Doct:
Supongo que su lado mas
personal, se encuentra en sus cartas.
El autor tiene esperanza
en racionalismo, algo que aun hoy no se cumplió.
Su obra recae mucho en
temores de los árabes del Andaluz, que mucho racionalismo mata religión.
Su obra abunda en
marranismos, como podría serlo de un judío que escribe extrañamente en latín,
jaja.
Un día me propuse, con
un compañero de cátedra dar esta versión, que les presento a vds, Casalla que
me escuchó atentamente, casi me tira querosén encima para luego prenderme
fuego.
Enfatizo cierto
franciscanismo en este autor, aunque, ¡que diablos!, como diría otro
franciscano, los autores franciscanos en que se basa no fueron escomulgados
Todos mis manuscritos
son de abril de 2003.
En su mayoría de la los
copie de la Bib Nacional, uno de Lugano 1 y 2, uno de libro prestado de
compañero de secundaria.
En un primer escrito,
copiado raramente en bib de Lugano 1 y 2, muy joven parece, y suena
prácticamente estoico, en contraposición a lo que le seguirá.
Rescato cierto
franciscanismo: en su ética, suena a franciscano Duns Scoto, por lo de la
primer causa y de la voluntad ilimitada, y su
famoso panteísmo, suena a lo de creado y creador de Duns Scoto.
Otro franciscanismo, suena
como Roger Bacon, en su lectura crítica sobre autores de Biblia, de la leyenda
atribuida a Moisés como escritor del Pentateuco, él pone en duda eso, ya que
Moisés habla de sí mismo en tercera persona.
Intento ver lo bello en
una obra que abunda lo horrible, es bello sus conclusiones sobre el cuerpo de
los profetas, que según su complexión corporal, de eso dependía sus visiones
proféticas, eso es bello.
En su tratado político, hay
pruebas de su apología violenta, incluso en sus escritos oficiales, sobre los
impostores religiosos, mentirosos, que son los falsos profetas, que incluso
pueden hacer milagros, suena muy violento.
Más violento aun, son
sus cartas, más personales, donde se molesta en aclarar que él no es ateo.
No incluyo en estas
anotaciones sobre un tratado anónimo que se le atribuye, sobre los tres
impostores.
No sé cómo lo ha leído
el argentino Korn, en momentos que no había internet, vi una publicación pirata
en francés del siglo XIX. El mismo Borges
niega que el tratado de los tres impostores haya existido en la época
pre-racionalista.
Spinosa
Tratado de la Reforma
del Entendimiento.
Edito Bajel. Bs as.
(1662). 1944
Copiado el 6 de abril de
2003, de Biblioteca Chorroarín de Lugano 1 y 2
Pues lo que con mayor frecuencia se presenta en la vida y lo que los hombres, según puede inferirse de sus
acciones, consideran como el bien supremo, se reduce a estas tres cosas:
riquezas, honores y deseo sexual.
De tal modo distraen al
espíritu, estas tres solicitaciones, que no puedo pensar en ningún otro bien. Así
en los que atiene al deseo sexual, queda tan suspenso de él, como si descansar,
en un bien verdadero, lo que le impide en absoluto pensar en otras cosas. Pero
a este goce sucede una profunda tristeza, que si bien no pasa en suspenso al espíritu,
por lo menos lo perturba y embota (…) además, los honores y las riquezas me
provocan arrepentimientos como el goce sexual, por el contario, cuanto más
posee más de ellos, mas aumenta nuestra alegría, y, por consiguiente, nos
sentimos impulsados a acrecentarlos más y más; y si por acaso se frustran nuestras esperanzas, sentimos una
tristeza. (20)
Pues muchísimos ejemplos
de gentes que a causa de sus riquezas, han sufrido una persecución que llegó
hasta la muerte; y también de gente que, por adquirir bienes, se expusieron a
tantos peligros, que acabaron por pagar su estupidez con la vida. Y no son menos numerosos, los ejemplos de los que
sufrieron cruelmente por obtener o conservar honores. Innumerables, en fin, son
los ejemplos de aquellos que han acelerado su propia muerte por excesos
sexuales (21)
Por momentos, el espíritu
se entregaba a estas meditaciones, me di cuenta de que rechazaba aquellos
deseos y reflexiones seriamente sobre meros modo de vida. Este fin para mí si
sirve para consuelo, pues comprendí que aquellos males no eran de naturaleza
irremediable. Y si bien, estos intervalos fueron al principio raros y de muy
breve duración, a medida que fui conociendo cada vez más el verdadero bien, se
hicieron más frecuentes y duraderos; sobretodo cuando comprendí que la adquisición
de dinero, el goce sexual, y la gloria son perjudiciales, mientras se los
busca, por si mismos, pero no cuanto se los busca como medios para otros fines.
