lunes, 17 de diciembre de 2012

Galeno, Claudio - “Sobre la utilidad de las partes del cuerpo humano”

Se usó de referencia otras 3 traducciones (trad latina, francesa e inglesa del griego).
En la versión griega hay comas, pero no puntos aparte.
No he leído la obra de Aristóteles sobre la utilidad de las partes, pero intuyo que tiene similitudes a este texto galénico.
Galeno en este texto suena católico, masónico, estoico en su concepción.
Históricamente y linguisticamente, pneuma psíquico es mejor traducción que espíritu animal.
De la escuela de medicina de Alejandría, Herófilo acuña la palabra espíritu vital, y Erasístrato la palabra espíritu animal, uno mas respiratorio otro mas cerebral. Con el tiempo se demostró tambien que los de Alejandría tampoco diseccionaron exclusivamente seres humanos. Galeno concilia ambos autores anteriores.
Los siguientes libros tratan:
Libro 8 El conarium, la hipofisis y el pneuma
Libro 9: el plexo reticular (la red maravillosa), pneuma psiquico (espiritu animal), pneuma vital (espíritu vital), utilidad de las partes (suena a Aristóteles)
Libro 9 segundo capítulo; es la descripción de nervios de ojos,
Libro 9 tercer capítulo; es la descripción de nervios de ojos también.
Galeno describe la red maravillosa, pero esta no es de su descubrimiento, solo la confirmación de una observación cercana ya hecha por Herófilo y su entorno, como el mismo Galeno lo señala en “De usupulsuum” ( ii, K, V, p. 155.)
"la red parecida a un plexo (rete mirabile), como es llamada por el entorno de Herófilo, ... (se forma) cuando las arterias carótidas ascencienden hacia el cerebro, que es donde se dividen en muchos caminos en la dura madre, antes de ir a través de ella. Se retuercen alrededor en muchas filas, lo hacen como si fueran a concebir varias redes que esten unas en otras, y que ocupan un área muy grande, lo que ellos llaman la "base" (basis) del cerebro" (1)
Se le achaca a Herófilo y a Galeno, con grandes experiencias basadas en disección, como pudieron tener el mismo error, de atribuir algo en el ser humano que vieron en animales, aunque se sabe que Galeno frecuentemente diseccionó primates y Herofilo diseccionó minimamente cuerpos humanos.
La red maravillosa fue topico de discusión durante siglos, sobre su presencia en los seres humanos, continuó su debate incluso despues de Vesalio, que claramente reconoció el error de Galeno en “De humani corporis fabrica” (libri septem)
"Acerca del plexo reticular de Galeno ... sabemos que, engañado por la disección del cerebro de los bovinos, no describió el cerebro humano, ni sus vasos, sino el de los bueyes".(2)
Harvey mantiene una opinión conciliadora entre Galeno y Vesalio, escribió en “The Anatomical Lectures”:
"Bauhin, en contra de (la opinión de) Vesalius, (dice que rete mirabile) existe en la cabeza humana, es de hecho evidente en bueyes, etc Riolanus (dice) que, después que la duramadre se ha removido, otra rete mirabile (se puede ver) en la base del cerebro compuesta de filamentos venosos como las otras son de arterias" (3)
La rete mirabile de Galeno fue rebautizada por los arabes como plexo retiforme en sus traducciones.
Recién descubro que hay una traducción publicada en 2009.

Citas bibliográficas:

1. Galen, De usupulsuum, ii, K, V, p. 155. Translation by von Staden in: Heinrich von Staden, Herophilus
: the Art of Medicine in Early Alexandria, Cambridge, Cambridge University Press, 1989, p.223.
En la versión inglesa se puede leer: "the 'net-like' plexus (rete mirabile), as it is called by those around Herophilus,...(is formed) when the carotid arteries ascend toward the brain, this is where they are divided in many ways by the dura mater, before they go through it. They twist around in many rows, as they would if you were to conceive of several nets lying on each other, and they occupy a very great area, which they call the 'base' (basis) of the brain"

2. Vesalius, De humani corporis fabrica libri septem, Basileae, ex off. loannis Oporini, 1543, p. 310.
En su version latina se puede leer: "De reticulari vero Galeni plexu...novimus Galenum bourn cerebri dissectione delusum, non hominis cerebrum utineque ipsius vasa, sed bourn recensuisse" .
En su version inglesa se puede leer: "About Galen's reticular plexus... we know that, misled by dissection of the brain of cattle, he did not describe the human brain, nor its vessels, but that of oxen".

