Se ha trabajado conexión y nexo entre Onrubia y Cortazar, ahora se pasará a un nexo entre Pages Larraya y Cortazar.
Humanario
es un libro con textos de Pages Larraya y Cortazar, ilustrado con las
fotografías de Facio y D’Amico, con fotos del Borda y el Moyano. En este libro,
se trata de la unión de dos autores, Pages Larraya y Cortazar, con dos textos
que se contraponen. Se llama Humanario, en contraposición a Bestiario de
Cortazar, no se busca animalizar lo humano, sino más bien lo contrario.
Se cita
textos de ambos, fragmentos que se pudieron encontrar. Se incluyen fragmentos de
entrevistas a las fotógrafas, donde explican cómo surgió esta obra.
Hay
muchos ensayos de semiólogos, de Europa y EE.UU, donde ven y concluyen que los
dos textos y las treinta fotos, tienen mensajes contradictorios, y que producen
cierto efecto al verlos uno tras otro, de complementariedad y estadios.
Estas
fotos son un principio de cierto arte, luego hay incluso del Tobar García en
los años 80.
Los
pacientes tirados, parecen como víctimas de la triple A.
Pensé
que estas fotos estaban hechas como naturalmente, no armadas, la doctora Rosa
Falcone me dio a entender como que esa interpretación es muy ingenua.
Cortazar
fue añadido en la lista negra militar, Pages Larraya ha tenido dos sobrinos
desaparecidos.
Se
imprimieron 1000 ejemplares, casi todos incautados, el 26 de marzo del 76 salió
publicado.
Si bien
salió en el 76, las fotos se hicieron en el 66,
El
original del libro cotiza 8.500 pesos,
el único que vi tiene el lomo baqueteado.
Creo
tener una docena de fotos, en el libros son al menos veinte.
El
equipo Facio, Amico, Cortazar, ya había publicado un libro antes, sobre la
ciudad de Buenos Aires, en 1965, este se hizo en 1966, pero se publicó en el
76, y se hizo por pedido de Pages Larraya.
- T:
¿Qué le significó el trabajo de "Humanario", profesional y
personalmente?
- S.F:
El director del Instituto Nacional de Salud Mental, Fernando Pagés Larraya,
tenía que pedir aumento presupuestario para los psiquiátricos y nos convocó
para tomar fotos de las fallas de los edificios del Borda, del Moyano y de
otros de la provincia de Buenos Aires. Y cuando fuimos nos impactó ver el
estado en que estaban los internos y por eso ampliamos tres o cuatro fotos para
demostrar cómo estaban, abandonados. Personalmente fue una conmoción total, un
antes y un después, era un costado de la vida que desconocíamos por completo.
En ese momento recién empezaba la televisión, de modo que no se sabía nada de
eso, eran temas ocultos. Después no nos podíamos sacar las imágenes de la cabeza,
tuvimos 10 años los negativos en un archivo. Las fotos fueron tomadas en el 66
y las publicamos en el 76, en plena dictadura.
- T:
¿Qué le significó que algunas de sus fotos estuvieran en estampillas?
- S.F:
Fue otro regalo del cielo. Hasta ese momento siempre las estampillas habían
sido tomadas de dibujos o pinturas, pero para un congreso de salud mental se
hizo un concurso y presentaron una fotografía mía, que yo no había mandado,
supongo que fue Pérez Larraya quien la envió, y salió elegida. Fue la primera
vez que una foto -ni una litografía, ni una reproducción de pintura- salía
publicada en una estampilla. Era la foto de un niño con juguetes. Se hicieron
millones. Yo compré una plancha del día de la emisión, era el año 65.
-Usted
luchó por muchas cosas, una de las más difíciles debió ser la publicación del
libro Humanario, sobre el hospital Borda, en plena dictadura de Videla.
-Sí,
fue difícil. Y fue en realidad el principio de La Azotea como libros. Porque ni
nos animábamos a llevarlo a una editorial porque el tema no le interesaba a
nadie y las fotos no las entendían. El único que estaba entusiasmado era
Cortázar. Entonces prácticamente le exigí a mi socia, a Cristina, que lo
hiciéramos. ¿Quién iba a comprar el libro? Y no importa, decía Julio, hagan
pocos ejemplares. Hicimos mil quinientos, creo. No se vendieron ni cien. Sin
embargo, ahora en Internet lo venden a no sé cuántos miles de euros. Fue porque
el tema… bueno, no era la época. De golpe, como dice Marguerite Yourcenar,
adelantarse a su época es equivocarse.
- con
esa foto ganó un concurso, ¿no?
-Sí.
(Se levanta y busca la estampilla) ¿Ves? Ésta. Bueno, esta foto, como está
tomada en Colonia, en el Uruguay, parece que está en un museo allá. Entonces me
habló por teléfono una chica y me dijo que era la nena de la foto.
-¿El
libro fue censurado porque no querían que se vea lo que ustedes retrataron?
