lunes, 23 de noviembre de 2015

Galeno, Claudio - La diagnosis y la cura de los errores del alma

Luego de seis años, también, termino con esta traducción, basada en las versiones inglesas y francesas, comparadas también con las fuentes grecolatinas. En estos años ha aparecido otra versión en español, paralela a esta.
Segunda parte sobre las pasiones y errores, las pasiones se dan sabiendo, los errores no sabiendo, todo esto suena al cristiano "perdónalos, porque no saben lo que hacen".
Parece ser la suma de conocimientos de su vida, donde se ve su crítica a todas las sectas filosóficas, en contra de los guetos filosóficos, que solo producen aduladores de maestros, y poco interés a la verdad. Es interesante esta búsqueda de la verdad, que hoy parece cancelada, en el todo da lo mismo, esto le sonaría a un sofisma falso a Galeno.
Habla mas de geometría y astronomía, mas de medicina, habla sobre metafísica de estoicos, epicúreos y platónicos, no se casa con ninguna escuela, aunque parece ser mas estoico, Interesante la física de distintas escuelas, con explicaciones mas matemáticas
Solo una vez menciona a los humores, mas también de la moral



La diagnosis y la cura de los errores del alma

ΓΑΛΗΝΟΥ ΠΕΡΙ ΔΙΑΓΝΩΣΕΩΣ ΚΑΙ ΘΕΡΑΠΕΙΑΣ ΤΩΝ ΕΝ ΤΗΙ ΕΚΑΣΤΟΥ ΨΥΧΗΙ ΑΜΑΡΤΗΜΑΤΩΝ

De animi cuiuslibet peccatorum dignotione et curatione (= de animi cuiuslibet peccatorum dignotione et medela)

Kühn 5, 58-103; Text nach: CMG 5,4,1,1, 41-68;



Capitulo I: La diagnosis y la cura de las pasiones según un camino dado se han discutido en el comentario precedente; ahora en el lugar siguiente tendré que hablar de los errores del alma. Comienzo con cuál es lo mejor comenzar -como todos convienen, aunque sus acciones no demuestran sus acuerdos- por explicar lo que la palabra error significa, para no poder encontrar ninguna ambigüedad en el discurso siguiente, y argumentando tal como todos los Griegos utilizaron este palabra, que la utilizan a veces en el sentido de cosas que no se han hecho según razón correcta, de modo que el error sea un acto de la fuerza intelectual del alma solamente; en otras veces, la utilizan en un sentido más general para que también se considere la fuerza irracional. (. . .)
(que ambos argumentos falsos e imprudentes se constituyen) en el error todos convienen, pero ahora no hay acuerdo sobre un argumento débil. Algunos piensan que es mejor poner el argumento débil en alguna parte entre la virtud y el vicio. Y lo llaman un argumento débil cuando todavía no nos hemos persuadido de la verdad de un cierto juicio, por ejemplo, si tenemos cinco sonajeros en cada mano, o que dos más dos es cuatro. Quizás, en el caso de un viejo hombre que ha pasado su vida entera en descubrir la verdad, sería un error para dar un argumento débil a algo que puede ser argumentado por la ciencia.
De todos las formas, el conocimiento del geómetra con respecto a las cosas que han sido probadas por los elementos de Euclides tiene el mismo grado de certidumbre como el conocimiento de la mayoría de los hombres que dos más dos suman cuatro. El geómetra tiene este mismo conocimiento seguro de los teoremas en las esferas (que se enseñan después de los elementos), tan bien como de todos los problemas solucionados por éstos, y de secciones cónicas, y de los teoremas referentes a diales de sol. Si, entonces, el dudoso no puede tener en estas materias el argumento fuerte que se llama comprensión, uno puedo convenir que esto es un error, porque es claramente el acto de un geómetra. Sin embargo, en el caso de un hombre que ha errado a través de su vida, de sus juicios equivocados en materias referentes al conocimiento, sobre las posesiones, y de la evitación del soporte malvado con argumentos falsos o un argumento que sea imprudente o débil. Por lo tanto, hay un peligro que un error pequeño (haga) el más grande (daño) si tenemos bastante elasticidad de juicio sobre lo bueno y lo malvado con argumentos falsos.
Según los académicos y los seguidores de Pyrron, que no admiten que se hagan fundamentos con la ciencia de las cosas que investigamos, cada fundamento es de necesidad imprudente. Pero es posible que este argumento es también falso; dicen que los argumentos de oposición sobre bueno y lo malo que los filósofos proponen no pueden todas ser verdades, sino que es posible que, quizás, sean todos falsos, de modo que lo bueno no sea placer, ni es la serenidad, ni es la virtud, ni es la misma actividad de uno, ni cualquiera de las otras cosas que los filósofos hayan enumerado.
Primero, entonces, los deseos del hombre que quiere estar libre de error deben considerar si la fundamentación de una cuestión obscura es posible; entonces, cuando descubra esto, él debe buscar, no precipitadamente, sino durante mucho tiempo y con la ayuda de los hombres que son los más veraces, prudentes por la naturaleza, y practicado bien en especulaciones intelectuales para descubrir cuáles es la forma de fundamentación; entonces, cuando se este convencido de que lo ha descubierto, él debe ejercitarse después de eso de nuevo en él durante mucho tiempo antes de que él se encienda en buscar las cosas más importantes. Esta búsqueda nos hace felices o bendecidos – o como quiera que se lo llame- después que nos ha puesto en la posesión de lo bueno que también se llama el fin y la realización cumplida de la vida.

Capitulo II: ¿No son claramente imprudentes quiénes quieren descubrir cosas de importancia grande sin primero el convencimiento que entienden la fundamentación por medio de la ciencia? Pienso que son absolutamente imprudentes, puesto que están actuando mucho como los que hablan de más para declarar una cierta opinión sobre los teoremas de la aritmética práctica y teórica antes de que se hayan persuadido a los ejercicios de práctica con números. Estos hombres deben caer de necesidad en muchas equivocaciones; de la misma forma, los que intentan probar algo antes de que se hayan ejercitado en las formas de fundamentaciones no pueden no caer en error. El número grande de sectas [filosóficas] le hace el claro que algunos charlatanes están ganando a discípulos; está también claro que estos charlatanes no habrían convencido a cualquiera que aceptara sus enseñanzas pues es verdad a menos que agujereen cierta semejanza a la verdad. No piensen que esta semejanza es leve. Si la semejanza entre lo falso y la verdad fuera solamente leve, habría sido detectada muy fácilmente sobre el período del tiempo largo durante el cual los expertos y la gente común lo han examinado de cerca.