3. The Anatomical Lectures of William Harvey: Prelectiones Anatomie Universalis, De Musculis, edited by Gweneth Whitteridge, London, E. & S. Livingstone, 1964, p.336.
En su versión latina se puede leer: "Bauhinus contra Vesalium esse capitibus hominum; manifestum vero bubus etc. Riolanus amplum dempta dura meninge et aliud rete basi cerebri ex fibris venae ut illud arteriae" .
En su versión inglesa se puede leer: "Bauhin , contrary to (the opinion of) Vesalius, (says that) it exists in the human head; it is indeed evident in oxen, etc. Riolanus (says) that, after the dura has been removed, another rete mirabile (can be seen) at the base of the brain composed of venous strands as the other was of arterial"

Referencias bibliográficas:

Daremberg, Ch. Oeuvres anatomiques, physiologiques et medicales de Galien, Paris, J.B.Billiere, 2 Vols., 1854.
Galen.On the usefulness of the parts of the body. vol.I. Trans. Margaret Tallmadge May (1968)
Galeni, Cl. “De usu partium corporis humani”. En: Opera Omnia. Editionem curavit C.G.Kuhn. Georg Olms Verlagsbuchhandlung Hildesheim. Tomus III.1965


Libro 8

CAPÍTULO XIV - situación, forma, sustancia y utilidad del conarium. Al igual que las glándulas, esta parte sirve de apoyo a la división de los vasos, y no es donde parte el pneuma psíquico (espíritu animal)- Esta última función es precisamente atribuida al apophyse vermiforme. - Descripción de este apophyse. - Informe admirable de su forma, sus dimensiones, su estructura, de su consistencia con las funciones que tiene que ejercer. - de sus conexiones con los muslos y los tubérculos del cerebro.