(22)
Ética
(1677). 1975. Edic
Aguilar. Bs as
Entiéndase por Dios un
ser absolutamente infinito, es decir, una sustancia constituida por una infinidad
de atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia intima e infinita.(28)
La existencia de Dios y
su esencia son una sola y misma cosa. (55)
Digo conceptos con preferencia o percepción,
porque la palabra percepción parece
indicar que el Alma en pasiva con relación a su objeto, mientras que concepto parece expresar una acción del
Alma. (86)
El pensamiento es un
atributo de Dios, o dicho de otro modo, Dios es cosa pensante. (87)
El Alma humana es una
parte del entendimiento infinito de Dios. (106)
El objeto de la idea que
constituye el alma humana, en el cuerpo, es decir, cierto modo de la extensión existente
en acto, y no es otra cosa. (101)
El alma humana no conoce
el cuerpo humano, y no sabe que existe más que por las ideas de las afecciones
de que es afectado el cuerpo. (117)
La voluntad y el entendimiento
son una sola y misma cosa (148)
Ante todas las afecciones
que se relacionen con el alma en cuanto es activo, no hay ninguna que no tenga
su origen en el gozo y en el deseo. (229)
El deseo es la esencia
misma del hombre en cuanto es concebida como determinada a hacer (231) alguna cosa
por una afección cualquiera dada en ello (232)
La alegría no puede
tener exceso, sino que es siempre humana; por el contrario, la melancolía es
siempre mala. (304)
La conmiseración es en
sí mala e inútil en un hombre que sirve bajo el gobierno de la razón (…)
La humildad no es una
virtud, es decir, no tiene su origen en la razón. (…)
El Arrepentimiento no es
una virtud, es decir, no tiene su origen en la razón; el que se arrepiente de
lo que ha hecho, es dos veces miserable o impotente. (315-6)
La muchedumbre es
terrible cuando carece de terror; no debe, pues, extrañarnos que los profetas,
atendiendo a la utilidad común, no a la de algunos, hayan recomendado tanto la
Humildad, el Arrepentimiento, y el respeto. Efectivamente, los que están sujetos
a esas afecciones pueden ser conducidos con mucha más facilidad, que los otros
a vivir, bajo el gobierno de la razón; es decir, de ser libres, y a gozar de la
vida de los bienaventurados.(316)
Los estoicos creyeron
que las afecciones dependen absolutamente de nuestra voluntad, y que podemos mandar
sobre ellas absolutamente. (355)
La beatitud no es el
premio de la virtud, sino la virtud misma y esa satisfacción no se obtiene por
la reducción de los apetitos sensuales, sino que, por el contario, ella es la
que hace posible la reducción de los apetititos sensuales. (397)
Tratado Teológico Político.
(1670). 1946. Edit Lautaro. Bs as
Copiado de Bib Nac de Bs
As
Así, pues, dado que los
profetas percibieron por la imaginación las revelaciones divinas, resulta aquí que su facultad perceptiva se extendía
mucho más alto de los límites de su entendimiento, porque (56) mayor número de
ideas puede formarse con palabras o imágenes que dan principios sobre que
reposa todo conocimiento natural. (57)
Esto se halla en
perfecto armonía con la experiencia y la razón.