Lo que Hipócrates dijo sobre la profesión médica parece aplicarse a la filosofía también. Hipócrates dijo que las semejanzas causan equivocaciones y dificultades incluso para los buenos médicos. Por lo tanto, si no solamente el físico ordinario sino también incluso médicos yerran debido a la semejanza de síntomas, no es inverosímil que los errores y las dificultades ocurran incluso para los buenos filósofos en asuntos referidos a la filosofía. Los que conocen bien a los gemelos fácilmente los distinguen aun cuando son muy semejantes, mientras que los que no conocen a los gemelos bien no pueden distinguir entre ellos. Así pues, también, dado que los que no tienen gran práctica diaria y no se han hechos expertos en la fundamentación, no podrán ver las semejanzas de lo anterior con la fundamentación que los hermanos gemelos se los puede distinguir si se los conoce bien.
En lo que concierne a los que imprudentemente han hecho una cierta declaración sobre cuál es lo bueno o malo de la vida del humano, su primer y el error más grande es el que sale del amor propio, o jactancia inútil, o conocimiento de la sabiduría, o de la ambición. Para (vemos) que algunos se han engañado para creer que están juzgando correctamente; pero otros, por honor o por razones del negocio, han convencido a sus vecinos mientras que ellos mismos seguían siendo sospechosos de sus declaraciones propias. Claramente, ambos grupos están en error: el último yerran con conocimiento, y su mal sería uno de pasión; el primero, sin embargo, erraría a través de su no conocimiento, y su falta correctamente sería llamada un error.
Por lo tanto, esos hombres hacen bien cuando han recordado la fabula de Esopo de los sacos y elevaron sus opiniones sobre otras para juzgar, pero ciertamente no a otros que están por ejemplo igualmente felices, no practicando ambos los caminos de la fundamentación y en otras disciplinas que afilen el alma, tal como geometría, aritmética, calculo, arquitectura, astronomía -algunos tienen la instrucción ni de un maestro del oratorio ni de cuál es la más fácil de conseguir, maestro de la gramática, pero así tampoco son prácticos en palabras y no pueden entender las cosas que digo . He observado que éste es el caso; por lo tanto, siempre que diga algo, pido que repitan lo que he dicho. Como con los asnos que escuchan la lira, la verdad clara es que no han entendido realmente lo que dije. Sin embargo, incluso éstos han venido a tal punto de atrevidos, hablando de mas, y no están avergonzados cuando solo han aprendido letras de imitación y no pueden contar verdaderamente lo que han oído; piensan que ellos conocen la verdad y que esos que van a aprender han pasado su tiempo sin propósito.
Pero no hice este discurso con la esperanza de que ayude a esa gente; la mayor parte de ellos, aunque deben estar dispuestos, no podrán ser ayudados, puesto que están no más de una edad conveniente para la instrucción. Pero si un hombre está al lado de la naturaleza inteligente y se ha entrenado previamente en aprender los elementos por lo menos hasta el punto de él pueda repetir inmediatamente lo que él puede oír, o puede por lo menos escribirlo abajo, él se beneficiará de esto discurso -si él realmente se está esforzando para la verdad-. Para este mucho está enteramente en sus manos. Sin embargo, él debe primero estar inclinado (a la verdad) por la naturaleza y, después, él debe de tener una buena educación. Si él no está naturalmente inclinado a la verdad y se ha alzado en búsquedas maliciosas y licenciosas, él no podrá nunca alcanzar la verdad consiguiendo el ímpetu para esto de si mismo o con la exhortación de otro. Nunca prometo que ayudaría a tal hombre pero, como he dicho, intentaré con toda la fuerza precisar a cualquier amante de la verdad la manera en que he buscado mi vida entera y cuál me he convencido que es la única manera (para conocer la verdad). Ésta es la manera de la cual hablaré.

Capitulo III: Por mí pienso, dije, que eso que quien ha entendido lo que nuestros antiguos han escrito sobre las formas de argumentación debe primero probar estas formas en otras materias para ver si realmente descubre el objeto que busca; pienso que la naturaleza de tales cosas puede proporcionar la fundamentación de lo descubierto. Tal es el caso cuando uno divide una línea dada en partes iguales.
Quizás quienes no tengan maestros no entiendan nada de lo que les he dicho. Intentaré hablarles más claramente, pues hablaría a los asnos. Extiendo una línea remontada en un plano perfectamente horizontal a otra línea recta; por las piezas señaladas, entiendo ésos determinados por la voluntad que propone el problema, en si él nos hace una oferta de dividir la línea recta cinco, siete, veinte, o cientos de partes iguales. Encuentren sus propias formas para hacer la división, o utilicen una forma que les enseñaron. Si, entonces, dividen la línea recta en tantas piezas como puedan desear, el hecho sí mismo les testimoniará, y todas las partes de la línea dividida de esta manera serán consideradas como perfectamente iguales; así pues, también, todos los problemas (otro) de esta clase serán descubiertos claramente y ciertamente y serán solucionados por medio de fundamentos claros. Por ejemplo, déjenos suponer que nos mandan dibujar un círculo alrededor de un cuadrado dado o, de la misma forma, dibujar un cuadrado alrededor o dentro de un círculo dado y, otra vez, dibujar un círculo alrededor de un pentágono dado que tenga lados iguales y ángulos. Igual si cualquier persona puede inmediatamente inscribir o circunscribir cada uno de estas figuras por el camino que él ha aprendido, haciendo esta misma cosa él dará fundamento que él ha descubierto el objeto de su búsqueda.
Pero este asunto en sí mismo no puede dar tal fundamento en una pregunta tal como si el mundo se hizo o no comenzó a existir; ni puede decir si el universo es finito o infinito, ni que grande sea el numero de las olas del océano. Ninguna cuestión de esta clase puede ser decidida por el asunto mismo que tratamos aquí. Sin embargo, si les mandan (dibujar) un polígono de doce lados y ángulos iguales (alrededor o dentro) de un círculo, lo harán inmediatamente. Y de hecho, el polígono estará claramente tan inscrito considerado o circunscrito apenas como se considera el círculo como circunscrito o inscrito con respecto al polígono.
Por lo tanto, cuando no descubrimos una forma de fundamentación que nos conduzca al objeto que estamos buscando y que no dé la argumentación clara del asunto en sí mismo, no tendremos ninguna fundamentación pequeña de la verdad de este tema, y podemos un día caer en hablar de mas en cuanto a aplicamos esta forma a las preguntas que no pueden dar fundamento claro de su verdad. No pido a cualquier persona el hacer esta empresa inmediatamente en los asuntos más importantes; si, sin embargo, las cosas que conducen a la felicidad son las más importantes, les pido practicar primero en un cierto asunto el cuál, en una mano, refuta el quien piensa falsamente que ha encontrado las cosas que buscó y, en la otra, que da a confirmación a esos quienes han encontrado la verdad en los objetos de su búsqueda.
