El
presente trabajo tiene por primer objetivo hablar sobre el Instituto
Frenopático de villa Devoto, como segundo objetivo es hablar sobre su
administración a cargo de las hermanas Franciscanas, el tercer objetivo es
hablar sobre los elogios de Cabred a la obra, el cuarto objetivo es hablar
sobre el comentario de Claude, par francés de Lacan, un quinto objetivo es
hablar sobre la influencia del Instituto Frenopático en literatura: en la obra
de Roberto Arlt, y en la obra de Bioy Casares y su esposa Silvina Ocampo, y un
último objetivo es hablar sobre un paciente del Frenopático; el cantante
intérprete de tango Ignacio Corsini, compañero de Gardel.
Palabras
clave
Franciscanas
- Frenopático - Open Door - Tango
The Frenopático Institute of Villa Devoto and the Franciscan Sisters.
The present work has for first objective to talk about the Frenopático
Institute of Villa Devoto, as the second objective is to talk about its
administration in charge of the Franciscan sisters, the third objective is to
talk about Cabred's praise of the work, the fourth objective is to talk about
Claude's comment, French pair of Lacan, a fifth objective is to talk about the
influence of the Frenopático Institute in literature: in the work of Roberto
Arlt, and in the work of Bioy Casares and his wife Silvina Ocampo, and a final
objective is to talk about a patient of the Frenopático; the singer of tango
Ignacio Corsini, partner of Gardel.
Keywords
Franciscanas
- Frenopático - Open Door - Tango
Introducción
al Instituto Frenopático de villa Devoto.
Se aclarara aquí, que no se hablará sobre el Instituto Frenopático de
Barracas donde trabajo Ramos Mejía, José Ingenieros, entre otros, porque el
frenopatico de villa Devoto, es otro instituto, quizás el segundo de
importancia en este estilo.
Podría decirse que la primer diferencia importante, entre ambos
frenopáticos, sería el de nivel de atención de la orden femenina a cargo, en el
frenopático de Barracas la orden femenina a cargo son las jesuíticas Hermanas
de nuestra Señora del Huerto, en cambio, en el frenopatico de villa Devoto,
están atendidos por las hermanas Franciscanas, de teología obviamente
franciscana.
Realmente no se sabe de qué frenopático sería el que habla Pugliese, el
compositor de tango, en cual frenopático su tía estaría internada ahí, y otros
datos por el estilo, podría ser, que se tratara del siguiente frenopático, el
de villa Devoto, del que se hablará en este artículo.
Adentro del
barrio de Devoto se encuentra un sub-barrio al que se lo ha denominado Monte
Castro, debe su nombre de don Pedro Fernández de Castro, que se constituyó
propietario de las tierras en 1703, había construido un extenso monte de
frutales. Luego se lo comenzó a conocer como Chacra de Castro o Montes de
Castro.
Allí se
alojó el virrey Sobremonte al marchar hacia la provincia de Córdoba, cuando se
produjeron en el año 1806, las primeras Invasiones inglesas, partieron en el
año 1810, las tropas del Ejército de campaña al interior del país.
Los
deportistas podrán visitar el Club Atlético All Boys, considerado la
institución más importante de Monte
Castro. Los inicios de este club se deben a descendientes ingleses,
trabajadores de Obras Sanitarias de la Nación.
Producto del
loteo de los terrenos pertenecientes al Instituto Frenopático Modelo, surge la
Plaza Monseñor Fermín Lafitte, lugar al cual todos los vecinos denominan
"plaza San Pedro". Tiene una traza irregular que no sigue el eje de
las calles. Se encuentra sobre Arregui, a continuación de la Parroquia San
Pedro. Plaza San Pedro se conoce como plaza san Pedro o de los locos ya que ahí
funcionaba antiguamente un loquero.
En esta
Iglesia, se encuentra ubicada la Plaza Monseñor Fermín Lafitte, y se
caracteriza por la variedad de árboles que la rodean. Los espacios verdes se
constituyeron más tarde.
La Plaza Monte Castro, sobre los antiguos
terrenos de la Sucesión Rocca y es producto de una donación de la misma a la
Nación. Está delimitada por las calles Miranda, Mercedes, Gualeguaychú y
Elpidio González.