Los hombres de gran imaginación son los menos adecuados para las
funciones del entendimiento puro; y recíprocamente, los que gozan de brillante
inteligencia tienen en poder imaginaciones templadas, más dueños de sí mismos,
y cuidan de sujetarlo para que no se mezcle en las operaciones intelectuales.
(59)
Voy a demostrar que las
profecías han variado no solamente según la imaginación de cada profeta y el
temperamento especial de su cuerpo, sino también según sus particularidades
opiniones que cada uno profesaba. (60)
Otro tanto pasaba a cada
profeta con la revelación que variaba según la disposición de su temperamento,
su imaginación y sus opiniones. Si por temperamento el profeta era de alegre
humor, no le revelaba más que victorias, paz, y todo lo que conduce al hombre a
la alegría, pues los temperamentos de esta clase no suelen imaginar más cosas
de esta índole. Si el profeta era triste, predecías guerras, suplicios, y todo
género de desgracias, y de este modo, según que el profeta fuera de carácter dulce,
irascible, severo, compasivo, etc; así era más a propósito para tal o cual clase
de revelación. También las disposiciones de la imaginación eran en los profetas
causas de variedad. Si en imaginación era brillante, comunicaba con Dios en estado
elevado. Si confusa, lo hacía en confusas palabras; y así, finalmente según las
diferentes imágenes que se le aparecieron. Cuando era hombre de campo hablaba
de bueyes y vacas; si de guerra, de
generales y ejército, si cortesano, de tronos y cosas por el estilo. (62)
Si, pues, alguno lee las
escrituras y cree así estas menciones sin atender a la doctrina que de ellas se
desprende, ni aplicase a mejorarla, es exactamente como si leyera el Corán a
los poemas dramáticos, o al menos esas historias que todo el mundo lee con
distracción, mientras que por el contario, el que desconoce la Escritura
Sagrada, pero, tiene en espíritu lleno de saludables creencias, y se rige por
la razón, ese es verdaderamente feliz, y el espíritu de Cristo está en él.
(144)
En cuanto a los
milagros, además que los falsos profetas también los hicieron, hemos ya
demostrado que no basta para hacer contar la divinidad de la Escritura. (134)
Esta perfectamente
comprobado que los antiguos hebreos escribían
sin puntos (esto…) (…)
Spinoza, Baruch
Tratado teológico – Político.
(Tractatus Theologico- Politicus)
(1670) 1994. Ediciones Altaya.
Barcelona
Anotación de 1 de abril
del 2003
Del capítulo precedente,
como ya hemos indicado, que los profetas no estaban dotados de una mente más
perfecta, sino de una potencia imaginativa más rigurosa. Los escritores, en unos
relatos, dan abundantes pruebas de ello. Salomón, por ejemplo, sugirió
claramente a los demás por su Sabiduría, pero no por el don profético. Igualmente
aquellos prudentísimos varones, Hemán, Dorda y Caliola no fueron profetas; en
cambio, hombres incultos y sin formación, algunos e incluso mujercillas, como Agar,
la esclava de Abraham, poseyeron el don profético. Lo cual está, además, de
acuerdo con la experiencia y con la razón, ya que quienes más descuellan por
su imaginación, tienen menos aptitudes
para el conocimiento puramente intelectual; y por el contrario, quienes
destacan por su inteligencia y la cultivan al máximo, tiene el poder de imaginar
más moderado y más controlado, como si la sujetaran con su freno para que no se
confundan con el entendimiento.
Por consiguiente,
quienes se empeñan en descubrir en los libros proféticos la sabiduría y el conocimiento
de las cosas naturales y sapientiales, se equivocan totalmente de camino.