Tal es el camino que encontramos en geometría, en aritmética teórica y práctica, en astronomía, y arquitectura. Bajo el nombre de arquitectura, incluyo los diagramas y la marca de los instrumentos para medir el tiempo, los relojes del agua y esos relojes llamados del aire. Todas estas cosas confirman las conclusiones de esos quienes los descubrieron, al igual que también el caso en la astronomía, donde se juzgan las conclusiones, fundamentadas, y confirmadas teniendo en cuenta cuál está claramente fundamentada en si, por lo menos, los eclipses del sol y luna y lo que vemos de las estrellas y de los planetas fijos deben ser incluidos entre las cosas que se fundamentan claramente.
Veo que estas palabras están picando las almas de todos que, debido a su edad avanzada, no tengan la oportunidad de fundamentar con un período largo el camino argumentativo en los asuntos que pueden darle la confirmación clara. Para, como dije, debido al amor propio, o debido a el conocimiento de la sabiduría, o debido a la ambición, o preocupación por la reputación personal, o jactancia inútil, o manantial de beneficios, algunos se convencen que de que poseen conocimiento seguro, e incluso convencen a otros. No es extraño si cada maestro convence a sus pupilos por sus propios discursos, puesto que algunos de estos discípulos son naturalmente embotados, mientras que otros son afilados en ciertos aspectos pero inexperimentados en los elementos de aprender. Satisface a maestros tener tales estudiantes puesto quien es discípulo naturalmente inteligente y ha tenido entrenamiento anterior en los elementos inmediatamente mirará desdeñosamente sobre estos charlatanes, apenas como miraba desdeñosamente en muchos maestros, cuando seguía siendo un joven, porque ellos se enojaban por demás para argumentar ciertos asuntos que se oponen a ser fundamentados por la ciencia en geometría, aunque ellos mismos no tenían ninguna idea de cómo fundamentarlos.
Si, entonces, por el camino que mencioné, la jactancia inútil, el amor propio, la ambición, la preocupación por la reputación, el conocimiento de la sabiduría, y el amor de la riqueza se quitan del corazón del hombre que va a buscar la verdad, llegarán ciertamente a ella. Después de que se haya practicado en la verdad, no por meses, sino por años, se investigará alguna vez después de eso en las doctrinas que pueden conducir a la felicidad o a la miseria. En una mano, dudo en (animar) un curso para cualquiera que todavía siente la picadura de los de las pasiones. Pero, en la otra, odio esos profesores que trazan cierta traición y difaman (contra nosotros). Están acostumbrados ganar a sus propios discípulos por encima de estos vicios de antemano de modo que nunca someten a la oferta sus oídos a las discusiones tales que he empleado hasta este punto.
Es muy fácil para un maestro que les habla con seguridad el mentir para persuadir a ineducados jóvenes que el camino más fácil a la sabiduría es el camino de los cínicos. De hecho, dicen que su manera de la vida es un pequeño corte (atajo) a la virtud. Algunos corrigen esta noción y afirman que la filosofía cínica no es un camino que conduce a la virtud sino un camino que conduce con virtud a la felicidad. Todavía otros, dando la descripción más verdadera, dicen que es un camino corto a inútil jactándose con impetuosos inexpertos como ellos. Apenas admiten, los cínicos que conocí y también filósofos estilizados, que evitan el ejercicio de la especulación racional.
Entonces, después de que nos dejaron, juzgan debajo de su dignidad para llevar a cabo conversaciones a los hombres que conocen -los cuidadores de cabras y de ganados, los cavadores, los cosechadores- porque, como dicen, son inexperimentados en discursos y no siguen sus discusiones. Dicen esto como si hubieran recibido una educación básica y no tuvieran noticias de maestros con discursos de finales de vida, (sobre felicidad), o sobre la miseria, que dicen que debido a su carencia de entrenamiento habían creído en argumentos falsos. Pero si, como he dicho, la semejanza de los falsos fundamentos con la verdad es la razón de las argumentaciones falsas, y si se toma a un experto en cada tema para diagnosticarlas exactamente, quien entra en primeras argumentaciones no puede distinguir y separar posiblemente los falsos argumentos de la verdad.
Tenemos un fundamento de esto en los llamados sofismas, que son los falsos argumentos que astutos han cambiado para llevar a una semejanza a las argumentos que son verdaderos. La falsedad de éstos es claramente evidente porque la conclusión no es verdadera. Puesto que, de todos modos, las argumentos son falsos, o tienen algo falso en las premisas o la conclusión se dibujan gravemente; estos defectos, sin embargo, no se consideran fácilmente en los sofismas; y por ello, es difícil para ésos inexpertos en la argumentación detectarlos.
Además, donde hay acuerdo que la argumentación es falsa porque la falsedad de su conclusión es evidente a todos, pero donde, no obstante, la solución del sophisma escapa el inexperto, la cosa segura estaría para que él sospeche de todas las argumentaciones. No deben dar argumento a ninguna fundamentación hasta que puedan persuadirse definitivamente que tienen la capacidad de encontrar la semejanza por la cuál las argumentaciones falsas parecen verdades. Se convencerán de que poseen esta capacidad intelectual proponiendo sofismas a otros para que sometan a fundamentación.
¿Que otro consejo es dado por esos quienes quieran ejercitar a sus alumnos en la solución de sofismas? El consejo es exactamente igual. Puesto que, como he dicho, la solución miente en fundamentar la semejanza de la argumentación falsa a la verdad, una necesidad primero ha entendido la naturaleza de argumentaciones y eso es verdad. Si alguien ha llegado a ser tan experimentado en las argumentaciones verdaderas que él exactamente y rápidamente reconoce su naturaleza, no tendría ninguna dificultad en el reconocimiento de las que son falsas. Probé esto cuando tomé a jóvenes quienes tenían experiencias anteriores en aprender y tenían enseñadas a reconocer argumentos verdaderos. Si cualesquiera de los que estamos hablando, propusieran sofismas a estos hombres jóvenes; los estudiantes reconocerán inmediatamente la absurdidad de los sofismas, o de una avería bajo la forma de silogismo porque algo en las premisas era falso. Y llegó a ser tan claramente evidente en estos viejos hombres, quienes fueron sabios en su conocimiento propio pero inhábiles en solucionar los sofismas, que su ignorancia sobre argumentos verdaderos les había traído a esta experiencia.