En el barrio de Monte Castro funcionó desde
1924 hasta 1958 el Instituto de Frenopatía Modelo “Colonia Open Door” (puertas
abiertas). Se trataba de un sanatorio para el tratamiento de enfermedades mentales,
pero no era un sanatorio cualquiera. Como su nombre lo indicaba no tenía
puertas ni muros exteriores, y se podía circular libremente por todo el
lugar.
Funcionaba como un mini pueblo veraniego
con chalecitos, arboleda y calles internas en un predio de 7,5 ha entre las
calles Santo Tomé, Bermúdez, Lascano y Benito Juárez. Cuando cerró la colonia
fue desarmándose en sucesivos remates. Sólo quedó la capilla, hoy parroquia San
Pedro Apóstol, la arboleda que hoy sombrea en la plaza Monseñor Lafitte y un
tramo de lo que fue el muro perimetral en la calle Lascano.
Era un instituto muy moderno y completo para el tratamiento
de males psiquiátricos dirigido por los doctores J. V. Murguía y G. Elizalde.
Hacia 1924
comienza la construcción del Instituto Open Door, luego Instituto Modelo de
Frenopatía (Open-Door significa "puerta abierta" o sea ausencia de
muros exteriores é interiores y la circulación libre del enfermo, en una medida
compatible con su estado mental).
El instituto
abrió sus puertas en el año 1925. Era un hermoso terreno con arboledas, parques
muy cuidados y calles internas. Los pacientes iban a rezar a la parroquia, a
practicar y recibir tanto la comunión como la confirmación. Muchos de los
enfermos decidieron consagrarse a la mirada del Señor
El sanatorio
era para la gente de clase alta, por eso los vecinos, veían circular hacia el
establecimiento costosos automóviles llevando a los familiares de los internos,
el establecimiento era simplemente "el loquero". Por fuera del
manicomio se encontraban casas para que los visitantes de los enfermos pudieran
pasar el fin de semana con su familiar enfermo.
Para los vecinos, que veían circular
hacia el establecimiento costosos automóviles llevando a los familiares de los
internos, el establecimiento era simplemente "el loquero". Muchas
leyendas acerca de sus pacientes y sus fortunas personales persisten en el
barrio.
El conjunto
de los edificios que constituyen el Sanatorio Open-Door, recuerda un risueño
barrio de quintas como los que se ven en los pueblos veraniegos de Martínez, de
Olivos o de Temperley, en los alrededores de Buenos Aires.
Se mantuvo funcionando hasta 1958. El remate que duró
dos años, de los elementos más importantes y finos de sus hermosos
edificios, también originó que muchos vecinos se apropiaran de los
remanentes poco importantes o de ladrillos de los cimientos. Nada
quedó, salvo la capilla, un resto del muro perimetral sobre la calle Lascano y
el arbolado de la plaza Monseñor Lafitte.
Administración
a cargo de las hermanas Franciscanas
En
1895 Monseñor Américo Orselli fundó, con doce jóvenes de su parroquia
el instituto de las hermanas de nuestra Sra del Rosario de Buenos Aires,
dándoles como lema: “Ora et labora” y “Todo por Dios y por el prójimo”. El
instituto fue aprobado definitivamente por la Santa Sede el 21 de junio de
1938.
En
1903, fue nombrado Capellán de la Fragata Sarmiento. En 1906 se hizo cargo de
la parroquia de “San Miguel Arcángel”, sin descuidar su Círculo de Obreros, sus
Hijas Rosarinas y la atención espiritual de las religiosas de la Casa Cuna,
Instituto Frenopático, Casa de Alienadas y el Buen Pastor.
En 1928 los
vecinos elevan el pedido de creación de una parroquia. Arriba así el primer párroco,
el Padre Orselli. Los arreglos y el dinero necesarios para la iglesia corren
por cuenta del Sr. Emilio Lamarca, que solicita que la parroquia tome el nombre
de “San Pedro”, debido a que su esposa se llamaba Petronila.