Volviendo de nuevo a las partes que vienen después del ventrículo medio, se considera el cuerpo sitúado a la entrada del canal (voy.p.566, nota 1), cuerpo que conecta este ventrículo al cerebelo, se lo llama conarium (glándula pineal) por los que se ocupan de disecciones, y se busca para que utilidad este cuerpo fue creado. Por su sustancia, es una glándula; por su figura, tiene mucha similaridad a una piña, de allí viene su nombre.
Algunos piensan que su utilidad es la misma que la del píloro. Dicen en efecto que el píloro es una glándula y que impide que se haga otra cosa elaborar al alimento antes de pasar del estómago al intestino. Afirman que el conarium, sitúada en la entrada del canal (voy .p.566, note 1) del ventrículo medio transmite el pneuma en el ventrículo del cerebelo, es el supervisor y como el tesorero que decide la cantidad de pneuma que debe ser transmitido. Por mí parte, dije anteriormente (IV, VII, p290) qué opinión es necesaria tener sobre el píloro del estómago. En cuanto a esta glándula conoide que se asemeja a una piña y que llena la bifurcación de la gran vena (venas de Galiano), de donde casi derivan todos los plexos coroides de los ventrículos previos, creo que existe para la misma utilidad que las glándulas encargadas de consolidar las bifurcaciones de las venas. En efecto, la posición del conarium, bajo todos los informes, es la misma que la de las glándulas similares, cuya cumbre apoya las partes de la vena o se bifurca, mientras que todo el resto de la glándula se vuelve más voluminoso a medida que se alejen los vasos resultantes de la bifurcación, y los acompañan mientras que ellos se extienden suspendidos. Tan pronto como estas venas apuntan sobre el cuerpo del encéfalo mismo, el conarium los abandona. El cuerpo del encéfalo pasa a ser en este lugar un apoyo para el propio conarium y al mismo tiempo para las venas.
Pero pensar que este conarium regula el paso del pneuma, es no hacer caso de la función del apophyse vermiforme (vermis inferior del cerebelo), y asignar a una glándula más importancia que es justo. En efecto, si formaba parte del encéfalo mismo, como el píloro forma parte del estómago, podría, obedeciendo a las contracciones y a las dilataciones del encéfalo, en virtud de su posición favorable, abrir y cerrar a su vez el conducto. Como esta glándula, al contrario, no hace en ninguna manera salida del encéfalo, y no está vinculada con el interior del ventrículo, sino que se liga afuera, ¿cómo podía tener una acción tan potente sobre el conducto cuándo no se mueve por sí mismo? ¿Quién impide, alguno dirá quizá, que no tenga un movimiento propio? Una única cosa: es que a esta cuenta, la glándula tendría a nuestros ojos la muralla del encéfalo, y que el encéfalo en si mismo sería solamente un cuerpo que se divide por numerosos canales como un órgano susceptible de obedecer a él que puede naturalmente moverse. Esto suena, es la necesidad de la declaración, las suposiciones de un espíritu ignorante y que se niega a informarse.
Cuando se imagina, en efecto, que debe necesariamente existir cerca del canal del cerebro una parte susceptible de supervisar a regular la entrada del pneuma; esta parte que no se pudo descubrir, no es el conarium, sino este apophyse similar a un gusano que se extiende en todo el conducto. Los anatomistas hábiles que le dan un nombre extraído de su sola figura, lo llaman apophyse vermicular.
Allí tienes cuál es su situación, su naturaleza y sus relaciones con las partes vecinas. De cada parte del conducto, existen eminencias finas y alargadas del encéfalo llamadas fosas (tuberc. de cuatrillizos). Su unión no puede mejor compararse a los muslos de un hombre que se afectan uno u otro (por su parte superior). Es que, comparándolos a los tubérculos, es mejor llamarlos tubérculos que fosas. Algunos nombran tubérculos a los cuerpos (nates de los mod. o tuberc. quadrij .ant) que son de el conarium, y fosas los cuerpos situados detrás de éstos (testes o tub. .quadr. fijar.). Las partes izquierdas y derechas del canal pertenecen a estos cuerpos propios; las partes superiores son cubiertos por una membrana fina, bastante fuerte sin embargo, que está vinculada a las fosas de cada parte; la membrana que se extiende hasta el ventrículo posterior es la extremidad inferior del epiphyse vermicular (arachnoide y ruina de la válvula de Vieussens) la cual no se asemeja de ningún modo a los tuberculos y a las fosas. En efecto, el epiphyse presenta articulaciones de distintas formas, mientras que las fosas y los tubérculos son similares en todas sus partes y no tienen una composición variada.