¿Merecen, entonces, nuestra condenación extrema porque sus argumentos imprudentes los han traído a una vida desgraciada? Cada uno conviene que una argumentación falsa con respecto a fines de la vida conduce a una vida desgraciada. Algunos son tan inexpertos en distinguir verdad de argumentos falsos que se sienten ocasionalmente seguros de la verdad de un argumento pero no pueden ver qué ella se ha indicado que es un fundamento apenas contingente como si siempre la argumentación que se sostiene se fundamenta claramente. Pero nos piden seguir y creer sin fundamentos, y a menudo, cuando solamente se requiere una exposición, intentan confirmarla por una fundamentación. Otros no han aprendido la diferencia entre un fundamento y una argumentación que está sobre todo y de sí mismo segura y evidente; sin embargo, se inclinan al explicar asuntos que no les han dado la consideración o la reflexión cuidadosa. Y esto sucedió incluso a quien ha tenido experiencia larga en filosofía.
¿Por qué, entonces, en el nombre del cielo, piensan que la ignorancia y la pretensión de la sabiduría de tal gente pueden ser curados fácilmente? Si un hombre tiene un tumor que ha endurecido durante tres o cuatro años, su duración es indisoluble. ¿Quien puede curar la duración de la situación de treinta o cuarenta años que agarra el alma de tales viejos hombres? Supongan, si desean, que la curación es posible; consideren, entonces, si la curación de tal tumor requerirá días o meses o años. Por lo tanto, no se pregunten que no los juzgo en conjunto dignos de mi rato para continuar discusiones con muchos de los que se jactan de ser filósofos. Conozco que estos farsantes son inferiores a cualquiera quienes están al lado de la naturaleza prudente y quién se ha dado esa educación que los Griegos han llevado a cabo en alto respeto del primero. Con esta educación, yo (. . .) y fácilmente reconocer. Pero yo ha tenido experiencia con pelea quienes de esos filósofos y fingen a menudo no entender ninguna posición que se esta en desacuerdo con la propia. De todos modos, he discutido con muchos filósofos en muchas ocasiones la cuestión de qué formas de la vida que están de acuerdo con un fin dado. Aunque el mismo quien de los filósofos poseyó una comprensión afilada por causa de su instrucción temprana describió todo las variadas clases de vida que están de acuerdo (con un fin dado), reconoció la fuerza de la posición mía (y la adoptó) pero, como he dicho, esos filósofos que han crecido viejos y son sabios en su conocimiento propio eran los únicos que contradecían mi posición; cuando los presentes se les rieron a despreciar, giraron sus reproches y se descargaron sobre ellos.
Tengo, junto con muchos hombres, hecha una investigación en las formas de la vida que están de acuerdo con un fin dado, y ustedes tienen estas investigaciones dispuestas en otros comentarios míos. Allí es que he dispuesto claramente muchos ejemplos de los errores en los cuales estos filósofos caen. Un juicio falso es la base de todos los hechos y palabras cuando los adherentes de los diversas sectas se oponen y que se contradicen; que esas palabras y hechos que son el común de los errores de cada secta son todo lo realmente malo y son errores; es mas ciertamente claro una vez que la secta verdadera ha descubierto no sólo el fin sino también la forma de vida que está de acuerdo con ese fin. Aquí pueden también aprender como la pasión se diferencia del error. Supongan que sucede que un hombre colocó el principio de hacer el bien conmigo porque el hacer el bien es un fin verdadero. Si él entonces descuida el hacer el bien debido a su sueño, o holgazanería, o amor del placer, o una cierta tal razón, él ha errado debido a una pasión. Pero si alguien ha decidido proporcionarse solamente a sí mismo placer o serenidad, y en procura de ello se abstiene de ayudar a sus compañeros ciudadanos o a miembros de su casa los trata injustamente, este hombre ha errado debido a su juicio falso y equivocado y no debido a una pasión.

Capitulo IV: Una argumento falso con resguardando de algún fin [de la conducta de la vida de cada uno] es, entonces, el principio de los errores del hombre. Uno tras otro, los errores se originaron de ella como de una raíz. Pero es posible para quien no se ha engañado en su opinión sobre el fin para errar en un cierto detalle porque él no entendía cuál era constante con el fin. Además, como he dicho arriba, he juntado en otros comentarios las acciones que son constantes con cada fin. Pero déjenme hablar solamente de los principales errores; Pienso que es mejor tomar éstos para arriba otra vez ya que una vista general del tema es fácil de recordar.
Puesto que la fuente de la felicidad del humano se funda en la consideración del fin, todos lo que tienen estima de ellos mismos dieron la espalda naturalmente a esta investigación. Todos eran precipitados en su declaración -o todos eran a menos que uno, y él quizás haya expresado su opinión sin juzgar si las argumentaciones [ofrecidas] son realmente argumentaciones o se parecen solamente tanto a esos hombres [otros]-. Por lo tanto, el hombre que observa y es observado sobre sus errores deben primero entender esto: después de que él haya escuchado cuidadosamente y exactamente los hombres que piensan que han argumentado los objetos de sus investigaciones, él esta justificado en intentar poner estas argumentaciones a la fundamentación.
Otra vez en este asunto, después de que él haya oído qué criterios ponen éstos para la verdad en sus argumentos, esta justificado otra vez perfectamente en intentar examinar estos criterios para ver qué clase deben ser. Déjenlo tomar consejos consigo mismo y obsérvelo de modo que no traigan en un segundo criterio que requiera otro criterio que entonces necesite otro para eso. Déjelo ensamblar junto con los hombres que se parecen a él ser los más veraces, y con ellos déjenlo tener muy cuidado durante mucho tiempo de sospechar el escape ad infinitum. De esta misma manera y con estos mismos hombres, déjenlo consideran qué criterio es el criterio primario, (el criterio que es evidente en sí y que debe recordar el resto de la argumentación a cualquier persona que ha conseguido incluso un fundamento confuso de esta norma. Todos los hombres convendrían que esta norma, sin pregunta o discusión, puede dar fundamento de esta misma en cada argumentación.
En adelante, el hombre que mira a este criterio debe traer a todas las cosas de nuevo a uno después de que otro -uno proceso que algunos filósofos llamaron “análisis” porque era una manera a través de las etapas que intervenían al criterio primario. Esta tarea es bastante difícil, como aprendieron que muchas veces cuando se trata de esos quienes eran de hecho sabios en su conocimiento propio, que los desvergonzados que se rieron para despreciar porque no podrían reducir un problema dado al criterio primario. El hombre que desea hacer necesidad de ciencia atiende estudiosamente a sí mismo; él debe, como he dicho antes, el ejercicio mismo de ver sucesivamente en las cosas del hombre y que pueden dar el fundamento de sí mismos a las que descubran. Tales son las cosas que encontramos en las ciencias de los números y de las líneas en los cuales se basan la astronomía y la arquitectura.

