, tienen mensajes contradictorios, y que producen cierto efecto al verlos uno tras otro, de complementariedad y estadios.

Estas fotos son un principio de cierto arte, luego hay incluso del Tobar García en los años 80.

Los pacientes tirados, parecen como víctimas de la triple A.

Pensé que estas fotos estaban hechas como naturalmente, no armadas, la doctora Rosa Falcone me dio a entender como que esa interpretación es muy ingenua.

Cortazar fue añadido en la lista negra militar, Pages Larraya ha tenido dos sobrinos desaparecidos.

Se imprimieron 1000 ejemplares, casi todos incautados, el 26 de marzo del 76 salió publicado.



Si bien salió en el 76, las fotos se hicieron en el 66,

El original del libro cotiza  8.500 pesos, el único que vi tiene el lomo baqueteado.

Creo tener una docena de fotos, en el libros son al menos veinte.

El equipo Facio, Amico, Cortazar, ya había publicado un libro antes, sobre la ciudad de Buenos Aires, en 1965, este se hizo en 1966, pero se publicó en el 76, y se hizo por pedido de Pages Larraya.


 Entrevistas a Sara Facio y Alicia D’Amico

 En una entrevista realizada en 2007 a Sara Facio, esta explica: “Cuando hicimos el libro con Julio Cortázar Humanario, era lo contrario que el Bestiario, fotografías de pacientes psiquiátricos, con un inédito de Cortázar escrito bajo circunstancias muy especiales, en 1970 le llevamos las fotos a Julio a París, Alicia D’Amico quería que los textos los escribiera Samuel Beckett que también vivía en París, Julio nos consiguió una recomendación para que nos recibiera, hablamos con su secretario particular, porque justo en ese momento internaron en un psiquiátrico a Beckett y definitivamente no era el momento de mostrarle estas fotos. Al tiempo en un nuevo viaje a París, le dije a Julio ‘devolveme la caja de fotos, no tiene sentido que las tengas vos’, él preguntó: -‘¿Qué van a hacer?’ –‘Nada’ le dije, él insistió –‘¿y en La Azotea no lo podés hacer?’ –‘Pero Julio vos sabés que es carísimo imprimir un libro así, perdemos toda la plata, no se va a recuperar nada’, contundentemente se comprometió: -‘Si lo hacés, el texto se lo escribo yo y no les cobro ni un centavo’. Ya con el texto de Cortázar decidimos hacer el libro, que ahora lo piden de todas las Universidades, no por las fotos, sino por el texto de Cortázar”.

- T: ¿Qué le significó el trabajo de "Humanario", profesional y personalmente?

- S.F: El director del Instituto Nacional de Salud Mental, Fernando Pagés Larraya, tenía que pedir aumento presupuestario para los psiquiátricos y nos convocó para tomar fotos de las fallas de los edificios del Borda, del Moyano y de otros de la provincia de Buenos Aires. Y cuando fuimos nos impactó ver el estado en que estaban los internos y por eso ampliamos tres o cuatro fotos para demostrar cómo estaban, abandonados. Personalmente fue una conmoción total, un antes y un después, era un costado de la vida que desconocíamos por completo. En ese momento recién empezaba la televisión, de modo que no se sabía nada de eso, eran temas ocultos. Después no nos podíamos sacar las imágenes de la cabeza, tuvimos 10 años los negativos en un archivo. Las fotos fueron tomadas en el 66 y las publicamos en el 76, en plena dictadura.

- T: ¿Qué le significó que algunas de sus fotos estuvieran en estampillas?

- S.F: Fue otro regalo del cielo. Hasta ese momento siempre las estampillas habían sido tomadas de dibujos o pinturas, pero para un congreso de salud mental se hizo un concurso y presentaron una fotografía mía, que yo no había mandado, supongo que fue Pérez Larraya quien la envió, y salió elegida. Fue la primera vez que una foto -ni una litografía, ni una reproducción de pintura- salía publicada en una estampilla. Era la foto de un niño con juguetes. Se hicieron millones. Yo compré una plancha del día de la emisión, era el año 65.




-Usted luchó por muchas cosas, una de las más difíciles debió ser la publicación del libro Humanario, sobre el hospital Borda, en plena dictadura de Videla.

-Sí, fue difícil. Y fue en realidad el principio de La Azotea como libros. Porque ni nos animábamos a llevarlo a una editorial porque el tema no le interesaba a nadie y las fotos no las entendían. El único que estaba entusiasmado era Cortázar. Entonces prácticamente le exigí a mi socia, a Cristina, que lo hiciéramos. ¿Quién iba a comprar el libro? Y no importa, decía Julio, hagan pocos ejemplares. Hicimos mil quinientos, creo. No se vendieron ni cien. Sin embargo, ahora en Internet lo venden a no sé cuántos miles de euros. Fue porque el tema… bueno, no era la época. De golpe, como dice Marguerite Yourcenar, adelantarse a su época es equivocarse.

- con esa foto ganó un concurso, ¿no?

-Sí. (Se levanta y busca la estampilla) ¿Ves? Ésta. Bueno, esta foto, como está tomada en Colonia, en el Uruguay, parece que está en un museo allá. Entonces me habló por teléfono una chica y me dijo que era la nena de la foto.

-¿El libro fue censurado porque no querían que se vea lo que ustedes retrataron?