Además de que tiene las articulaciones de distintas formas y parece constar de partes muy numerosas adjuntas por finas membranas, el epiphyse vermicular ofrece aún una particularidad; su extremidad, situada en el ventrículo posterior (el del cerebro). La entrada o salida, decía, a la membrana superpuesta, es convexa y fina. A partir de este lugar, aumenta en volumen, casi se amplía y tiene la superficie superior igual al intervalo de las fosas. Por ello, al elongarse sobre el canal, lo tapa completamente, y cuando se dobla detrás, ella extrae al mismo tiempo la membrana (válvula de Viussens?) quién se adhiere, tiene sus partes convexas y abre de nuevo el conducto en la misma proporción que retrocede. En efecto, como se redondea doblándose y se contrata sobre sí misma, lo mismo ella pierde en longitud, lo mismo gana en anchura. Así naturalmente, si se dobla poco, como ella se alarga poco también, sus extremidades inferiores no se puede penetrar sino en las partes tan estrechas de la base del conducto; si su contracción es más fuerte, y que su anchura por lo tanto aumenta, la abertura del conducto se aumentará siempre e irá creciendo a medida que disminuye la convexidad que hay.
Ninguna de estas cosas habían tenido lugar convenientemente si la naturaleza hubiera hecho el apophyse mismo muy poco de más grueso o más fino que es. Más espacio, en efecto, ella no habría cerrado completamente el conducto, puesto que con sus partes más finas, no habría podido alcanzar las partes más estrechas de éste. Más fino, ella no tendría firme completamente el conducto, pero no lo tendría abierto convenientemente. En efecto, mientras que se cerraría, se escaparía una parte del pneuma, toda la anchura del conducto no estando ocupado, debido al poco grosor del epiphyse. Para abrirse, sería necesario antes que ella operase una retractación considerable, o las extremidades convexas no se señalarían y no se descartarían de la base (base?) del conducto.
Ahora bien, si con un epiphyse vermicular un poco más gruesa, o más fina, el conducto no podría abrirse sino de una manera desproporcionada o incómoda, ¿qué sería necesario esperar si superaba con mucho su consistencia actual? ¿no se destruiría la armonía general y no se trastornaría completamente? Solo se podría encontrar combinación artística más acabada y más brillante con esa precision, la menor sustitución destruiría el conjunto. En efecto, si pueden retirar o añadir muchas partes se tiene un aparato, y toda su utilidad subsiste aún. El Creador no tiene necesidad, él habilita supremamente. Los obreros al contrario, a la más pequeña omisión implica la destrucción del conjunto, se ofrece el modelo de un arte consumado. Pero si un defecto en la masa solamente del epiphyse (vermicular) destruía el valor de la obra, mientras que el resto de la obra permanece intacta y no puede ser ni muy útil, ni muy perjudicial, quizá asignaría este accidente no a la fortuna que menos se tiene en el arte.
Pero puesto que lo que se observa con respecto a las dimensiones de el epiphyse vermiforme también se encuentra en todas las demás partes, (en efecto, cualquier otro cambio de arreglos perjudicaría la funcion, así como nosotros lo demostraremos inmediatemente), ¿cómo no se sería ridículo viniendo a negar el arte de la naturaleza? En efecto, las fosas se elevan bastante sobre el canal (voy.p.566, nota 1) para llevar el epiphyse doblada sobre ellas, y si el conjunto del conducto fue creada añadido, es para que goce de una gran variedad de movimiento: es la utilidad misma que presentan las partes compuestas de numerosos cuerpos y partes. En efecto, para que una diferencia considerable de más o de menos exista en el movimiento, la naturaleza lo tiene que crear capaz de tener varios repliegues y flexiones. Al igual que estas disposiciones debían darle un movimiento facil y variado, y que era a temer que se refiera a la parte convexa de las fosas en que se glisa y abandona el conducto, la naturaleza se ha imaginado de ligarlo a las fosas por ligamentos que los hábiles en anatomía nombran tendones (raíces de los nervios patéticos?) y que apretándolos y reteniéndolos de las dos partes, impiden las fosas descartarse.
La naturaleza también la hizo dura para que ella resista a las lesiones, pero no bastante dura para que ella cese de ser una parte del encephalo. Ella aún, midiendo la utilidad con una precisión rigurosa, le dio el grado de dureza conveniente para que ella restase una parte del encéfalo
Si con todas estas precauciones la naturaleza ha asignado, como consecuencia de su composición, de los pliegues oblicuos o derechos, en no tranversales, como lo son efectivamente, ello no le ha resultado de ninguna ventaja. En efecto, no se redondearía de la manera que dijimos, sino por flexiones tranversales, no se doblaría detrás, y no podría, como se demostró, abrir y cerrar poco a poco el conducto. La ausencia de un único cuerpo volvería inútiles todos estos numerosos cuerpos y verados que rodean el canal (voy.p.566 y nota 1)
Es ahora evidente para los que prestan su atención a este discurso que si se alteraba alguna de las partes enunciadas, resultaría, en muchos casos, solamente un punto para la función, pero a veces sería la destrucción completa de esta función. Por eso se puede concebir de qué manera se puede allí demostrar que son mas que las obras del arte más perfecto.