Capitulo V: Déjenme dar un ejemplo de la construcción para hacerlo que este claro. Se está construyendo una ciudad, déjenos asumir que el problema está fijado antes de que quienes moran en él resuelvan no conjeturar pero aprender exactamente cada día cuánto del tiempo del día ha ido y el mucho del como permanece antes de la puesta del sol. Este problema, según el proceso analítico, se debe reducir al criterio primario si cualquier persona va a descubrir la solución a este problema de la manera que aprendimos en el estudio de diales del sol. Y, otra vez, el proceso analítico se debe invertir a uno de la síntesis cuando, en el lugar siguiente, el problema viaja el mismo camino pero en la dirección opuesta. Este proceso de la síntesis que también aprendimos en el mismo estudio de diales de sol.
Después de que hayamos descubierto en esta manera un camino integral y común y después de que hayamos aprendido que debemos utilizar líneas al hacer tal medida para las partes de la hora, debemos entonces pasar sobre a los cuerpos que van a recibir las líneas y el indicador marcados del dial de sol; y primero, debemos investigar de qué forma los cuerpos debe ser convenientes para las línea-marcas que hemos descubierto. Después, debemos encontrar en cada uno de éstos [los cuerpos] de análisis y de síntesis qué clase de marca esto debe ser. Cuando siempre el camino de lógica nos da el aseguramiento claro que hemos encontrado el tema, entonces debemos dar vuelta al funcionamiento real de lo que ha descubierto este camino para nosotros y examinar el como produciremos una superficie del nivel para el cuerpo que va a estar inscrito con las líneas.
Después que el análisis y la síntesis han descubierto esto para nosotros y después de que entonces hayamos hecho listo un cuerpo de la clase apropiada, debemos buscar para los instrumentos con los cuales inscribir el cuerpo. Después de que el análisis y la síntesis han descubierto para nosotros los instrumentos, debemos intentar preparar los cuerpos que poseían la forma que el camino ha indicado. Cuando hemos inscrito las línea-marcas sucesivamente en muchas figuras, nosotros debemos darles la vuelta a los hombres para que el ensayo real vean si el problema propuesto se ha logrado. Para cuando la primera línea recibe (el primer) rayo del sol y, de la misma forma, cuando la línea pasada recibe el rayo pasado, y ésta está clara en el caso de todos los diales de sol inscriptos, nosotros ahora tendremos un símbolo claro que se ha propuesto y qué se ha logrado. Una vez más tendremos un segundo criterio cuando todas las superficies inscritas están en el acuerdo con uno; tendremos un tercero cuando un flujo del agua demuestra que son iguales. Por nuestra razón descubre que esto servirá como criterio para la verdad de los diales que nosotros hemos inscrito con las líneas.
Esto es lo que significo. Perforen un recipiente de cualquier material les desea y ponen en agua clara tan pronto como hayan visto el primer rayo de la luz del sol. Cuando el dial inscrito les dice que la primera hora haya pasado, marquen después apagado cualquier pieza del recipiente se ha llenado del agua. Después de que hayan vaciado inmediatamente, pónganlo después otra vez en la misma agua. Cuando el dial de sol le dice que la segunda hora haya pasado, que examine el recipiente; el cuando después encuentran que el agua en ella ha venido al mismo punto que marcaron para la primera hora, lo vacia otra vez rápidamente y pone la derecha del recipiente nuevamente dentro del agua y la examina otra vez si, en la tercera hora, el dial demuestra que el agua viene al mismo punto en el recipiente a el cual vino en las primeras y segundas horas. Cuando encuentran que ésta está así pues, lo vacian otra vez y substituyen el recipiente en el agua hasta la cuarta hora; cuando ven que el agua ha venido al mismo punto en el recipiente, otra vez lo vacian y lo substituye otra vez en el agua de la misma forma; entonces examínenlo en la quinta hora. Cuando descubren eso en esta hora, también, el agua ha venido al mismo punto, y también en el sexto y desde entonces cada hora hasta la doceava, a menos que sean totalmente ignorantes, le convencerán de que el dial de sol ha estado marcada correctamente con las líneas puesto que se ha argumentado el problema.
Y el problema era que el tiempo de la jornada completa está dividido en doce porciones iguales. Se eligió este número porque es más útil; tiene mitades, terceros, cuartos, sextos, y doceavas partes, partes que ningún numero antes de doce tenga ni cualquiera después de él hasta que vengan a veinticuatro. Rechazaron veinticuatro porque era demasiado grande; porque juzgaron que el numero doce apenas correcto, dividieron el tiempo de la jornada completa en doce partes. Porque han probado por la experiencia que una división en doce partes es útil, los Romanos y mucha otra gente lo usa, repartiendo su estado entero en doce partes cuando hacen voluntades y dividen en doce partes la mayor parte de el uso de las medidas y de los estándares que usamos en el curso de vida. Si me dicen que hacen así pues, bosquejaré un dial de sol con este camino, si desean dividir la jornada completa en doce partes o en un cierto número más grande; encontrarán en el último caso qué propuse ha venido otra vez alrededor, y lo realizarán del hecho de que la medida de los recipientes perforados conviene, del hecho de que todas las líneas inscritas están en el acuerdo con uno y, además, del hecho de que las primeras y pasadas líneas en los diales marcan hacia fuera el principio y el final del día.
De esta manera la razón también ha buscado por el camino analítico y descubierto cómo marcar hacia fuera el reloj del agua, y la prueba para este camino está claro incluso para los gentiles. Para la línea más suprema, que marca la hora doce del día, es el más alto donde el reloj mide el día más largo, y el más bajo donde mide el día más corto. En el centro está la línea que mide los días equinocciales; el espacio entre los segmentos del borde del reloj del agua les precisa los días que vienen después de los cuatro días que hemos mencionado. A partir de estos segmentos, encontrarán que el segmento al lado de el que indique el día más largo precisa cómo se levantará el colmo en la línea más alta el agua (en el día siguiente), después de la hora doce se ha terminado. Después de esos dos, el tercer segmento de la vuelta precisará día (del tercero), y el siguiente, el cuarto. Procediendo de la misma forma, encontrarán que la una línea en el reloj del agua que llamé las medidas más altas todos los días del año. Por otra parte, también encontrarán que las otras líneas que son más bajas que la línea más alta medida de las otras horas, en todos los días del año la primera línea después de la doceava significando la undécima hora en sus diversas piezas, como dije arriba en el caso de la línea más larga, y siguiente después eso que indica de modo semejante (la décima) hora en todas sus piezas, y la siguiente otra vez indicando la novena hora, y la octava, y los otros, tragan a la línea más corta que encuentra la primera hora, apenas como vimos en el caso de los diales de sol. Después de que el agua haya completado para arriba el reloj, apenas pues el primero y el otro [las líneas] hasta la doceava se parecen iguales una a otra en cualquier día dado, así que ellos aparecen desiguales a las que vayan antes y vengan después.