-SF: Lo
que pasa es que ese también fue un trabajo profesional. Fue un trabajo al que
nos convocó el director de salud mental de ese momento el Dr. Pagés Larraya,
que había visto el libro de Buenos Aires que habíamos hecho Alicia D´Amico y yo
también, junto con Julio Cortázar. Le gustó la forma de conectarnos con la
gente. Él necesitaba fotografías para pedir mayor presupuesto para los
sanatorios de salud mental. Lo que quería era que documentáramos la parte
edilicia. Cómo estaban de mal: las paredes rotas, las ventanas sin vidrios, las
cocinas que se deshacían, los baños que tenían unas letrinas inmundas. Quería
mostrar eso para conseguir presupuesto. Nosotras cuando llegamos ahí y vimos la
gente, por supuesto que hicimos las fotos que él quería, pero hicimos también
las fotos de los internados. Las mujeres, los varones y sobretodo los chicos
que era lo más triste y desagradable que te puedas imaginar. Fue otro tipo de
trabajo que hicimos en 1965, creo. Y recién las mostramos más de 10 años
después porque nos perturbaba mucho hacer las fotos y mirarlas. Eran muy, no
sólo dramáticas, sino que tenían un contenido muy triste. Julio Cortázar estaba
fascinado por las fotos. Decía que tenían un gran valor y que teníamos que
hacer el libro. Insistió tanto: que él las hacía, que escribía el texto, que no
nos iba a cobrar nada y todos esos argumentos. Sobretodo a mi socia editorial
María Cristina Uribe que tenía que poner la plata para hacer el libro y también
la convenció.
“magnífica forma para descubrir la disposición de la mente a través de los lineamientos del cuerpo” (p. 6)
“habría que considerarla como un retorno a sus
misterios medievales por la ese essentia que expresa a través de la unión
mística de la imagen y la palabra” (p. 7).
“logrado
realizar el primer HUMANARIO de nuestra historia plástica” (fragmento
inubicable)
Fragmentos del texto de Cortazar “Estrictamente no profesional”
Si
nuestra intuición fuera infalible, quizá los rostros que se ven en este libro
permitirían descubrir cuáles de esos seres se mueven en la zona axial, de
contacto, y cuáles están fuera de todo alcance; de la misma manera que si
nuestra intuición fuera infalible, quizá las fotografías de jefes de estado,
mariscales famosos, filósofos, banqueros, políticos e industriales, permitirían
descubrir cuáles de esos seres se mueven en la zona axial, de contacto, y
cuáles están fuera de todo alcance. (p. 12 - 3)
Me
parece más necesario que nunca señalar esos grados extremos en que la
inteligencia y la cordura se encierran en su propia saturación y se vuelven
mucho más peligrosos que la locura del hospicio. No es por casualidad que estoy
pensando en este momento en Adolf Eichmann, tan extraordinariamente
inteligente; y sin caer en tremendismos, la forma escogida por la junta militar chilena para sanear mentalmente
el país, ¿usted la pone del lado de la cordura? (p.13-4).
La
diferencia esencial entre locura y cordura no está ni con mucho en las
manifestaciones exteriores, sino en el hecho de que el loco es un hombre que
está solo, que no tiene relación con nuestro tablero de dirección, así como
nosotros no la tenemos con el suyo. (p.14).
La
gente astuta hará notar que la diferencia esencial entre locura y cordura no
está ni con mucho en las manifestaciones exteriores. (p. 14)
El
poeta, que no acepta el lenguaje en su intención puramente racional, ve muchas
cosas convergentes y colindantes en términos como razón y locura, e incluso
prefiere eliminarlos para aprehender directamente eso que es un loco o un
cuerdo; como está resueltamente instalado en la zona axial, su visión permeable
le muestra todo proyecto de hombre por venir como una integración fecunda y saltarina
de componentes que vienen de los primeros grados de la razón y de la sinrazón,
allí donde hay un territorio común, donde la lógica aristotélica no es soberana
absoluta sino solamente constitucional. (p. 15)
Fotógrafas
de Buenos Aires, autoras de admirables retratos, Sara y Alicia descendieron al
infierno de un manicomio y de él trajeron un testimonio que bien merece su
título de Humanario. Mi texto no hubiera sido escrito si yo no conociera desde
hace mucho su bondad y su comprensión; evitando lo espectacular o lo aberrante,
Sara y Alicia nos acercan como pocos a una realidad que por fin se está
abriendo paso entre hipocresías, prejuicios y temores. (inubicable fragmento)
La
única suerte que tienen ciertos coleccionistas maniáticos, ciertos
multimillonarios que pagan guerras y genocidios para multiplicar una fortuna
que ya no les sirve para nada a fuerza de inmensa, ciertos Pinochets y ciertos
Francos, es que no se babean; este pequeño detalle húmedo es la sola razón por
la cual no han sido encerrados y además fotografiados por Sara y Alicia.
(inubicable fragmento)
qué es
ese todo que el loco ha perdido? Exactamente lo mismo —pero sin la inocencia
que delata al insano— que ha perdido el profesor ilustre concentrado.
(inubicable fragmento)
Muchos
de los seres que pueblan infiernos como el que aquí se desnuda, podrían estar
de nuestro lado si nuestro lado no mantuviera con tan persistente eficacia los
diversos ghettos que protegen la ciudad del hombre normal. (inubicable
fragmento)
Lo
singular de la escasa tirada lo hace subir de valor.