Libro 9
CAPÍTULO IV
El plexo llamado reticular (rectiforme / rete mirabile) por los anatomistas, plexo que abarcaban la glándula misma (la hypophysis) y. se extiende detrás ampliamente, es el más maravilloso de los cuerpos localizados en esta región. En efecto, se extiende ramificado bajo toda la base del encéfalo. Esta red no es simple; parece como varias redes de pescadores tensas las unas sobre otras. Esto es caracteristico de esta red natural, sin embargo, los acoplamientos de una capa se unen siempre a los de otra, y es imposible quitar una de ellas solamente; una tras otra, el resto sigue la que usted está quitando, porque todas se unen a otra sucesivamente. Pero, ni por la delicadeza de la composición, ni por la densidad de la red, podrían ser comparadas a una de las redes trabajadas por la mano de los hombres. No es tampoco de una materia común que la forma: la mayor parte de las arterias (carótidas primitivas - voy. Dissert, sobre el anat.) remontando del corazon a la cabeza se ha usado para esta admirable red por la naturaleza. De estas arterias se trasladaron pequeñas ramificaciones sobre el cuello, la cara y las partes externas de la cabeza. Todo el resto que se origina se eleva en línea recta, subiendo hacia la cabeza por el tórax y el cuello se desarrolla con favor en esta región del cráneo que, taladrada de agujeros, puede pasar sin peligro en el interior de la cabeza.
Pensarán quizás que la Dura-Madre también la revistieron (inmediatamente) y que fue cruzada en línea recta por la corriente de los vasos; y, después de todo eso, se podía creer que estas arterias siguen para llegarse el encéfalo; pero no es asi. Sobrepasando el cráneo en la región situada entre éste y la Dura-Madre, se dividirían en primer lugar en un gran número de pequeñas ramas muy desligadas. Entonces continuan, las unas se van a la parte anterior de la cabeza, las otras a la parte posterior, otras a la parte izquierda, otras a la parte derecha, y entrelazándose, con ramas que olvidan la carretera del encéfalo. Pero eso tampoco no es exacto. En efecto, todas estas numerosas arterias vuelven de nuevo a reunirse, como las raíces en un tronco, generando otro par de arterias similar a la que tiene nacimiento en la red; estas arterias penetran entonces en el encéfalo por los agujeros de la Dura-Madre.
¿Por qué esta disposición maravillosa y por qué ella fue creada por la naturaleza, que no hace nada sin objetivo? Si apelamos lo que dijimos y demostramos cuando explicábamos los dogmas de Hipocrates y Platón (VII, III, y suiv), esto hará recordar la confirmación de nuestras observaciones actuales, y se descubrirá fácilmente la utilidad de este plexo. En efecto, cuando la naturaleza va a elaborar perfectamente una materia, le proporciona una larga estancia en los órganos de cocción. Tenemos ya demostrado este asunto en muchos lugares; por el momento, en las circunvolaciones varicuosas (del cordón espermático) se prepara la sangre y el pneuma pasa a la producción del esperma: este ejemplo nos bastará a explicar el caso actual. Las venas y las arterias forman en este canal mil de repliegues variados; ellas contienen una sangre pura al nacimiento de los repliegues, pero tiene su extremidad vecina de los tubérculos, no es ya exactamente roja: el jugo que contiene es ya más blanco, necesitando aun para convertirse en la sustancia perfecta del esperma, de una pequeña elaboración que pedirá prestada a los propios tuberculos. Pero tanto el pneuma psíquico (espiritu animal) del encéfalo exigía una elaboración más perfecta que el esperma, el mismo plexo reticular fue creado entrelazado más que los vasos espermáticos. Tenemos pues demostrado con razón en los Comentarios (sobre los dogmas de Hippocrates y Platón, VIII, III) que el pneuma psíquico del encéfalo encuentra un origen material conveniente en el pneuma vital (espiritu vital) que viene (del corazón) a través de las arterias.
Repetiremos ahora aún una observación hecha al principio de toda la obra (I, VIII y XVI), es que no es posible descubrir convenientemente ninguna utilidad de ninguna parte, si en primer lugar no se familiariza perfectemente con la función de todo el órgano. Así tenemos argumentado, en los Comentarios antes citados (voy, por eso V, VIII y VI, II) que el alma razonable vive en el encéfalo, que razonamos por medio de esta víscera, que la mayor parte del pneuma psíquico se contiene, en el final este pneuma adquiere su propriedad especial por la elaboración que hay (voy. Dissert.sur la phys.)
Remarquemos aquí que la estructura del plexo reticular, no menos que las otras particularidades del encéfalo, están de acuerdo maravillosamente con nuestras exactas argumentaciones. En efecto, todo el encéfalo se entrelaza por estas arterias, que presentan ramificaciones variadas; mucho entre ellas consiguen los ventrículos, así como una gran parte de las venas que descienden de la cumbre de la cabeza. Viniendo de regiones opuestas, encuentran las arterias, distribuyéndose como ellas en todas las partes del encéfalo, tanto en los ventrículos mismos como en las otras partes. Así como, en el estómago y los intestinos, descienden un gran número de venas y arterias que vierten bilis, la pituita y otros humores similares que afluyen del exterior, y retienen en ellas la sangre y el pneuma vital, así mismo las venas vierten sus superfluidades, de una manera similar, en los ventrículos del encéfalo y retienen la sangre, mientras que las arterias exhalan principalmente el pneuma psíquico. Ellas, en efecto, remontan las partes inferiores; las venas, al contrario, descienden de la cumbre en el encéfalo
La naturaleza proporcionó admirablemente para que las sustancias que se tumben en sus orificios cruzen todo el encéfalo. Es asi en efecto mientras se contengan en los vasos mismos, circulen con éstos en todas las partes del cuerpo; pero una vez que se salieron, cada una se dirige según su impulsión natural: la sustancia ligera y desligada sube; la sustancia gruesa y pesada desciende. Las arterias que consiguen el canal intestinal que tiene una posición en pendiente, no proporcionan pneuma al canal sobre el cual se terminan, si no es el que a veces es projectado por la acción de los vasos mismos. Pero las arterias del encéfalo, cuya dirección es ascendente, dejan siempre escapar el pneuma, elaborado perfectamente, en el plexo reticular, de eso se lleva por las arterias del encéfalo en tan grande cantidad que fluye en el plexo. En efecto, no puede cruzar puntualmente las arterias del plexo: es retenido en todos sus rodeos, en cumbre, abajo, en parte, errante en todos sus numerosos circuitos tan así ha sido variado; de modo que, haciendo un largo trayecto en el plexo, acaba de elaborarse. Una vez elaborado, cae en un instante en los ventrículos del encéfalo; ya que sólo eso era necesario, ni que el pneuma viaje demasiado mucho tiempo en los plexos, ni que él se despache aún mal elaborado.
No importa solo a los ventrículos mismos que fuera así; todo el encéfalo se interesa, y el interés por eso no le es menor. Todas las partes del encéfalo en contacto con la membrana que los envuelve dibujan, en efecto, en los vasos mismos de éste el alimento que les es pasado. Para cuando se alejan, encuentran una ayuda en la corriente de las materias; ya que todas las partes del cuerpo tienen la facultad de atraer su alimento propio; pero no pueden operar esta atracción ni con mucho. No tienen una gran distancia, si no pedirían prestada una ayuda extranjera. Esta ayuda fue dada con cuidado por la naturaleza, sobre todo en el encéfalo: en primer lugar, porque es el más importante de todos los órganos; y a continuación, porque se separa de los vasos por grandes intervalos; en tercer lugar, porque, vista su mollura y su temperatura moderada, no es capaz de atraer. Los cuerpos que atraen deben en efecto poseer más resorte y calor.


