miércoles, 26 de septiembre de 2018

Relato detallado de mi 2º internación en el hospital Argerich


Some might say they don't believe in heaven
Go and tell it to the man who lives in hell
Algunos podrían decir que no creen en el cielo
Anda y decíselo al hombre que vive un infierno
Oasis, “Some might say”, 1995

Lo previo: últimos días del perro loco Croqui
Recuerdo que hace bastante leí que Kant, en el texto de Tomas de Quincey, al ver que los avechuchos que cada vez al año venían a hacer nido en su ventana, no vinieron, lo tomo como mal presagio, en ese mismo año murió. Rosas, en alguna biografía tejida por quienes lo revindicaron, cuenta con algo parecido, cada vez tiene menos vacas, y cuando la última vaca, que le daba de comer con la mano, no apareció, ese mismo día murió. Quizás eso sea afecto filial por sus hermanos animales.
Lamentablemente, solo me quedó una foto, con el perro loco Croqui, donde salimos los dos, el muy de fondo.

Durante junio julio, he cuidado a nuestro perro familiar, conmigo paseaba, y dormía, recuerdo particularmente un día luminoso en el parque la Victoria luganiense, que le saqué fotos, sin saber que sería su último mes estando vivo.

Estaba gordo, y conmigo bajo un tanto de peso.
Luego de ese mes, le apareció una renguera, un tanto severa, no podía mover una pata delantera, pero igual hacia lo posible por moverse, lo llevaron a veterinario, le diagnosticaron artritis y le dieron una inyección, se recuperó.
Pero parece que el remedio prescripto, ha tenido efectos secundarios. Finalmente durante su última semana de vida, tenía mucha sed, engorda, y cada día era peor su salud.
Sus tres últimos días, se lo internó en el hospital perruno del oeste, con pronóstico grave, tenía insuficiencia renal crónica, igual que yo, pero igual yo siempre pensé que lo superaría.
Sin pensar en finales malos, ni siquiera tampoco en buenos, la última vez que lo vi vivo, estando solo en la visita del hospital, le di un beso de despedida en la frente, y le dije: “Chau, perro loco, nos vemos”. Eso fue la despedida.
Al día siguiente, no pude enterrarlo, me quedaba sin aire, al usar la pala para cavar la tierra.
Allí empezó a crecer dentro mío un insomio enervante
Puse un escrito mio, recordándolo, según mi padre que lo leyó, es un poema, el texto fue el siguiente:
 "Adiós, Perro loco, te fuiste nomas. Te recordaré más que nada en ese día tan luminoso de junio, en el parque luganiense de las Victorias, con el saquito que te hizo mi madre, donde el hermano sol nos hizo una tregua a nuestra quebrantada salud, y todo era tan alegre en medio de la crueldad de este mundo, te moriste de lo mismo que me quebranta a mí, espero re-encontrarte (antes de partir de este mundo) en algún sueño, donde todo sea la misma alegría de ese día mencionado."


Pre primer día de internación en la guardia del hospital
Fuimos con mis padres, el día domingo, 4 hs de espera, juega boca, se escuchan hinchas cantando afuera, no avanza fila, salvo la fila de pediatria
Hay un niño, que juega al futbol con una bolita, se tira por el piso muchas veces, su familia, duerme en la sala, tiene un nombre evangélico, como Matias o Lucas, u otro nombre evangelico con una s de mas
Llama la atención también un paciente muy algo, con barba larga, y que duerme en la sala, también lo vimos los días siguientes.
Volvimos sin que nos hayan atendido, comimos dos días seguidos pizza.