Siendo las
tareas educativas las fundamentales en la formación de estas monjas, y no las
hospitalarias, en 1928 llegan desde España un grupo de Hermanas Franciscanas de
la Natividad de Nuestra Señora.
En el predio
estaba la capilla de la cual en su momento se hicieron cargo las Hermanas
Franciscanas de la Natividad de Nuestra Señora.
Las
religiosas dan cristiana educación a muchísimos alumnos; y son innumerables los
enfermos que reciben asistencia y cariño en los hospitales.
La Parroquia
de San Pedro Apóstol es lo único que queda de la descollante urbanización del
Instituto de Frenopatía Modelo “Colonia Open Door" y del cual era su
oratorio. En la capilla del hospicio, que tenía como patrono a San Antonio,
actúan inicialmente religiosas de la Sagrada Familia.
Las misas
las ofrecía un cura párroco de Devoto que debía hacer su trayecto hasta el
lugar caminando a través de las quintas.
Las casas
donde vivían los internados estaban constituidas por edificios con aspecto
familiar, completamente distante de los asilos cerrados que estamos
acostumbrados a ver.
Hoy en día
el antiguo loquero se ha transformado en residencial barrio, donde viven las
personas de la clase alta de medios. Todavía hay vecinos que recuerdan a las
franciscanas trabajando. Se atribuye al lugar leyendas de fantasmas y ruidos
extraños a toda hora.
Se cuentan
muchas leyendas acerca de sus pacientes y sus fortunas personales que persisten
en el barrio, que se cierran y se abren las puertas de casa solas, aclaran unas
vecinas del barrio.
Para muchos
vecinos de la actualidad, este establecimiento quedó en la memoria
simplemente como "el loquero".
Una vecina
del barrio cuenta que los baños del pabellón de mujeres daban a la calle y a
cada persona que pasaba por ahí le gritaban barbaridades, era imposible pasar
por ahí.
Por último,
en este punto, vale mencionar que las hermanas franciscanas, que participan de
este frenopático, participan de una teología franciscana, a diferencia de las
hermanas monjas de Nuestra Sra del Huerto, que actuaron en el Instituto
Frenopático de Barracas, que están ligadas más que nada a una teología
jesuítica.
Los
elogios de Cabred a la obra.
El Instituto tuvo la visita del
prestigioso especialista Dr. Domingo Cabred, quien a propósito del
establecimiento escribió:
“Ubicado el Sanatorio Open-Door, en 7
hectáreas y media de un hermoso terreno, muy alto y fértil, se compone de 13
pabellones, distribuidos en orden disperso, en medio de jardines y de un parque
admirablemente cultivado. Los edificios, como decimos, responden casi todos, al
estilo de chalets, rodeados de amplias galerías, con aspecto familiar, no
recordando, ni remotamente, la arquitectura de los Asilo cerrados, rodeados de
altos muros o de verjas de hierro, como son los metropolitanos de Buenos Aires,
o de los Sanatorios instalados en antiguas quintas adaptadas a ese objeto.
El conjunto de los edificios que constituyen
el Sanatorio Open-Door, recuerda sí, un risueño barrio de quintas como los que
se ven en los pueblos veraniegos de Martínez, de Olivos o de Temperley, en los
alrededores de Buenos Aires.
... Los chalets, dentro de su propio
estilo, ofrecen variantes en su aspecto exterior, y en sus disposiciones
internas, tienen la diferenciación exigida por el destino de cada uno de ellos,
impuesta por el concepto terapéutico que preside al tratamiento aplicado en
cada una de esas secciones.
.... Conozco muy bien, todos los
sanatorios para enfermedades mentales, establecidos en Buenos Aires, y, afirmo
que, ninguno se parece, remotamente siquiera, en su constitución material
ni en su régimen interno, al establecimiento de los Doctores Elizalde y
Murguía; y, por eso, constituye en el orden de la asistencia social, un
progreso considerable, revelador de la cultura moral y de los progresos de la
terapia de las enfermedades mentales, alcanzados en la Argentina. He
visitado, también, muchos Sanatorios particulares en Europa: de Alemania,
Inglaterra, Francia, Italia y Suiza, y, estoy también, en condiciones de
afirmar que, el Sanatorio de los expresados Doctores, es superior a todos los
visitados por mí, en esos distintos países, considero un deber patriótico,
científico y humanitario, dejar constancia”.