¿No desean, entonces, descubrir este camino tal como lo ha sido descubierto? ¿No percibieron su propia pretensión de sabiduría? ¿Ignorantes como están de estos problemas, encontrarían una solución en un año entero o, para hablar más exactamente, en un curso de la vida entero? Nadie descubrió éstos en su curso de la vida. Primero, los teoremas elementales fueron investigados y descubiertos; entonces después otros hombres agregaron a estos teoremas ese razonamiento más maravilloso que, como he dicho, se llama analítico; después de eso, éstos y otros quienes estaban dispuestos a aprender se ejercitaron en este razonamiento analítico al grado más grande. Así, poco por poco, la teoría de la geometría progresó, aunque los geómetras pueden señalar a ninguna obra tal que he narrado en el caso de diales de sol y a los relojes de agua.
Pero los que hicieron tales investigaciones no eran ni erupción ni eran ellos farsantes al igual que los que profesan buscar la sabiduría o dicen haber encontrarla. Éstos quienes trajeron sí mismos el honor más verdadero; eran impacientes en ejercitar la fuerza más noble de su alma y traer esa fuerza a su perfección. Obviamente, significo la fuerza de la razón. Cuando esta llega a ser vigorosa con el ejercicio, éstos que ya no son mas esclavos a los placeres corporales. Seguramente, es debido a ninguna otra fuerza que nos diferencia de cabras, perros, cerdos, ovejas y asnos; ninguna otra contemplación trae mayor placer al alma de un hombre de buena disposición natural que el proceso del razonamiento analítico, por lo menos siempre que un hombre esté tratando de superarse. Es una tarea laboriosa al principio, al igual que el resto de las especulaciones. Sin embargo, aunque era de no traer ninguna aclamación al corazón, la misma perspectiva de aplicarlo a los problemas más importantes les haría una buena cosa para practicar porque, como he dicho, esto tiene la característica especial de proporcionar fundamentos inmediatos, pero esto no es posible en las cosas que la filosofía descubre.
Éste es el porque es posible que esos absurdos impetuosos en filosofía sean desvergonzados. Los que han marcado un dial de sol o el reloj del agua están parados incorrectamente condenados claramente por su error por el mismo hecho, solamente la refutación no está tan clara en especulaciones filosóficas. En filosofía el hombre puede decir lo que él desea a siempre que, sin vergüenza y sin un camino razonable, él afirme que los mismos asuntos los están mandando y los está especulando a ellos solamente. Si estos temas han tomado voz y hablan a esos filósofos solamente, sus pretensiones son razonables; puesto que el tema es siempre silencioso y no habla ni a los filósofos ni claramente, solamente la razón dentro de nosotros descubrirá la naturaleza del tema bajo investigación. Por lo tanto, dejen al hombre que pueda primero descubrir esta naturaleza en los asuntos que le dan evidencia clara; démosle luego un camino a el cual cada problema del análisis sea su objetivo; después de que él haya tamizado hacia fuera los argumentos que miran igual y haya separado lo verdadero de lo falso, lo dejará fundamentar donde está posible detectar el mal. Si él no pudiera hacer así pues, él sería no más digno de crédito en los asuntos que no son evidentes.
Todos convienen la verdad de esto salvo quien sea impetuoso en el conocimiento de su propia sabiduría. Para ellos la trayectoria a la verdad no es larga y ascendente, como Hesíodo describió la trayectoria a la virtud, es un atajo o simplemente ningún camino en todos. Sobre si los mismos temas que se investigarán revelan sus naturalezas propias a todos los hombres, no hay necesidad del ejercicio mismo en los caminos de razonar para perder su tiempo.
¿Los hombres que son sabios en su juicio no están de acuerdo de que es claro que no son sabios en su sabiduría? ¿Todos los hombres deben saber la verdades de todas las cosas desde que la naturaleza de estas cosas se les revela en si mismas? Se retractan cuando se les hace esta pregunta y dicen que el tema no puede instruirlos a todos en la misma forma. Cuando los preguntamos otra vez sobre quienes son los que puede instruirse, contestan que ellos y solamente ellos gozan de esta instrucción. ¿Que pueden ellos decir y todavía proteger sobre la falsa pretensión que eligieron en principio deliberadamente?
Pero no creemos ciertamente a estos hombres que argumentan lo que desean fundamentar. ¿Por qué, en el nombre del cielo, los temas bajo consideración revelan sus naturalezas a ellos solamente? Seguramente, no es verdad que ellos tienen algo de entrenamiento elemental. Esto es falso porque los hombres han fallado en aprender sus elementos. ¿Es verdad que ejercitaron la fuerza racional de su alma en el entrenamiento del pensamiento que en sí mismo podría, de hecho, proporcionar el fundamento para ellos? De hecho, nunca emprendieron esta clase de especulación. Quizás mantienen que solamente son inteligentes nacidos y ven cosas por la aprehensión directa, como Lynceus vio cosas debajo de la tierra. ¿Si, entonces, el alma de estos filósofos goza de tal visión aguda de estas cosas, porque es él que son los más ridículos de todos en esos asuntos en donde el mismo descubrimiento proporciona fundamento al descubridor genuino? Para nadie de ellos podía descubrir siempre un problema de esta clase. Aunque se entiende a los investigadores cuando discuten y explican un problema, estos filósofos solamente (lo hacen difíciles de entenderlo) debido a su capacidad intelectual y matiz de pensamiento. Aunque pagan la atención cercana (cualquiera de ellos hace que suceda hacer así ), ellos todavía no pueden incluso repetir lo que se ha dicho.
¿Qué ceguera en el reconocimiento de sus errores propios es mayor que esta ceguera a los suyos? Ellos consideran que son más embotados que gentes normales cuando vienen a entender y a recordar los hechos de la aritmética, de la geometría, de la arquitectura, y de la astronomía, pero piensan que han descubierto las verdades de la filosofía con tal facilidad que hablan de mas y explicar estas asuntos fuera de la fundamentación y la forma lógica. Que eligen adularse y que no están buscando la verdad podemos reconocer del hecho de que discuten individualmente contra opinión solamente con sus seguidores propios, pero acusan a todos los otros de estar en error. Si los junto todos en el mismo lugar, rechazan dar su posición; ofrecen la modestia de un hombre como su excusa y dicen que no pueden hablar cuando una muchedumbre está presente. Mantienen esto cuando no son demasiado modestos para hablar a diario ante veinte, treinta, o más a oyentes. Pero si pido a tres o cuatro Platónicos para estar presentes en la reunión, y tres o cuatro Epicúreos, y un número igual de Estoicos y Peripatéticos, o tres o cuatro académicos o escépticos además de éstos, de modo que haya en conjunto veinte filósofos, y, mas allá de éstos, veinte otros que han ejercitado su fuerza intelectual en el entrenamiento del pensamiento pero quiénes no tienen ningún conocimiento del discurso filosófico, en este caso todos éstos (de quienes venimos hablando) se niegan a someterse a tal reunión.