CAPÍTULO VIII - Origen y trayecto craneano del 1,2,3 p. de nervios (2,3 y 5 de los mod)

Vuelven de nuevo al encéfalo y hablan de sus otras prolongaciones; pero recuerdan en primer lugar suscintamente lo que dijimos anteriormente sobre este tema (VIII, VI): las prolongaciones más considerables son, como lo tenemos exponemos, los de las ventanas nasales (nervios olfativos; 1er par de los mod.). De cada costado de éstos se encuentran los conductos de los ojos (nervios ópticos; 1er par de Rozadura. ; ¿2c de los mod.), y cerca de estos últimos, las prolongaciones que mueven sus músculos (motores oculo comunes y externos? ; 2c p. de rozadura., 3c y 6 de los mod.). Los nervios ópticos se encuentran en un mismo punto antes de salir de la dura-madre (quiasma de los nervios ópticos), y se dividen a continuación; detrás de su comisura es el hoyo pituitario; las arterias estan de cada parte en contacto con ellos. Estos inicios están en el interior de la dura-madre. Aquéllas que recubren la dura-madre misma y la porción del encéfalo que hay, son la glándula pituitaria, el plexo reticular, y el conducto del palacio (voy. Dissert.sur el anat) se ve muy claramente si se examina por sus ojos, más claramente si se tiene a una simple descripción, que ni a la parte anterior de la cabeza, ni a la base, sigue siendo un lugar para la prolongación de los nervios sensibles hacia la lengua (nervio lingual; porción del 3c par de Rozadura., del 5c de los mod.). En efecto, a la parte anterior, son las prolongaciones hacia la nariz y hacia los ojos (n. olfativos y n. óptica), a la base se encuentran la glándula pituitaria y el plexo reticular.
Así pues, la parte anterior propia del encéfalo ya crúzase por prolongaciones, y la base no ofreciendo más camino libre, era necesario tener un tercer lugar para los nervios del gusto (voy.p 585, l. 15-16). Las partes posteriores del encéfalo que eran duras no podían generar similares nervios; las partes superiores que no dan nacimiento no tienen ningún nervio de ida, no debían tampoco proporcionar a la lengua. Ahora bien, hemos mostrado miles de veces con qué cuidado la naturaleza proporcionó a las partes seguridad, sobre todo de las partes importantes. Cuando a las molladuras se expone a ser heridas por toda especie de cuerpo, sobre todo se oculta estas partes y se las defiende. Si engendró las partes laterales del encéfalo que responden a los ojos, los nervios de la lengua, su trayecto propio en ese caso sólo hubiese pasado como si procedieran de la base. Si era mejor que estos nervios derivaran de la base y para su seguridad, y porque a la parte baja se colocaba la lengua, y si por otra parte toda la parte anterior ya estaba ocupada por los cuerpos enumerados, era necesario establecer su origen a las partes posteriores vacantes (protuber. anular). Para ello fue hecho, puesto que de esta forma solamente podían producirse convenientemente; y es el que se establece el doble inicio de los nervios sensibles de la lengua. En efecto, este sentido era doble como otros, teniendo una parte derecha completamente idéntica a la parte izquierda (voy. VIII, X, p. 557). Pero como debía contribuir a la masticación y a la deglución, y ser un órgano de la palabra, por este motivo, sus partes se reunieron y forman un conjunto. La naturaleza tiene razón al trasladar del principio un nervio especial sobre cada una de las mitades de la lengua.
Como era mejor comunicar estas mismas regiones, todas las partes de la boca tienen la facultad del gusto, la naturaleza creo las prolongaciones de los nervios, y vinculándolos, dirigen separadamente los de las partes derechas sobre las partes derechas de la base, y los de las partes izquierdas separadamente sobre las partes izquierdas; los tiene armonicamente así haciéndolos acompañar a la vez por la membrana coroides los reune y protege (voy. X, II). Taladra y cava la dura-madre para recibir las prolongaciones; pero no tiene abertura (directamente), la cavó como un canal y condujo estas prolongaciones hasta los huesos previos (sphenoide) a través de los cuales era de tiempo que se escaparan; en este lugar taladra los huesos de agujeros (¿) y con dos membranas inserta los nervios, éstos a la lengua, aquéllos a la mandíbula superior, otro a la mandíbula inferior (ramas y ramos del trifacial: superiores e inferior; lingual; oral?)
Pero antes de distribuir estos nervios en estas partes, la naturaleza, como de seguridad, produjo otro nervio; luego lo comprime, condensa y volviendo más duro que los nervios que consiguen la boca, lo tiene inserta sobre el músculo temporal (nervio temporal profundo proporcionado por el maxill.infer. - voy.p.594). Éste, en efecto, era destinado a mover; aquéllos debían percibir los sabores.