-SF: Lo que pasa es que ese también fue un trabajo profesional. Fue un trabajo al que nos convocó el director de salud mental de ese momento el Dr. Pagés Larraya, que había visto el libro de Buenos Aires que habíamos hecho Alicia D´Amico y yo también, junto con Julio Cortázar. Le gustó la forma de conectarnos con la gente. Él necesitaba fotografías para pedir mayor presupuesto para los sanatorios de salud mental. Lo que quería era que documentáramos la parte edilicia. Cómo estaban de mal: las paredes rotas, las ventanas sin vidrios, las cocinas que se deshacían, los baños que tenían unas letrinas inmundas. Quería mostrar eso para conseguir presupuesto. Nosotras cuando llegamos ahí y vimos la gente, por supuesto que hicimos las fotos que él quería, pero hicimos también las fotos de los internados. Las mujeres, los varones y sobretodo los chicos que era lo más triste y desagradable que te puedas imaginar. Fue otro tipo de trabajo que hicimos en 1965, creo. Y recién las mostramos más de 10 años después porque nos perturbaba mucho hacer las fotos y mirarlas. Eran muy, no sólo dramáticas, sino que tenían un contenido muy triste. Julio Cortázar estaba fascinado por las fotos. Decía que tenían un gran valor y que teníamos que hacer el libro. Insistió tanto: que él las hacía, que escribía el texto, que no nos iba a cobrar nada y todos esos argumentos. Sobretodo a mi socia editorial María Cristina Uribe que tenía que poner la plata para hacer el libro y también la convenció.

 Fragmentos del texto de introducción de Pages Larraya

 El doctor explica que esta obra es un capítulo más de la fisiognómica aristotélica, aunque la ubica con trazos muy originales en la plástica argentina.

“magnífica forma para descubrir la disposición de la mente a través de los lineamientos del cuerpo” (p. 6)

 “habría que considerarla como un retorno a sus misterios medievales por la ese essentia que expresa a través de la unión mística de la imagen y la palabra” (p. 7).

“logrado realizar el primer HUMANARIO de nuestra historia plástica” (fragmento inubicable)

 

Fragmentos del texto de Cortazar “Estrictamente no profesional”

 Nada sé de la locura que muestran la imágenes de este libro (p. 11).

Si nuestra intuición fuera infalible, quizá los rostros que se ven en este libro permitirían descubrir cuáles de esos seres se mueven en la zona axial, de contacto, y cuáles están fuera de todo alcance; de la misma manera que si nuestra intuición fuera infalible, quizá las fotografías de jefes de estado, mariscales famosos, filósofos, banqueros, políticos e industriales, permitirían descubrir cuáles de esos seres se mueven en la zona axial, de contacto, y cuáles están fuera de todo alcance. (p. 12 - 3)

Me parece más necesario que nunca señalar esos grados extremos en que la inteligencia y la cordura se encierran en su propia saturación y se vuelven mucho más peligrosos que la locura del hospicio. No es por casualidad que estoy pensando en este momento en Adolf Eichmann, tan extraordinariamente inteligente; y sin caer en tremendismos, la forma escogida por la  junta militar chilena para sanear mentalmente el país, ¿usted la pone del lado de la cordura? (p.13-4).

La diferencia esencial entre locura y cordura no está ni con mucho en las manifestaciones exteriores, sino en el hecho de que el loco es un hombre que está solo, que no tiene relación con nuestro tablero de dirección, así como nosotros no la tenemos con el suyo. (p.14).

La gente astuta hará notar que la diferencia esencial entre locura y cordura no está ni con mucho en las manifestaciones exteriores. (p. 14)

El poeta, que no acepta el lenguaje en su intención puramente racional, ve muchas cosas convergentes y colindantes en términos como razón y locura, e incluso prefiere eliminarlos para aprehender directamente eso que es un loco o un cuerdo; como está resueltamente instalado en la zona axial, su visión permeable le muestra todo proyecto de hombre por venir como una integración fecunda y saltarina de componentes que vienen de los primeros grados de la razón y de la sinrazón, allí donde hay un territorio común, donde la lógica aristotélica no es soberana absoluta sino solamente constitucional. (p. 15)

Fotógrafas de Buenos Aires, autoras de admirables retratos, Sara y Alicia descendieron al infierno de un manicomio y de él trajeron un testimonio que bien merece su título de Humanario. Mi texto no hubiera sido escrito si yo no conociera desde hace mucho su bondad y su comprensión; evitando lo espectacular o lo aberrante, Sara y Alicia nos acercan como pocos a una realidad que por fin se está abriendo paso entre hipocresías, prejuicios y temores. (inubicable fragmento)

La única suerte que tienen ciertos coleccionistas maniáticos, ciertos multimillonarios que pagan guerras y genocidios para multiplicar una fortuna que ya no les sirve para nada a fuerza de inmensa, ciertos Pinochets y ciertos Francos, es que no se babean; este pequeño detalle húmedo es la sola razón por la cual no han sido encerrados y además fotografiados por Sara y Alicia. (inubicable fragmento)

qué es ese todo que el loco ha perdido? Exactamente lo mismo —pero sin la inocencia que delata al insano— que ha perdido el profesor ilustre concentrado. (inubicable fragmento)

Muchos de los seres que pueblan infiernos como el que aquí se desnuda, podrían estar de nuestro lado si nuestro lado no mantuviera con tan persistente eficacia los diversos ghettos que protegen la ciudad del hombre normal. (inubicable fragmento)

 Alguna que otra conclusión

 Lo poco de los textos, los fragmentos de los autores, suenan en contraposición, por un lado, lo casi muy serio académico de Pages Larraya, y lo rozando lo cómico trágico de Cortazar.

Lo singular de la escasa tirada lo hace subir de valor.

















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