(95-56)
Mostrare que las profecías
han variado, no solo según la imaginación y el temperamento corporal de cada
profeta, sino también según las opiniones de que habían estado imbuidos, y que,
por tanto, la profecía misma hizo más datos a los profetas, como enseguida
explicaré con más detalle. Pero antes hay que tratar la certeza de los profetas;
porque, aparte de pertenecer al tema de este capitulo, nos ayudará un poco a
demostrar lo que nos proponemos. (96)
En relación al temperamento,
la revelación variaba el modo siguiente. Si el profeta era alegre, se le revela
las victorias, la paz y cuantas cosas despiertan alegría en los hombres; y en cambio, si era triste, se le revelaban
guerras, suplicios y todos los males, y así, según que el profeta fuera compasible,
afable, colérico, severo, etc, era más o menos apto para unas y otras
revelaciones. Las variaciones respecto a la imaginación consisten en que, si el
profeta era elegante, también percibía la mente de Dios en estilo elegante, y
si era confuso, percibía confusamente, y
esto es aplicable a todas las revelaciones que se le presentaba a través de imágenes:
es decir, que si el profeta era campesino, se le representaba bueyes y vacas,
etc, si era militar, jefes y ejércitos: y, en fin, si era cortesano, se le
representaba el solio regio y cosas similares. Las profecías variaban,
finalmente, según las diversas opiniones de los profetas. Por eso a los magos
(ver Mateo, a) que daban crédito a los juegos de la Astrología, se les reveló
el nacimiento de Cristo por la imaginación de una estrella surgida en Oriente,
a los augures de Nabucodonosor se les reveló en las entrañas de las víctimas
(ver Ezequiel 21,26) la destrucción de Jerusalem, que el mismo rey conoció por
los oráculos y por la dirección de las saetas que el barajó al día; y a los
profetas que creían que los hombres actúan por libre elección y por su propio
poder, se les revelo Dios como indiferente, y como si descendiera las acciones
humanas futuras. (100)
Se nos dice , por otra parte (Éxodo, 37, 18),
que Moisés pidió a Dios que le permitiera verle, pero, como Moisés, no había
formado ( como yo he dicho) en su cerebro ninguna imagen de Dios, y Dios tan
solo se revela a los profetas ( como también he probado) según la disposición
de sus imaginaciones, Dios no se le apareció bajo ninguna imagen, y esto
sucedió, repito, porque repugnaba a la imaginación de Moisés; puesto que otros
profetas, por ejemplo, Isaías, Ezequiel, Daniel, etc, testificaban haber visto a
Dios. Pero eso, contesta Dios a Moisés; no podrías ver mi rostro; y porque
además Moisés creía que Dios era visible, es decir, que ello no implicaba
contradicción alguna por parte de la naturaleza divina, ya que, de lo contario,
no hubiera pedido tal cosas. Y, por lo mismo, añadió Dios, porque nadie verá y
vivirá dando así una razón acorde con la opinión de Moisés. (109)
(…) es sin vocales sin
vocales ni acentos (de suerte que los intérpretes posteriores agregan al texto,
según como interpretan, de donde se sigue que solo pueden verse en este sus
opiniones particulares. (147)
Muchos han creído que el
autor (del Pentateuco) fue Moisés. (160)
El autor de los libros
del Pentateuco, además de hablar siempre de Moisés en tercera persona (163)
En conclusión: todos los
libros de que necesariamente hemos hablado (hasta el de Samuel) son apócrifos,
y los acontecimientos narrados en ellos están como referidos a una época muy
remota. Si ahora se considera la persecución el objeto de todos estos libros,
se reconocerá un gran trabajo que son las obras de un solo historiador, que se
propuso escribir las antigüedades judías, desde los tiempos más remotos, hasta