Todos los nervios se insertan a la mandíbula inferior y hay naturalmente por caminos en pendiente; eso resulta de la posición misma de las partes que los reciben. Para los que quiso llevar a la mandíbula superior, la naturaleza les abrió otros convenientemente. Y en primer lugar los dirigió a continuación y los llevó cerca de los afluidos de los ojos, luego empleó uno de los agujeros (¿) que allí ha encontrado, a través de quien ya había hecho pasar los nervios que se insertan sobre los músculos de los ojos (voy.p.583, chap. VIII, L. 8). No se podría concebir otra mejor carretera, ni en las órbitas ellos mismos, ni fuera estos de afluida. En efecto, las partes que son de continuación de los pequeños ángulos de los ojos se reservaban a los músculos temporales, y de un curso más ofrecían largo y poco; cuanto a las partes que afectan a los grandes ángulos, los conductos de la nariz (canal lacrimal) ya las habían ocupado. Como, por otra parte, existen dos agujeros en las órbitas (¿), que debe allí tener unos terceros (agujero orbi.int.) de gran angulo, así que lo mostraré en la consecuencia del discurso (voy.chap.XVI); el Creador, al añadir un cuarto agujero, habría sido culpable de negligencia hacia estos huesos, que entonces mal habría garantizado contra las lesiones. En efecto, cuanto más se tuvo en aumentar el número de agujeros acerca de uno, más las partes intermedias del hueso hubieran sido, para su tenuidad, expuestas a las lesiones.
Por ello, según estos cálculos, el Creador se guarda taladrar el hueso en un cuarto punto; pero limitándose a elegir entre los tres que ya existían, tiene que adoptar el camino y pasar los nervios que resisten mejor a las lesiones, y lo tiene que hacer cruzar por los de la mandíbula superior. Los nervios ópticos, en efecto, no solamente son mucho más suaves que los nervios motrices, pero aún mucho más importantes. Por eso es para ellos que se hizo todo ojo, y todo liquido. La visión reside en ellos; más aún de los agujeros por los cuales pasan no son mayores que estos nervios ellos mismos. La naturaleza tiene pues con razón renunciado a juntar los nervios del mandíbula a los nervios ópticos, esperado que estos últimos pasan por agujeros (cavidades ópticas) que son ya grandes (y que no era necesario ampliar aún), y que son aun mismas mucho más importantes y más suaves que los nervios del mandíbula; pues hizo pasar los nervios de la mandíbula superior en compañía de nervios a la vez más duros, menos importantes y penetrando por más estrechos agujeros (voy. p. 583. chap. VIII, l.8), sabiendo que no serían incómodos por la vecindad otros nervios y que el tamaño de este agujero no sobrepasaría el del agujero de los nervios ópticos. En efecto, este agujero es añadido y no es redondo exactamente como otro. Se creería quizá que su perímetro es extendido más que el del agujero de los nervios ópticos, pero comparándolo en su conjunto con el ensamblado de este último, se lo encontraría mayor. Este agujero debía necesariamente ser añadido y no redondeado como el de los nervios sensibles porque debía contener dos nervios dispuestos uno junto al otro, y no uno sólo. Cada uno ellos obviamente es múltiple; trataremos pronto con más detalle de la naturaleza de todos estos nervios (voy. Chap.XI, p.592)
Actualmente nada impide, para aclarar la explicación, decir que un nervio se distribuye en los músculos de los ojos, que otro yendo a la mandíbula superior, saliendo del agujero (común) (voy.p.585) con el primero, llega en la órbita, se dirige derecho a la parte nombrada la mejilla, a los huesos bajo los ojos (maxill. super.) siendo perforadores a este lugar y dándole pasaje (agujero sousorbit.). En efecto, debían pasar sin afectar los músculos, sin obstruirlos, ni ser gentil; ya que esto era mejor que el movimiento de estos músculos se conservara intacto, y que los nervios avanzaran en total seguridad, sin participar en ningún caso en un movimiento extranjero, y necesidad de subvención. En esta previsión pues, el Creador estableció inmediatemente bajo los ojos otro agujero (agujero bajo orbital) que es de continuación del primer agujero común a los dos nervios (voy.p. 585), que se termina hacia el cerebro mismo. En esta región, los nervios y sus conductos son cubiertos por una fina escama del hueso (¿); pero en la región llamada malar, como esta región se eleva, los nervios son cubiertos por huesos gruesos y los penetra en la profundidad del hueso que les es contiguo, como si este hueso (N) (no) había sido creado para otra utilidad que el de los nervios.
La naturaleza no descuidó tampoco, el respeto de todos los vasos que cruzan estos huesos, revestirlos de duras túnicas, y de cavar en los huesos mismos algunos carnes, las paredes son finas y porosas, sobretodo cuando los huesos perforadores son de una substancia dura. Pero se observa que no es para todos los nervios, todas las arterias y todas las venas, con un rigor como la naturaleza no se pueda parecer un poco en efecto a los ojos de los que escuchan con negligencia y distracción, o más bien que incluyen mal. No obstante, para el que presta un espíritu atento a nuestras palabras y que extrae de la disección misma una prueba convincente, basta con mostrarle la previsión y a la vez el arte admirable del Creador.
Cuando expondremos, en uno de los libros siguientes (XI, VII), la estructura de las partes de la boca y la cara, explicaremos de qué manera estos vasos que descienden bajo los ojos para ir a los huesos malares, cómo los que son normas antes y los que cruzan las partes inferiores forman por plexo a la lengua, a la boca, tienen todas las partes de la cara. En efecto, en el discurso actual, se propone solamente enunciar las utilidades de las prolongaciones del encéfalo que se terminan y revisten hueso (cráneo). Se detienen pues a este límite, y como tenemos que seguir el nervio hasta el exterior del cráneo, tenemos que retornar al encéfalo para no omitir ninguno de sus producciones interiores, y que no hacer hincapié aún más en la parte de estas producciones que se encuentra fuera.