Sin embargo, forzados a veces por los hombres que pertenecen a ninguna secta pero quienes practican en la argumentación, puede ser que acuerden encontrar una reunión de estos hombres. Mientras que están discutiendo y guardan el traer encima de las mismas discusiones, sucede a menudo que un geómetra ha venido entre ellas, o algunos físicos, u otros hombres que estén encariñados con el argumento y se han entrenado en las disciplinas, o quienes no práctican su profesión mucho tiempo porque no se meten en ninguna secta filosófica. Una vez, de manera generalmente mía, pedí que pasaran el juicio en las argumentaciones entonces que eran presentadas; uno de ellos dijo que la controversia sería colocada muy agradable si entráramos en el vacío que, según estos filósofos, abarca el universo y veríamos si es la naturaleza de cualquier cuerpo puesto en él para permanecer en un lugar o moverse a una cierta otra. Esta cuestión satisfizo todas los otras; solamente los filósofos rechazaron parar su discusión obstinada con las otros y conmigo porque no podrían ver la diferencia entre las argumentos probables y los argumentos que son ciertos y necesarios. Cuando ninguno de los dos tiene fundamento cierto y necesario, sigue siendo posible que un cuerpo permanezca o no en un lugar de vacio.

Capitulo VI: Aunque tengo esperanza leve de poner fin a sus pretensiones de sabiduría, me parecía oportuno decir algo para no dejar avanzar esta pretensión y dar cuenta de su fundamento. Considero que no tiene importancia leve. Hay que dejar convenir que cada argumentación comienza de las cosas que son las más evidentes. Sin embargo, ni el académico ni los escépticos admiten la primera transición de estas cosas evidentes a las cuales no son inmediatamente evidentes, aunque el resto de nosotros está de acuerdo en esto. Para superar sus dificultades, vamos un poco por más.
Puesto que algunos objetos son evidentes al intelecto y otros a los sentidos, estos objetos se parecen a veces estar en desacuerdo uno con otro. Para comenzar, esta cuestión necesita al hombre entrenado para argumentar que estos dos objetos no están en desacuerdo con uno con otro. Después, es muy importante distinguir estos objetos evidentes de esos objetos que no sean claramente evidentes. Pero algunos caen en error porque, en su apuro, dan su fundamento a los objetos como claramente evidentes que no son todavía claramente evidentes.
¿Por qué esto me impulsa en los asuntos que están claros al intelecto, cuando hay quienes que esto mismo los impulsa en los asuntos que están claros a los sentidos?
Ciertamente, cuando hombres han visto a alguien el venir de una distancia, dicen que el acercarse este hombre es Dion, por ejemplo, apenas como si lo habían visto distintamente. El resultado es que a veces, cuando vieron al hombre que se acercaba de actual cercano, estaba claro que era realmente Theon y no Dion. Si, entonces, el aspecto de las cosas consideradas de lejos y cierra actual es indistinguible, eso quien discrepa con uno sobre las cosas que se consideran de una distancia nunca se refutará ni será refutado. Pero si la claridad de las cosas consideradas de cierre cerca es diferente de la claridad con la cual vemos cosas de lejos, (los que no tienen ninguna experiencia de la claridad que viene de las cosas cerca actuales) son probables a ser incorrectos.
Por lo tanto, deben primero llevar esto en pensamiento antes de pasar encima a los objetos que están claros a la inteligencia y considerar si han hablado siempre a los apuros. Mire a este hombre que está viniendo hacia ustedes -Menippus, para ejemplo- quien vino más cerca y fue reconocido como Theodore. ¿Tendrán sus vidas enteras, al bordón del fundamento, tal como me llamaron a través un juicio precipitado e impetuoso? Les hablo a ustedes, y solamente a ustedes. Ninguno puede demostrar que nunca ha estado de esta manera; desde mi juventud, estaba en el hábito de sostenerme a distancia de fundamento impetuoso en los asuntos que aparecen claros a los sentidos y en los que aparezcan claros al intelecto. Cuando vine a la discusión de estos asuntos, les exhorto a recordar; y ahora les exhorto otra vez tenerlo presente de modo que no dén un fundamento falso a cualquier cosa. Cada día veo a hombres y a amigos que dan tal fundamento falso. Cuando los hombres están haciendo declaraciones, algunas personas no creen en un sola declaración; pero cuando tres o cuatro afirman la misma cosa, ellos no se oponen. Otros dan su fundamento incluso a un hombre, pero acometen en rapidez precipitada para dar su fundamento a dos, tres, cuatro, antes de que se determinen si es posible que todos están diciendo la verdad por una razón común o son todos que mienten por una razón común.
Es mejor, entonces, ir lentamente en este caso, como lo hago, aunque les de irritado fundamento precipitado y me llamen el más incrédulo de los hombres.
De hecho, tan pronto como algunos de mis amigos se enteran que alguien del extranjero ha llegado, ellos me anuncian su llegada, pero eso una mentira fundamentada. Siempre que los reprenda para fallar al error menos propenso que hacen para el futuro, están enojados conmigo y me dicen que no son personalmente culpables por el informe falso. Creyeron a este hombre que les dijo, y el error es solo eso. Dicen esto porque no desean ser acusados de consentir a cada fundamento impetuoso.
Hagan la práctica de decir que este hombre me dijo algo sobre alguien; si, fueran también hablar de la misma forma, no serían víctimas de un error. Pero ahora, porque han caído en error creyendo lo que les dijo, probaran no sólo que se equivocaron sino que estaban equivocados con él, aun cuando, en declarar el asunto, habrían podido decir, no que este amigo el suyo del extranjero ha llegado, pero que oyeron hablar de su llegada a alguien. ¿Puesto que, entonces, continúan dé el fundamento precipitado en los asuntos que posteriormente prueban que están confundidos, qué debemos pensar que les sucederán en asuntos que no son tan evidentes y algo difíciles de agarrar? Es más fácil tener una cosa siempre presente en el pensamiento que una cosa este parada la tierra (antes de que cada objeto se manifieste por si mismo) con claridad y exactitud, pero es muy difícil esto porque la mayoría de la gente es poco dispuesta hacer esto.