la primera devastación de Jerusalem. (168)
Podemos preguntarnos si
los apóstoles escribieron sus cartas a títulos de profetas, en virtud de su
revelación, y en mandato, expreso como Moisés, Jeremías y los demás, o a
títulos de doctores, y simples particulares (…)
Ahora bien, si fijamos
la atención en el estado de las cartas, hallaremos que está muy lejos de ser el
de las profecías. (205)
Por eso, ningún apóstol
es más filosofo que Pablo, destinado particularmente a predicar a los gentiles;
pero los demás, que predicaron a los hebreos, es decir, al pueblo enemigo de los
filósofos, se acomodaron también a su
espíritu, en este punto, y enseñaron la religión descartada de toda
especulación filosófica. Nuestro siglo sería por cierto muy dichoso si
estuviese también libre de toda superstición. (212)
Lo primero que se
desprende clarísimamente de Éxodo 6;3, donde Dios dice a Moisés, refiriéndose a
la Gracia singular, que le fue concedida: me reveló a Abraham, Isaac, y Jacob,
como Dios Sadei, pero bajo mi nombre Jehova, no fue conocido por ellos. Para
que se entienda mejor, hay que advertir
que el Sadai significa en hebreo Dios ya
basta, porque da a cada uno lo que es suficiente. Y, aunque muchas veces Sadai
se toma por Dios, sin más, no cabe dudas que se debe sobre entender siempre El,
Dios, hay que señalar, además, que aparté
de Jehova, no se halla en la escritura ningún nombre que indique la esencia
absoluta de Dios, sin relación a las cosas creadas, y por eso los hebreos
defienden que solo esto es el nombre propio de Dios. (302)
Por eso, en el Génesis
se dice que Dios era predicado por los patriarcas con el nombre de Jehova, no
porque ellos lo conocieran bajo ese nombre, sino porque este nombre era el más
venerado entre los judíos. Esto, digo, es la verdadera explicación, puesto que
en nuestro texto de Éxodo, se dice expresamente que los patriarcas no
conocieron a Dios bajo ese nombre; y porque, además, en Éxodo, 3,13, Moisés
desea saber el nombre de Dios; si este ya fuera conocido antes, lo hubiera
conocido él, al menos. Hay que concluir, pues, como queríamos que los fieles
patriarcas ignoraron este nombre de Dios, y que el conocimiento de Dios es un Dios
suyo y no era mandato. (304)
Por eso, dos reyes que
habían usurpado antiguamente el poder, procuraron, a fin de garantizar su
seguridad, hacer creer que descienden de dioses inmortales. Pues pensaban que
si los súbditos y todos los demás no los miraban como iguales, sino que creían
que eran dioses, aceptaron gustosos ser gobernados por ellos, y si les sometían
más dificultad. Y así, Augusto convenció a los romanos, de que descendían de
Eneas, al que se creía hijo de Venus, y se colocaba entre los dioses; quiso que
los flamines y los sacerdotes le rindieran culto, dedicándole templos, y
haciendo efigies, como a los dioses (Tácito, Anales, libro I) Alejandro quiso
ser validado como hijo de Júpiter, y no parece que lo hiciera por soberbia,
sino por pendenciero, como lo indica su
respuesta a las invectivas de Hermolao. (355)
Spinoza, Baruch
Epistolario.1988. Mila y
Ammia (Edit)
Copiado de la Bib
Nacional de Bs As
Me pregunta usted, en segundo
lugar, que errores observo en la filosofía de Descartes y de Bacon. Aunque no
es mi costumbre señalar los errores de los otros, también quiero complacerlo en
esto. El primero y máximo consiste en que se descarriaron del desconocimiento
de la causa primera, y del origen de todas las cosas. El segundo, en que no
conocieron jamás la verdadera causa del error.(17)
Comenzaré, pues,
hablando brevemente de Dios, a quien defino como un ser que consta de infinitos
atributos, cada uno de los cuales es infinito o sumamente perfecto en su género.