CAPÍTULO IX - Recapitulación del capítulo anterior - de los nervios del palacio (4 par de Rozadura; parte del 5 de los mod. ; ¿nervios palatinos? - voy. Elocuente. Sobre el anat) - Origen y trayecto craneano de estos nervios.

Para cumplir este compromiso, después de añadir las observaciones previas de estos nervios se traslada, sobre los músculos temporales, una prolongación que se escapa a traves de los huesos de las sienes (nervio temperatura auriculo. y su anatom. con el facial?), pasa pues a otra prolongación del encéfalo. Forma el cuarto par de nervios según el cálculo de los anatomistas hábiles, que no cuentan entre ellas la prolongación hacia las ventanas nasales, porque no brinda otro nacimiento y tiene nervios, y que no cruza los huesos (voy. VIII, VI, p. 543)
Se cuenta como primer apophyse (par) de los nervios, los nervios suaves de los ojos (n. las óptica) como segundo, los nervios motrices de los músculos del ojo (motores oculo comunes y externos?); como tercer, el del que acabo de hablar (trifacial), que comienza y tiene el lugar cuando la parte anterior del encéfalo se une a la parte posterior; luego cruzando la dura-madre, se divide (en primer lugar) en dos ramas (superiores e inferior) y se distribuye de la manera indicada
El cuarto par de nervios (nervios palatinos, parte del trifacial?) se establece un poco detrás de éstos, se coloca más a la base misma del encéfalo que las anteriores, sus orígenes las une cerca de los otras; luego adjuntándose inmediatamente a los nervios del tercer par (trifacial), se prolonga a continuación muy lejos, luego se divide y se distribuye sobre toda la túnica del palacio,
Este nervio es muy pequeño y un poco más duro que los del tercer par, porque la túnica que empapela la boca se más debe, no solamente a la lengua, a casi todas las partes de la cara. Por eso estos nervios derivan de partes del encéfalo un poco más duras que las del tercer par. En efecto, cuanto más vamos detrás, más duro encontramos el encéfalo; las partes de la base también se deben más que otras. Naturalmente pues el cuarto par de nervios, para que sea menos suave que del tercero, no solamente es derivado de las partes posteriores, y también lo es de la base del encéfalo más aún que el tercer par.