Firmado: Domingo Cabred. Miembro de la Academia de Medicina de Buenos
Aires. Profesor Honorario de la Facultad de Ciencias Médicas. (Memoria del
Instituto) (Junta Monte Castro, 2019)
Comentario
de Claude, par de Lacan, sobre el Instituto Frenopático
“H.Claude –
L’Institut Modèle de Phrènophatie à Buenos Aires – “L’Hygiène Mental”. - Mayo
1927. N.º5
El Prof.
Claude se refiere en su interesante artículo, a la favorable impresión que le ha
producido un film que representa diversos aspectos del Instituto de Frenopatía
(Open - Door), sito en esta capital (Villa Devoto), y que le ha sido facilitado
por intermedio del señor ministro argentino en París.
Elogia
previamente la obra del profesor Cabred, al preconizar la construcción de
hospitales regionales; asilos-colonias para alienados; sanatorios de montaña
para tuberculosos; asilos-colonias mixtos de retardados; asilos-colonias de
niños abandonados, sanatorios para leprosos, escrofulosos, etc.
Dice luego
el Prof Claude, que la higiene general y moral tiene una importancia mucho
mayor que lo que se creía, en la terapéutica mental. El aspecto alegre de los
locales; cierto confort y buen gusto, hacen que los enfermos tengan la
impresión de una libre disposición de su actividad; y coopera singularmente a
modificar las tendencias patológicas de los sujetos atacados de trastornos
psicopáticos, susceptibles de duración o de mejoría. Pero una condición
primordial que desgraciadamente no se observa en la mayoría de las casa de
salud, es la separación rigurosa de las diversas categorías de enfermos, según
su afección mental, y según el estado y evolución de su enfermedad, que
felizmente ha sido realizado de una manera muy minuciosa en el Instituto Modelo
que nos ocupa.
El
Open-Door, literalmente puerta abierta, es un modo de asistencia que se propone
dejar un cierto número de alienados en libertad, quitando todos los elementos y
apariencia de una prisión, y rodeándolos en cambio de todos los atributos de las
villas o casas de campo.
Para
terminar, expresa el Prof. Claude que este establecimiento, glorifica el justo
título de modelo. Es el más grande honor al espíritu de iniciativa de los
médicos argentinos, y piensa que son felices los sujetos confiados a su
cuidado, porque están en un lugar donde se ha reunido todo para hacerles
olvidar sus miserias, y no dejarles perder toda esperanza.
Hector
Piñero”. (Piñero, 1927)
Sobre la
reseña, lo más interesante a remarcar es la filmación sobre el Instituto, que
por el momento se desconoce si existe una copia en estos días.
Un
Frenopático de novela, influencia en literatura: en la obra de Roberto
Arlt
En frente de
ahí, vivió Roberto Arlt, justo en la época que está escribiendo sobre “Los
siete Locos”, entre 1924 y 1926, para aliviar con la altura una enfermedad
pulmonar que le había sido diagnosticada. En 1924, sobre la calle Lascano, entre
Segurola y Sanabria, comienza a construir su casa. Esto coincide con el regreso
de Arlt de Córdoba con su familia, compuesta por su mujer -afectada de
tuberculosis- y su pequeña hija Alicia. La casa era un típico modelo de los
denominado "chorizo", con habitaciones en fila, comunicadas entre sí
con una puerta y con salida a una galería exterior. Tenía un jardín al frente y
un fondo con gallinero. Su hija, Alicia Arlt, recuerda que esperaba a su padre
regresar del trabajo en la parada de transporte de la calle Segurola a escasos
metros de una Lascano que, por entonces, era de tierra.
Durante ese
tiempo retomó una obra inconclusa que había comenzado a los diecinueve años y
recibió una propuesta de Ricardo Güiraldes para publicar este libro bajo el
título con el que hoy lo conocemos: “El juguete rabioso”.
El barrio de
Monte Castro rinde homenaje al escritor que encontró parte de su inspiración
entre sus calles, inaugurando el Paseo Roberto Arlt que se puede visitar en
Segurola al 2000.
Un
Frenopático de novela, influencia en la obra de Bioy Casares y
su esposa Silvina Ocampo.
Parece ser el Frenápatico que Bioy Casares y su esposa
Silvina Ocampo trabajan en sus novelas, el Frenopático de Barracas no es el de
las novelas de ambos. Ambos hablan de este frenopático, Bioy Casares en “Dormir
al sol” y Ocampo en “La Casa de Azúcar”. La calle Baigorria, que es la calle donde se sitúa el instituto frenopático donde internan a la mujer del protagonista de Dormir
al sol.
Una
cita a novela de este frenopático:
“Las
supersticiones no dejaban vivir a Cristina. Una moneda con la efigie borrada,
una mancha de tinta, la luna vista a través de dos vidrios, las iniciales de su
nombre grabadas por azar sobre el tronco de un cedro la enloquecían de temor.(....)
Me dijeron que Violeta estaba en un sanatorio frenopático y me dieron la
dirección.
-Canto con una voz que no es mia –me
dijo Cristina, renovando su aire misterioso-. Antes me hubiera afligido, pero
ahora me deleita. Soy otra persona, tal vez más feliz que yo.
Fingí de nuevo no hablerla oído. Yo
estaba leyendo el diario.
De tanto averiguar detalles de la
vida de Violeta, confieso que desantendía a Cristina.
Fui al sanatorio frenopático, que
quedaba en Flores. Ahí pregunté por Violeta y me dieron la dirección de Arsenia
López, su profesora de canto.” (…)
“Luchar por sobrevivir en aquel frenopático no fue fácil. La mayoría
de los dementes eran tan inteligentes como obsesionados con la sangre y la
muerte. No sé cómo conseguí esquivar la guadaña que se preparaba en cada
esquina del manicomio. Tres años después de entrar pude salir con tan solo dos
cicatrices por intento de homicidio.” (Silvina Ocampo, 2000)
Hay una
cuestión del doble en el cuento “La casa de azúcar” de Silvina Ocampo.
Realizando un análisis desde el título, el personaje de Cristina, Violeta, su
característica más relevante es la locura.
El doctor Samaniego, supuesto director del Instituto frenopático en la
novela de Bioy Casares, también aparece luego en su obra, en el Diccionario del
Argentino Exquisito, atribuyéndole libros de carácter apócrifo desopilante,
debe suponerse que este doctor, sería como una especie de alter ego de Casares,
para justificar sus ideas sobre libros que ha imaginado de los más
disparatados.
Un paciente famoso de ahí fue Ignacio Corsini, cantor de tangos compañero
de Gardel.
Dicen que allí murió Ignacio Corsini. Fue un cantor criollo, sin alardes
de virtuosismo. Nació el 13 de febrero de 1891, con el nombre de Andrés
Ignacio, hijo de Socorro Salomone y de un Corsini del que no quedó nombre ni
recuerdo y al que no llegó a conocer. Con su madre arribó a Buenos Aires en
1896. Ambos se radicaron en Almagro, y, cuando el pequeño Ignacio tenía siete
años, se trasladaron a la ciudad bonaerense de Carlos Tejedor. Allí se
desempeñó como boyero y resero, y fue allí donde los pajaritos gauchos le
enseñaron los secretos del canto.
En 1907, se relacionó con el artista circense José Pacheco, que lo
introdujo en el teatro y se podría decir que también en el matrimonio, ya que
Corsini se casó con su hija, Victoria Pacheco, en 1911.
En 1912, ya había adquirido cierto prestigio como cantor-actor, y fue por
ello que el sello Victor le hizo grabar sus primeros discos. Fue requerido por la cinematografía para
filmar Santos Vega (1917) y ¡Federación o Muerte! (1917); más tarde,
intervendría en Milonguita (1922), Mosaico Criollo (cortos, c. 1930), Rapsodia
Gaucha (1932), Ídolos de la Radio (1934) y Fortín Alto (1941), en la que
aparece junto a Agustín Irusta y un joven y desconocido Edmundo Rivero.