Cuando busqué la razón de su ligereza, si no era avaricia, era (la pretensión de sabiduría) cuál se reveló como la causa de tales errores. Pero cuando ven que la gente elogia al que rápido descubre algo o por los sentidos o el intelecto, ellos piensan que serán mejor vistos por sus vecinos por la velocidad de su conocimiento; lo qué él exhibe, sin embargo, es la velocidad de su ignorancia (y no de su conocimiento). Ésto, dije, es lo que tuve que decir en general a todos esos quienes son impetuosos en su discurso.

Capitulo VII: Volvamos de vuelta a los filósofos que hacen fundamentos impetuosos sobre los cuerpos que están parados o caen en un vacío. Un constructor principal no habría declarado su opinión antes de que él hubiera entrado al vacío del universo y hubiera puesto el asunto al fundamento de la experiencia y hubiera visto claramente si cada uno de los cuerpos en las estancias vacías en el mismo lugar o cambie su posición. Sé que él utiliza para sus principios de las argumentaciones a que están claros y a cuáles convienen todos sin conflicto. Pero ustedes, los filósofos, no tienen ningún conocimiento claro de estas cosas, con todo lo ligero que afirman que pueden ser entendidos con la claridad más grande, como oí absolutamente recientemente cuando dos filósofos estuvieron implicados en un conflicto. Uno de ellos pensaba que el agua era más densa que la madera, mientras que el otro sostuvo que la madera era más densa que el agua; cada uno de ellos miraba hacia arriba y hacia abajo y propuso argumentos muy largos. Uno de los filósofos tenía como el principal punto de su argumento que una sustancia comprimida es más densa y, por lo tanto, la madera es más densa que el agua; el otro discutió que el agua contenga menos vacío [y, por lo tanto, es más denso]. Hablaron así durante mucho tiempo, como ofreciendo los fundamentos de las argumentos que van lejos pero que no demuestran el punto, como si fuera imposible venir a una comprensión del asunto por la sensación-percepción que, como ustedes saben, es lo que lo hacemos.
Los filósofos todavía desearon discutir el asunto y pidieron al constructor principal por qué camino puede ser que reconozcan la mayor densidad. Dijeron que esto no se podía hacer por la viga de la escala ni por medio de un recipiente llenado de agua. Podemos pesar la madera, pero no podemos llenar seguramente el recipiente de la madera, aunque podemos llenarla de agua. Mientras que continuaron esta línea generalmente de la charla el suyo, el constructor principal rió y dijo, “ustedes que son sabios en su propio conocimiento son siempre así. Piensan que saben sobre las cosas que van más allá de este universo -cosas sobre qué podemos conjeturar pero que no podemos agarrar con el conocimiento de la ciencia-. Todavía, no pueden totalmente entender las cosas que son agarradas a veces incluso por el hombre ordinario, diarias, tal como este mismo problema que es propuesto, a saber, comparar el peso de madera y de agua. “
Todos pidieron al constructor principal que comparara con exactitud de la ciencia la densidad de la madera y del agua; él lo explicó rápidamente y claramente de modo que todos los presentes entendieron -excepto los filósofos solamente-. Fue forzado para repetir la misma explicación una segunda y tercera vez para ellos, y todavía entendían apenas. Y así que el constructor principal dijo que era razonable que los hombres digan que estos filósofos no tienen nada sino una pretensión de la sabiduría. “aquellos son carentes de sentidos”, él continuó, “son refutados por las cosas que pueden conocer todos; todos los que saben en su propio conocimiento son refutados por las cosas que no pueden ser sabidas.“
Tomé su discusión y dije que esto pasa con buena razón con los hombres que nunca han sometido al entrenamiento ellos mismos en cómo la transición debe ser hecha de lo que se sabe claramente a las cosas que no son evidentes, y que nunca tenían la paciencia a aprender sobre las cosas que pueden dar evidencia de aquello que descubren pero pueden refutar eso y fallan en hacer este descubrimiento. “Pero de modo que usted pueda reír y entender el como de grande sea su conocimiento,” he dicho, “deseo decirle uno o dos de las doctrinas cuál éstos hombres ligeramente profesan mientras que arquean sus cejas. Déjeme decirle primero, especialmente puesto que uno de aquellos filósofos ha venido, uno de los Peripatéticos quien cree que existe solamente este mundo y que no hay vacío ni dentro ni fuera de él. “
Señalando a un Estoico y a un Epicúreo, me encendí a decir, “cada uno de éstos se diferencia del Peripatético de dos maneras. El Estoico dice que no existe vacío en el mundo, sino que existe el espacio vacío en su exterior. Los Epicúreos conceden a ambos estos principios, pero se diferencian de los otros en otro respecto. El no admite que existe solamente un mundo, al igual que el Estoicos, que a este respecto están de acuerdo perfectamente con los Peripatéticos. Pero apenas pues él sostiene que el vacío es infinito de tamaño, también él dice que existe en él un número infinito de mundos. Escuché lo que dijeron los tres en sus deseos de hablar de sus propios sueños, pero está absolutamente claro para mi que no tienen ninguna argumento fundamentado, solamente probables y parecidos argumentos- y a veces ninguno de éstos-. Usted sabrá que no estoy mintiendo si usted exhorta a cada uno de ellos dar una cierta fundamentación para el mismo problema bajo consideración”. Así que ellos afirmaron lo que sabían de los libros que habían escrito. Pero todos los presentes vieron claramente que ningunos de ellos ofrecieron un argumento obligado y apelaban a la fundamentación geométrica pero que su argumento estaba compuesto de pruebas dialécticas, como lo hacen los oradores.
Hemos estado hablando sobre los [sabios que solo son] ricos. Volvamos a nosotros mismos que no somos ricos; otra vez preguntemos a algún [verdadero] sabio si es correcto que estos filósofos proclamen que ellos mismos son los únicos que conocen la verdad, puesto que son tenidos en estima baja por todos, los gentiles y los filósofos semejantes. Por ser muy extraño, dije, que nadie elogia a ninguno de estos hombres sabios excepto los miembros de su propia secta. ¿Quién, entonces, es más probable de saber la verdad? ¿Es el hombre que somete al juicio a todos los filósofos verdaderos y también a la decisión de ésos entrenada en todas las otras habilidades que dependan de razón, de ésos expertos en números y geómetras de los cálculos, de los astrónomos, de los arquitectos, de los abogados, de los oradores, de los gramáticos, y de los músicos? ¿O es él que se declara ganador por su propio juicio, que llevaría ni un solo voto si él permitiera que otros jueces lo pongan a la prueba?
Por el presente, dejo que esto sea el total de la suma de observaciones propias en relación con los errores.

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