Aquí es de notar que, entiendo por atributos todo aquello que se concibe por sí
o en sí, de modo que en su concepto no implique el concepto de otra cosa. (47)
Parea responder a lo primero digo que la Escritura,
porque se adaptó y sirve sobretodo a la plebe, habla continuamente al modo
humano, pues la plebe es incapaz de comprender las cosas excelsas. (69)
Pero en cuanto a mí se
refiere, dado que confieso llanamente y sin ambages que no entiendo la Sagrada
Escritura a pesar de que le he dedicado algunos años. (84)
Como veo, sin embargo, que usted no ha comprendido bien todavía el pensamiento de Descartes, le ruego que considere otros dos puntos en primer lugar, ni yo ni Descartes hemos dicho jamás que perteneciere a nuestra naturaleza imprimir nuestra voluntad dentro de los límites del entendimiento, sino solo que Dios nos fue dado en entendimiento limitado y una voluntad ilimitada, de modo que ignoramos para que fin nos ha creado. Además, que esa voluntad ilimitada o perfecta no solo nos vuelve más perfectos, sino que además, como lo diré a continuación, no es muy necesaria. (87)
Como veo, sin embargo, que usted no ha comprendido bien todavía el pensamiento de Descartes, le ruego que considere otros dos puntos en primer lugar, ni yo ni Descartes hemos dicho jamás que perteneciere a nuestra naturaleza imprimir nuestra voluntad dentro de los límites del entendimiento, sino solo que Dios nos fue dado en entendimiento limitado y una voluntad ilimitada, de modo que ignoramos para que fin nos ha creado. Además, que esa voluntad ilimitada o perfecta no solo nos vuelve más perfectos, sino que además, como lo diré a continuación, no es muy necesaria. (87)
Todavía no he oído que
ninguno cartesiano haya explicado los fenómenos de los más recientes cometas
por medio de las hipótesis de Descartes, y dudo que precedan a explicarlos
correctamente por medio de ellas. (108)
Compongo ahora un
tratado sobre mi interpretación de la escritura. Me mueve esto: 1º los
prejuicios de los teólogos: pues sé que impiden sobremanera que los hombres
presten dedicar su espíritu a la filosofía por consiguiente, me ocupo
activamente de descubrirlos y de extirparles de los montes de los más inteligentes;
2º la opinión, que el vulgo tiene de mí, que no cesan de acusarme de ateísmo.
También estoy obligado de rebatirla en todo lo posible. 3º la liberta de filosofar
y de decir lo que pensamos, quiero defenderlo en toda forma, porque aquí esta
suprimida de todos los modos por la excesiva autoridad y petulancia de los
predicadores. (108)
Sería demasiado largo
examinar todo aquello con lo cual muestra que no se han formado un juicio sobre
mí con ánimo absolutamente sereno. Por lo cual, paso a su conclusión, donde
dice que no me queda ningún argumento, con el que pueda demostrar que Mahoma no
fue un verdadero profeta. (…) trata, por otra parte, de demostrar esto de mis
opiniones; aunque sin embargo, de las mismas se sigua claramente que aquel fue
un impostor, puesto que suprimí intensamente esa libertad que la religión
universal, revelado por medio de la ley
natural y de la profética concede, y que yo he demostrado que debe ser
absolutamente concedida. Y aunque esto no fuese así, pregunto, ¿acaso tengo la obligación
de demostrar, que algún profeta ha sido falso? Lo contario, los profetas,
ciertamente, tienen que demostrar que son verdaderos profetas. (…)
Pero en cuanto atañe a
los mismos turcos y a los demás gentiles, si adoraron a Dios mediante el
cultivo de la justicia y la caridad hacia el prójimo, creo que también tendrían
el espíritu mismo de Cristo y serían salvados cualquiera sea la opinión que le
sigan, por ignorancia, sobre Mahoma y los oráculos. (146)
Antes de terminar, le
diré una sola cosa: a saber, que el deseo que tienen la mayor parte de los
hombres de mirar los cosas no son como en realidad son, sino como las desean,
se colige más fácilmente de los relatos de fantasmas y espíritus que de otros. (159)
Por lo demás, para
contestarles a su objeción, digo que aunque cada cosa está expresada de
infinitos modos, por infinitas ideas con las cuales se expresa no pueden
constituir una sola y misma idea de una
cosa particular, sino infinita, pues cada una de estas ideas infinitas no
tienen conexión alguna con las otras, como he explicado en el mismo escolio de
la proposición 7 de la parte II de la Ética, y como resultado de proposición 10
de la parte I. si usted presta un poco de atención a esto, vera que no queda
ninguna dificultad, etc. (187)
Entre religión y la
superstición reconozco como diferencia principal, que ésta tiene por fundamento
la ignorancia, aquella, por el contario, la sabiduría. (204)
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