Sólo después de haber registrado diez canciones, decidió incluir un
tango, “Un lamento” (de Graciano De Leone y Pedro Numa Córdoba). Su éxito como
cantor de tangos se inició en mayo de 1922, cuando, en el sainete El Bailarín
del Cabaret, estrenó “Patotero sentimental” (de Manuel Jovés y Manuel Romero). Otra
de las interpretaciones con las cuales se lo identifica es “Caminito” (de Juan
de Dios Filiberto y Gabino Coria Peñaloza), uno de los tangos más conocidos
mundialmente.
Pero El Caballero Cantor fue también compositor y letrista de algunas
obras, como los tangos “Flor marchita” (letra de Francisco Bohigas), “Fin de
fiesta” (música de Carlos Vicente Geroni Flores) y entre otros, “Aquel cantor
de mi pueblo” (música de Enrique Maciel) que le llevó al disco Edmundo Rivero.
También incursionó en otros géneros, siendo un vals su página propia más
conocida, “Tristeza criolla”, sobre un poema de Julián de Charras. Pero fue el
estilo el género en el que mayor cantidad de títulos produjo “Tradición gaucha”
(Enrique Maroni), “Juan de los Santos Arena” (Julián de Charras), “A mi
palomita” (José María Aguilar), etc.
No obtuvieron mayor resonancia las páginas debidas a la inspiración del
cantor, salvo “Tristeza criolla”, que en los '40 fue remozado por Ángel Vargas.
Serían otros dos autores quienes le proporcionarían los grandes impactos
que lo iban a identificar como el intérprete del cancionero de temática
rosista, el poeta Héctor Pedro Blomberg y su guitarrista Enrique Maciel. La
sola mención de los títulos del binomio hace surgir, inmediatamente, el nombre
de Ignacio Corsini: “La pulpera de Santa Lucía”, “La canción de Amalia”, “La
mazorquera de Montserrat”, “China de la Mazorca”, “La guitarrera de San
Nicolás”, “Los jazmines de San Ignacio” y varios más. A ellos habría que sumar,
en diferente temática, “La que murió en París”, “Barrio viejo del ochenta”, “El
adiós de Gabino Ezeiza” o “La viajera perdida”.
Corsini sintió el amargor de sus últimos años, tras la pérdida de su
esposa, circunstancia que lo llevó a cantar por última vez el 28 de mayo de
1949, en la audición Argentinidad, de Radio Belgrano.
En 1961, reapareció públicamente, ante las cámaras de Canal 7, en el
programa Volver a vivir. Y el 26 de julio de 1967, cerraba sus ojos para
siempre. Con él se iba una voz particularísima, la más atípica con que contó el
tango.
Algunas
conclusiones
La idea del
presente trabajo es dar novedades y noticias sobre este lugar, sobre esta orden
femenina en la atención de la enfermedad mental. Se enfatiza una posible
diferencia en el tratamiento de la atención, entre la otra institución
frenopática, el Frenopático de Barracas, donde trabajan las Hermanas del
Huerto, que pertenecen a una teología jesuita, en cambio, en este Frenopático
de villa Devoto, actúan las hermanas franciscanas, con su propia teología. Se
presenta el caso de paciente intérprete de tango internado en esta institución.
Se enfatiza la importancia que ha tenido esta institución en la creación
literaria, influyendo en dos de los autores más importantes de la literatura.
Finalmente, la diferencia en el tratamiento, debe suponerse, en la importancia
de las mujeres en la atención de la salud mental, raíz ya rastreable desde la
creación del virreinato, en las mujeres de la Hermandad de la santa caridad.
Referencias bibliográficas
Arlt,
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Argentina
Arlt,
Roberto. (1997). Los Siete Locos. La Plata: Altamira.
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Bioy Casares, Adolfo. (1985).
La invención de Morel. Buenos Aires: Colihue
Junta Monte
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Ocampo,
Silvina, (2000), Cuentos difíciles, Buenos Aires, Argentina, Ediciones Colihue
Piñero,
Hector, (1927). H.Claude – L’Institut Modèle de Phrènophatie à Buenos Aires –.
Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina legal, año XIV, 1927, pag 532-3
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