1º día, en la guardia del hospital, o el tren fantasma
Una semana después de muerte del perro Croqui
Fuimos con mis dos padres.
Paciente 0: Que pide por información del hospital Borda, dice “acá hay buena onda, ¿hay otro lugar así?”
Paciente 0a: hombre de 50 años, barbudo, flaco y alto, lo vimos en el día pre internación.
1º médico; me atiende, ordena una placa, luego volvemos y dice: “él se queda internado” luego me ve una vez más, y luego no lo veo más.
Con mi madre vamos a sección radiografía, tocamos timbre, no atiende nadie, se quedó dormido el radiografo, mi hermana, radiografa, dice que suele pasar, porque usar esa máquina produce sueño, nos acordamos de su madre muchas veces.
Paciente 1: Hombre de 45-50 años, de Burzaco, parece oligofrenia, le dice a la mujer que lo cuida “pisame la espalda, por favor”, tiene un pie sangrando, por clavo, se pone a saltar como si estuviera en la hinchada, el piso se llena de sangre, tiene diabetes, está hace 10 días ahí, con su hijo habla como normal, usa una remera que dice en la espalda “descontrolados” o algo así, de color rosado, en un momento me duermo, y me despierta un golpe, era él, que se me cayo encima.
Paciente 2: mujer de 30 - 40 años, atada a la cama, gritando, ruido de cadenas, también se la escuchó el domingo, madre dice que vino por la policía, yo por suerte no la vi.
Paciente 3: Mujer de 30-40 años, con radiografía en mano, le dice a mi padre “me cagó a trompadas mi marido”, “¿dónde está mi mama?, ¿porque me abandonaste?”, grita preguntando por médico o enfermera.
A esta altura del relato del primer día, mi prima Cecilia, me comenta,  “¿pero que era? ¿El tren fantasma?”
Me transfunden, 2 sachet de sangre, con el primero nada notorio, con el segundo, empiezo a sentir olor a chimichurri o salsa criolla, pregunto si por la sangre se puede sentir eso, una enfermera dice que si, entonces pienso me dieron la sangre de un gordo hincha de fobal come choripán.
Aparece una monja a las 7:30 hs, era como un ángel entre borrachos, con un hábito parecido a las hermanas del huerto, color gris, nos dice “espero que se recuperen pronto”.
Mi padre vuelve a casa a descansar.
Paciente 4: Hombre de 40-50 años, de Montegrande, 20 y pico de presión, no come con mucha sal, dice “de mi flia somos asi”,  su padre ha tenido un acv y hemiplegia, lo ayuda, me dice “es una bestialidad, con el líquido que te están poniendo, no te están ayudando, mi novia trabaja en diálisis, en Fresenius”.
Paciente 5: Hombre de 40 -45 años, diabético, pelado, flaco, alto, se entera ahí de su enfermedad, le dan instrucciones sobre sus remedios.
Paciente 6: Marcelina, mujer de 50-60 años, Acv, acento chileno, llega bien, habla normal, luego movimientos estereotipados, sin parientes, usa bastón, ofrece resistencia.
Se olvidan de mí unas 3 hs.
Llega de visita mi hermano Alfredo
Paciente 7: Boxeador, de entre 20-30 años, dice que mezcla clenozepan con whisky, no lo ví, por suerte, luego lo ven en la calle haciendo lio.
Paciente 8: Taxista 1, como de 50 años, sin aire, dice: “doy unos doce pasos, fuera del taxi, me quedo sin respiración, nunca me paso, siempre fui sano”, remera de fobal, como de ferro, con tiras blancas, barba canosa, dice “yo tengo calefacción en el taxi, trabajo por la zona de Constitución”, el diagnóstico es algo sobre el pulmón.
Doctor 2: Nelson, jefe de residentes de nefrología, no es argentino, me dice Juanito, es un hombre de 40-45 años, flaco, alto, usa guardapolvo con un cordón atado a la cintura.
Me dan una cama solitaria blanca, a las 20 hs en punto, durante cena, dan una milanesa de berenjena, vitina, alfajor, que se hace polvo blanco, galletas. Hay un incidente con la vitina, me atraco, toda la habitación de pacientes me ayuda.
Se va mi madre que ha estado conmigo toda la madrugada, con mi hermano.
Me visita mi hermana Marisa.
Me operan en la cama blanca, dura 5 min, doctor Nelson, con otro colombiano, es raro, las últimas operaciones duraban mínimo hora y media, me ponen un catéter en la zona de la ingle.
Mi hermana Marisa, me lleva luego de la operación a la sala de diálisis, me dice ella “tiran manteca al techo”, sin saber lo que me quiso decir.
Me dializan de 22 hs a 24 :45 hs, pierdo tres kilos de peso.
La enfermera es un tanto gordita, mira el especial de Tevez, desde fuerte apache, con Susana Gimenez.

Continuará...

No hay comentarios: